Su progenitor había aprendido el oficio de cocinero en su Valladolid natal, de donde se trasladó a San Sebastián, una vez consagrado profesionalmente. Estando en la capital donostiarra, decidió visitar a un hermano que residía en Larache, y a su paso por Ceuta aceptó un empleo temporal en el desaparecido ‘Hotel Majestic’. En ese tiempo conoció a la que habría de ser su mujer, lo que terminó por afincarlo definitivamente en nuestra ciudad. Del hotel se fue a Regulares nº 3, para regentar la cocina de la residencia de oficiales. Lo de ‘Caza y Pesca’ vino después, pero al año tuvo que dejarlo. Los socios se plantaron con que los del ambigú ganaban mucho dinero y entonces Aurelio, al no poder hacer frente al canon que le exigían por la renovación de la concesión, decidió hacerse en la Plaza Vieja con el restaurante ‘La Terraza’. La sociedad reconsideró la situación y, al año siguiente, Del Campo retornaba, triunfante, a ‘Caza y Pesca’.
Una década después, en 1960, el negocio lo trasladó a la Plaza de los Reyes y Aurelio Jr. se quedó con el local que antes había sido ‘Caza y Pesca’ al que, a partir de entonces, denominó Restaurante Marina, si bien durante bastantes años muchos seguimos llamándolo por su nominación anterior. Remodelado por completo el establecimiento en 1972, adquirió la fisonomía con la que últimamente lo conocíamos, rematado con la segunda planta en la que se ubicó un nuevo comedor.
El ‘Marina’, una referencia gastronómica internacional
Curiosamente, el ‘Marina’ era tan conocido en la Península como en la propia Ceuta. "Tenemos mucha y buena clientela de Jerez, Sevilla, Madrid y Portugal. Ésa es nuestra grandeza, que no nos hemos limitado sólo a Ceuta, sino que hemos procurado extender su nombre hasta lugares como Méjico, por ejemplo", me decía el ahora tristemente fallecido Aurelio del Campo Pérez, el único de los siete hermanos que decidió seguir con el negocio abrazando la profesión paterna, que a su vez siguió sólo uno de sus cinco hijos, Marco Aurelio, con lo que el ‘Marina’ llegó a la tercera generación.
En la Exposición Universal de Lisboa se les confió la presentación del menú gastronómico ceutí con una muy buena aceptación. "En la Expo no se comía muy bien que digamos, pero en nuestro caso se puede decir que rebañaron los platos."
Con anterioridad, el ‘Restaurante Marina’ estuvo presente en algunos congresos con la presentación de varios platos. Después de debutar en Sevilla, padre, hijo y nieto consiguieron un galardón en el ‘Hotel Palace’ de Madrid. Posteriormente, en Méjico, fueron distinguidos con el Collar Gastronómico Internacional. "Son muy poquitos los que lo poseen y nunca lo he lucido, excepto para un reportaje televisivo.", me contaba Aurelio con la proverbial modestia que le caracterizaba.
Añoranzas y amor a la tierra
Del Campo gustaba recordar los periodos de prosperidad del negocio, antes de la eclosión del turismo del bazar. Eran los años del Protectorado, cuando Ceuta se convirtió en el punto obligado de tránsito hacia Marruecos. "Había veces que cerrábamos a las cinco de la madrugada. Ahora sobrevivimos nada más. Fines de semana, julio y agosto, extraordinarios y las cuatro fiestas del año."
Aurelio del Campo, antes de su retirada del negocio por razones de salud, me confesaba que, de nacer de nuevo, volvería a dedicarse a lo mismo, pero siempre en su tierra. "Creo en el futuro de Ceuta por su privilegiada situación. Espero que los políticos y el pueblo lo posibiliten."
Y en su amada tierra descansa ya para siempre, desde el pasado jueves, este popular y querido emprendedor ceutí.