Desde muy pequeños, desde que empezamos a caminar, nos enseñan los caminos que hemos de conocer. Casi sin tenerse en pie, con pasos vacilantes y acompañados por el padre o la madre –o los dos en algunos casos– el pequeño se dirige al tobogán porque quiere hacer lo mismo que hacen otros chiquillos, deslizarse por la pista inclinada desde una altura grande para él y reírse cuando llegue al suelo, tal como hacen los demás.
¡Claro que lo hace y se ríe emocionado cuando los padres lo recogen al llegar al suelo! Quiere repetir una y otra vez y cuesta trabajo llevarlo a otro sitio de menos peligro. Algunos puede que tengan miedo y no hacen ese aprendizaje, pero se fijan y hacen otras cosas más sencillas.
Con algo más de edad, pero no mucha más, van a la guardería y poco después al colegio, a veces con uniforme del que se sienten muy orgullosos ya que tienen algo que los distinguen. Yo suelo salir de casa a la misma hora que ellos van a sus colegios y empezamos a ser amigos porque nos vemos todos los días a esa misma hora. En una ocasión una niña, a la que había dejado de ver unos cuantos días, se soltó de la mano de la madre y corrió hasta mí y darme un beso. Es que en los caminos que frecuentamos nos encontramos a gusto, normalmente, y se dan esas escenas, tan espontáneas como cariñosas. En fin, desde pequeñitos nos han ido enseñando el camino a seguir; esa es una función que corresponde a los padres y que, normalmente, se hace con el mayor cariño.
Desde esos años, tan tempranos, ya vamos conociendo el camino a seguir y seguimos aprendiendo muchas y muy variadas cosas hasta que nos encontramos formados y empezando a navegar por nuestra cuenta. Es, a partir de entonces, cuando hemos de procurar no alejarnos del camino que nos enseñaron pero tomando decisiones personales que podrán estar determinadas por diferentes causas. ¿Es el camino en que nos hemos formado desde pequeños, o tiene algunas influencias distintas, en más o menos grado?. Bueno ese es el discurrir de cualquier persona, que no es el mismo para todos. Hay diversos puntos de vista e interpretaciones de la vida. Lo importante es que se sepa encontrar siempre el camino de la verdad, de lo justo, de lo que no daña a nadie.
El camino a seguir por el ser humano es duro. lleno de dificultades y exigente en el esfuerzo a hacer; pero es el camino de la vida, el de cada persona de forma especial y ella es responsable de todos y cada uno de sus actos. A veces no se le presta toda la atención que precisa cada asunto y no llegamos a conocer la verdad de cada uno de ellos. Nos equivocamos, consciente o inconscientemente, pero en definitiva es un error que hace daño a uno mismo y a la sociedad. No son pocas, ni muchísimo menos, las dificultades que la vida presenta a toda persona y ello nos obliga a prestar la máxima atención en el proceso de nuestra decisión. Este no es incompatible con la alegría de vivir pero sí es necesario saber en qué consiste esa alegría.
Es mucho lo que se pide a cada persona en particular, y la vida está llena de cosas agradables pero también de cosas duras y dolorosas a las que hay que saber hacer frente con decisión. Conviene no equivocarse. A veces por ligereza por nuestra parte o porque no hemos sido bien informados pero, en cualquier caso, la responsabilidad es personal aunque a otros les corresponda otro tipo de responsabilidad en sus acciones. A cada persona se nos pide que no nos alejemos del camino de la verdad y es nuestra obligación saber encontrarlo y mantenerse en él; algo sumamente importante para todo ser humano y para la sociedad.