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“No nos dejemos llevar por manos que tienen intereses que no son los nuestros”

Tras casi tres años en Suecia, Yalila Ahmed Liazid. profesora de idiomas, traductora y activista, conversa con ‘Faro TV’  sobre qué percepción tienen de Ceuta en el Norte de Europa; el panorama internacional y su relación con la mezquita de Sidi Embarek.

Hace casi tres años que la ceutí Yalila Ahmed Liazid trasladó su residencia familiar a más de 3.000 kilómetros de distancia, a Suecia, por motivos profesionales y personales. Después de trabajar como profesora de lenguas modernas y de materna, esta licenciada en Filología Hispánica ha reorientado su trayectoria hacia las relaciones internacionales y quiere centrarse en otras facetas como la traducción o la interpretación.
Militante del partido equivalente al socialista en España, tiene buenas relaciones dentro de la formación y está implicada en la creación del Grupo de Mujeres Internacionales por la Paz y el Comité de Abogacía por la Paz Internacional. Una proyección que no impide que esta ceutí añore su tierra y por eso, cada poco tiempo, regresa para visitar a sus padres y disfrutar de sus amistades, aunque siente que la gente en Ceuta está “más cerrada”. Desconoce a qué se debe, pero sospecha que pueda ser por “las circunstancias no solo en España, sino a nivel internacional, que también afectan”.
–¿Qué percepción tienen de Ceuta en el Norte de Europa?
– Donde yo vivo interesa, pero no tanto como otras zonas donde hay conflictos y refugiados. Pero sí que en Ceuta, o lo que es en el Norte de África, incluso en Marruecos, hay un interés sobre lo que está pasando en esta zona. Ceuta es una ciudad clave, no ya a nivel de España y Marruecos, sino a nivel de grandes potencias que se están disputando mucho en esta zona. Nosotros aquí no nos damos cuenta de la importancia de nuestra ciudad. Estamos bajo los ojos del mundo las 24 horas del día.
Lo mismo que las mezquitas son tableros para algunas cosas, Ceuta también lo es. Pero no de ahora, sino en los últimos años, sobre todo, de 2006 para acá. Se ha ido notando a partir de 2009, cosa que no podemos negar. Muchas cosas que han pasado en la ciudad tienen que ver con choques entre grupos de un mismo país, por ejemplo. De gente que quiere establecerse en las costas del Mediterráneo; países que tienen interés en el Estrecho... Hay una conexión ahora mismo entre Ceuta, Bélgica, lo que pasó en Bélgica... Tiene mucho que ver en Ceuta con otros países europeos. Marruecos está también en el ojo del huracán y no es cosa de extrañar porque, cuando tienes unos países fallidos como es Libia, era de esperar.
–Ceuta, ¿es un enclave yihadista como apuntan distintos informes?
– Desgraciadamente sí, por mucho que queramos eludir este tema. Quizá no de la manera que pensamos, pero Ceuta se ha convertido, digamos, en un refugio para células durmientes; para blanqueo de dinero de actividades, digamos, irregulares, por no decir otra cosa; y paso de armamento. No lo podemos negar. Las cosas hay que llamarlas por su nombre. Si no hablamos claramente estaríamos viviendo otra realidad y la nuestra es ésta. ¿Que estemos en riesgo? No, porque Ceuta está preparada para todo. Lo sabemos y se ha comprobado con anterioridad. ¿Que aquí se quiera llegar a algo? Ahora mismo no. Pero, en cuanto haya un conflicto de grandes potencias, puede que sí.
El yihadismo, primero, es un terrorismo creado en los laboratorios de intereses de las grandes potencias. Que los musulmanes hayan entrado en este juego sucio, sí. Porque hay confrontación entre ulemas de varias zonas del mundo islámico. EEUU, Rusia, Irán… Todas estas grandes potencias han creado sus grupos de, digamos, lucha por intereses propios. Y, por eso, estamos viendo toda esta marea de guerras. Ayer mismo –por el jueves pasado– hubo en Alepo (Siria) una masacre en un hospital civil donde murieron niños y el único médico que les podía salvar, falleció. O sea, que ya no se entiende qué es lo que se quiere con este tipo de guerras. Es más que barbarie, esto es una locura humana.
Muchos jóvenes han caído en manos de estos criminales de, perdón, maniáticos que han hecho con los adolescentes lo que les ha dado la gana. Han privado a la juventud de su vida y a los niños de su infancia. He estado en un seminario de Nadia Murad, que huyó de las salvajes manos de Daesh. Es horroroso lo que uno puede escuchar. Y no solo a ella, hay muchas historias. Niñas de ocho años que se quedan embarazadas, luego las hacen abortar, las utilizan... Que alguien me diga si esto es islam. Si esto es islam, juro por dios que yo me quito esto –dice sujetándose el hiyab–.
–¿Cómo puede contrarrestar el ciudadano esta deriva?
–Aprendiendo correctamente su lengua materna, que es el árabe y no es otra, estos niños crecen en un medio formal, intelectual, le damos una formación correcta y no caen presas de redes sociales ni en las manos de analfabetos tanto desde el punto de vista cultural como religioso.
Si no tuviéramos, por ejemplo, estos pocos colegios que hemos intentado sacar a la luz en Ceuta, tragando todas las calumnias; intentando ofrecer un espacio por la tarde a unos niños para que no se queden en la calle; para que no vayan por las esquinas; para que no vayan a vender droga; para hacer actividades... Gran parte de la población musulmana no podría porque no tiene el poder económico. Los colegios por la tarde ofrecían cosas que, quizá, a los niños no les guste y, ¿por qué no ofrecer a este niño musulmán saber de su identidad?  
El ser musulmán no es ningún peligro para nadie. Un musulmán no ve riesgo en ninguna otra persona. Un musulmán que no tiene complejos, que no tiene ese conflicto interno, no ve en el otro un riesgo para él. Porque, ¿cuál es nuestro problema? Que cuando seas musulmán, el otro te ve como un peligro. Pero el problema grave es cuando un musulmán ve en el otro un peligro porque no tiene confianza en sí mismo. Porque no hay ese nivel de autoestima que le permite vivir como un ciudadano normal con todo el mundo. Independientemente de su origen, creencia, religión, de nacionalidad, porque como musulmanes nuestro deber, nuestra obligación, es aceptar al otro tal y como es. Nosotros no somos dios para juzgar a nadie. Todo lo contrario. Debemos ser buenos ciudadanos, ser ejemplo. Si no podemos ser un ejemplo por lo menos no ser un riesgo, una amenaza para los demás.
De este radicalismo ideológico tenemos otra vertiente en Europa: los ultras, los grupos de ultraderecha, pronazis que son también un gran peligro para Europa.

