Ya lo decía el presidente de la Ciudad durante el reciente acto del Día de la Autonomía. No se puede ni se debe despreciar el legado que nos ha dejado la Historia.
Y en ese legado está también el portugués, que tanta polémica ha suscitado en estos últimos tiempos. El año en el que se recuerda -que no celebra- el sexto centenario de la conquista portuguesa, conviene recordar que los ceutíes a los portugueses debemos mucho de lo que somos. Parafraseando al presidente Vivas, el año 1415 supuso la entrada de Ceuta en la Edad Moderna, la ciudad adquirió la trama urbana, tal y como la conocemos hoy, se crearon los fueros, y se construyeron el foso o las Murallas Reales. También se mantienen vigentes hoy en día algunas reminiscencias del pasado portugués como la bandera blanca y negra, el escudo y las imágenes de la Virgen de África y de la Virgen del Valle . Elementos todos que tenemos presentes a diario en nuestra ciudad y por eso no se debe despreciar ni renunciar a la Historia. Sencillamente porque nosotros somos también parte de ella.
Y es obligación de todos que esa Historia y que ese recuerdo no se pierda y que no se enmascare o se deforme, de manera que al final lo que se consiga es dividir una ciudad de la que todos debemos sentirnos orgullosos de la manera en la que ha construido su sociedad. Ceuta tuvo lazos fuertes de unión con su metrópolis lusa, como al cabo de los siglos lo tuvo con la española, y esos lazos deben recordarse. Y eso fue lo que ocurrió ayer con la visita del secretario de Estado de Negocios y Cooperación de Portugal, Luis Campos, acompañada del encuentro amistoso entre las selecciones sub 19 de fútbol española y portuguesa y la escala en el puerto del buque escuela luso Creoula, ya conocido en los muelles ceutíes.Es peligroso jugar a la división y buscar enfrentamiento donde nunca lo ha habido.