Iba paseando por la playa del Chorrillo cuando encontré sentado junto al camino de asfalto a una persona. Yo como curioso que soy le di las buenas noches y le pregunté ¿qué hacia allí? Y él con una tranquilidad muy grande me empezó a relatar una historia que os voy a contar. “Sería más o menos por estas horas cuando me encontré sumido en el agua y a punto de ahogarme. Como pude utilizando mis brazos y con mucho esfuerzo, ya que me encontraba muy agotado, subí por encima del agua. Observé que la orilla estaba muy cerca y con un braceo muy corto comencé el recorrido hacia mi salvación. Cuando estuve fuera del agua me arrastré hasta llegar a la tierra. Allí creo que me quede desmayado por unos minutos. Cuando volví en sí me levanté y me puse sentado justo donde me ves. Estaba completamente desorientado. A los pocos minutos llego un policía y me empezó a preguntar qué es lo que hacía por allí, a esas horas y empapado de agua y lleno de arena. Yo le expliqué que no sabía nada. Que no tenía ni idea ni tan si quiera de cómo me llamaba. Este hombre muy amable me ofreció de ir con el al Cuartel de la Guardia Civil. Yo acepté muy amablemente. Allí me registraron. Pero poco me iban a coger. Sólo tenía puesto una camiseta corta y unos pantalones de deporte. No llevaba documentación alguna. Ni ninguna placa identificativa. Me proporcionaron ropa de la Cruz Roja y me trajeron un bocadillo y agua. Cuando ya me encontraba fuerte me empezaron a tomar declaración y yo nuevamente les dije que no sabía cómo me llamaba. Estuve voluntariamente recluido en unos calabozos, del citado lugar, ya que al no tener dinero, ni saber donde vivía le dieron lástima.
Por la mañana sobre las diez más o menos me trasladaron hacia la Policía Nacional donde me cogieron las huellas y me dijeron que habían denunciado mi desaparición hacia unos quince días. Yo me quedé perplejo. Tenía una historia anterior y no recordaba nada. A las dos más o menos apareció una mujer en la Plaza de Colón y empezó a darme besos. La verdad sea dicha que no sabía quién era. Ella se presentó y me explicó que había desaparecido hacía un par de semanas y que era un gran deportista. Yo me fijé en mi físico y la verdad que podría serlo. Pero en aquellos momentos no sabía ni mi nombre, el cual me lo dijo mi bella mujer. Además me recordó que tenía tres hijos. Yo no sabía dónde meter tanta información nueva. Además era fontanero. Bueno era un buen inicio.
Tuve que asistir a unas pocas de sesiones con un psicólogo que la verdad lo que hizo es que me creyera toda la información que me iban diciendo poco a poco. Pero yo también les advertí que por ejemplo de fontanería no me acordaba de nada. Él me dijo que con el tiempo sería nuevamente otra vez lo que yo era antes. Y así llevo casi cinco años. Reconozco que soy feliz pero no sé qué me pudo pasar. Ni donde estuve esas dos semanas. He tenido sueños pero la verdad que no sé lo que pueden significar. Uno de ellos veía cómo me agarraba a una cuerda para no caer al mar. Había una tempestad muy grande, con el mar embravecido y mucho viento. Y lo que tenía muy presente era agarrarme a la cuerda para no caer. Y otro que estaba nadando y de repente algo me agarraba por las piernas y me condujo hacia el fondo del mar. Yo le expliqué que eran pistas de lo que pudo ocurrir en esos días que desapareció”.
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