Querer el bien a Ceuta es hacerlo dentro de lo que es España. Trabajar por Ceuta no es hacerlo con manos desde fuera de Ceuta, porque esto nos va a llevar a tener partidos que lo único que quieren hacer es paralizar la sociedad española. Han llegado a eso porque nuestros grandes partidos han dejado que las cosas degeneren, de tal manera, que llegamos a un punto que, quizá, debemos hacer mucho esfuerzo ahora para recuperar cierta cohesión política y social. Aquí en Ceuta más. Es lo que quiero que quede claro: Que no nos dejemos llevar por manos que tienen otros intereses que no son los nuestros.
–¿Está Europa preparada para convivir en una sociedad diversa desde el punto de vista religioso?
–En un país de derechos sí que es posible. En un país donde se respetan los derechos de todos, donde todos son iguales ante la ley, la Constitución, donde nadie se cree mejor que nadie, donde no haya ciudadanos de primera y de segunda, todo es posible.
La integración es un tema de dos líneas. No puede haber integración si uno no quiere, porque para estar en una sociedad, hay que saber cómo funciona esa sociedad, hay que acercarse también a esa sociedad. No se puede vivir en un gueto, en una burbuja cerrada porque uno acaba no solo aislándose del mundo real donde vive, sino que acaba, sobre todo si es de un nivel social bajo, en lo que estamos viendo ahora.
El problema de Europa, donde hay por ejemplo jóvenes que han acabado en manos de estos criminales, porque no tienen otro nombre, es porque no hubo una buena gestión. Pero integración no es asimilación. El que no haya racismo no significa que lo estemos haciendo bien. Para eso hay que llevar las cosas desde el primer momento que una persona viene a este país, cualquiera que sea, intentando ser solidario en el sentido de ofrecerle lo que hay en la sociedad, pero hacerles saber también sus obligaciones. Así estaríamos integrando a buenos ciudadanos. De lo contrario, tenemos problemas que al final son los gobiernos los que van a pagar las consecuencias de errores históricos, de problemas acumulados como es el caso de España.
Una religión determinada no supone un esfuerzo de más, sino que se sabe que el terrorismo o un atentado puede venir de cualquier parte. En cuanto a España, cuando no apoyamos a las personas que saben gestionar la religión, cuando no les damos voz a quienes son especialistas en el tema de la religión y dejamos a unos, con perdón, analfabetos religiosos, dirigir y administrar esta cuestión, pues acabamos con estos resultados. Cuando las mezquitas caen en manos de señores que sabemos muy bien a qué se dedican, y con todo el perdón a las autoridades y a nuestras fuerzas de seguridad del Estado, al tráfico de armas, al tráfico de drogas, al tráfico de personas y al tráfico de información, pues así son las cosas. Confiamos en estas personas sí, pero no confiamos en las personas conocidas en todo el mundo. ¿Qué riesgo puede venir de un sabio, de un señor que tiene formación, que sabe distinguir las cosas, que sabe hablar? Porque estos señores, por mucho saber que tengan, que hayan asistido a conferencias, que vayan acá o allá para aprender, ellos no son especialistas. Es como si yo soy profesora y voy a entrar en un quirófano para hacer una operación de corazón. Esto no puede ser.
Las cosas se hacen de manera que haya un seguimiento. En cuanto mezclamos las cosas, en cuanto la política quiere tirar de la religión, ya lo estamos echando todo a perder.
–Suecia, donde reside, ha sido uno de los países europeos más flexibles con la llegada de refugiados en los albores del éxodo migratorio.
–Suecia recibió 160.000 refugiados en 2015 y han seguido viniendo aunque, digamos, se paralizó por un tiempo. Suecia es el segundo país europeo que recibió el mayor número de refugiados porque otros no querían. Solo de menores no acompañados, acogió 40.000 el año pasado. Sobre todo de Siria, Afganistán, Kurdistán...
La postura del Gobierno al principio era muy positiva, sí que hubo que tomar algunas medidas porque también la oposición estaba en contra de algunas medidas del Gobierno actual. Pero se les está ayudando dentro de lo que cabe. Tienen una residencia de tres años hasta que puedan establecerse o acceder al mercado laboral. Otros optan por retornar a sus países porque la mayoría no viene para quedarse, sino con la expectativa de poder volver algún día a sus lugares de origen.
Suecia ha hecho todo lo que ha podido, es un país de derechos y esto yo lo puedo confirmar. Un país con el corazón abierto, la gente ayudó mucho. Tienen ese espíritu solidario que lo ves diariamente y, aún así, aunque el Gobierno ha tomado ciertas medidas para frenarlo, la sociedad civil estaba en contra. Incluso miembros de los mismos partidos estaban en contra de que se frene. Querían recibir más gente aunque fuese para meterla en sus casas, donde sea, pero no dejarles en esa situación.
–Aunque en la actualidad milite en Socialdemokraterna, también pasó por el Partido Popular (PP) en la ciudad.
– Es mi tendencia desde siempre y más cuando Felipe González subió al poder en España. Sí es cierto que en Ceuta me desvinculé del PSOE cuando hubo esa división en el partido. Apoyé a todo el mundo porque no quería estar en ningún bando. Estuve en el PP por la estabilidad de mi ciudad, porque pasamos en Ceuta por un momento crítico. Mis compañeros de entonces lo saben muy bien. Sin ningún interés personal, primero, porque mucha gente me lo ha reprochado. Sobre todo mis conciudadanos de la población musulmana e, incluso, llegué a recibir amenazas, escribieron, todo eso. Pero no importa. Eso sí, fue sin ningún interés personal porque, en primer lugar, yo no tenía la idea de seguir en Ceuta. Durante aquel tiempo he trabajado dentro del PP; he participado en proyectos; he entregado cosas, ideas para mejorar lo que es la situación social de mi ciudad y fue muy bien recibida. Por eso hasta ahora mantengo amistad con todo el mundo. El que lo quiera entender muy bien y el que no pues…
–¿Por qué es importante el aprendizaje del árabe clásico como lengua materna y no el dariya?
– Porque el dariya no es una lengua, simplemente. Por mucho que le quieran dar ese carácter. El árabe literal es la que utilizaron y en la que escribieron los literatos de Ceuta hace siglos. Está comprobado con fuentes, documentación histórica, con todo. El que lo quiera negar allá él, es negar la historia, es negar nuestra identidad, nuestro patrimonio y riqueza cultural.
Empecé aquí en Ceuta en 1992 como profesora y estaba como director provincial Manuel Abad. Dábamos clase no solo a los musulmanes, que es lo que se ha perdido, porque ese idioma lo aprendían cristianos y musulmanes en una misma aula. Lo mismo que por la mañana aprendían el español y todas las asignaturas, por las tardes los unía también el árabe. Es lo que se ha perdido en Ceuta y gran parte de la culpa no la tiene el Ministerio, sino los propios musulmanes. Estuve en dos reuniones de las AMPA en su momento y algunos señores querían el dariya.
He nacido en esta ciudad y he hablado dos idiomas desde pequeña y en mi casa, mi vecina que era de Cataluña, aprendía de mi el árabe. Hablábamos ambos y compartíamos todo. No tuvimos ningún problema hasta el día de hoy. Con 50 años, ahora yo sigo conviviendo, respetando, compartiendo como antes. Si esto se entendiese, sabríamos qué soluciones darle a la educación, sobre todo en esta ciudad.

“Sidi Embarek es un lugar que ha unido a los ceutíes”

A su padre debe su educación y parte de su formación. El imam Liazid, que ultima su obra sobre los ulemas musulmanes de Ceuta, no añora la mezquita de Sidi Embarek, donde fue imam durante años. “Él no quería seguir, para dejarlo claro. La última vez que estuvo fue por petición de la comunidad para que hubiese un cierto orden. Pero añorar no. Cuando el contexto no es el adecuado, mejor alejarse. Y yo sí he insistido en algún tiempo porque soy una persona distinta a mi padre. En el sentido de que él tiene esa figura religiosa, tiene paciencia… Yo tengo cierta rebeldía. No tengo yo por qué calla verdades, que me amenacen”, señaló Ahmed Liazid. “Sidi Embarek es un sitio donde están enterrados mis bisabuelos, abuelos... Es un sitio que nadie me quita y siempre que quiera volver voy a volver, aunque sea de visita. Es un sitio emblemático porque ha unido a toda Ceuta. Por eso yo le tengo mucho cariño a Sidi Embarek. No porque mi padre haya sido imam allí. Cuando se reconstruyó la mezquita hubo una unión no solo de los musulmanes sino de Ceuta, de todas las comunidades, todo el mundo colaboró en esa mezquita. No pertenece solo a los musulmanes de Ceuta, esa mezquita pertenece a todos porque la han apoyado y han estado ahí. Un sitio de encuentro, de todas las autoridades ya sean militares, políticas, agentes sociales, comunidades o gente de a pie. Por eso ese fervor, digamos, de la mezquita. Pero es una cosa que se ha ido, así de claro lo digo. Esa importancia que tenía la mezquita ya no la tiene, simplemente”, concluyó Ahmed Liazid.

Para ver el vídeo de la entrevista, entre AQUÍ

 

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