La aprobación por parte del Pleno, unánimemente con el voto favorable de todos los grupos políticos, de una moción para que se hicieran las gestiones oportunas de manera que nuestra ciudad pudiera contar con un servicio de radioterapia levantó una gran expectación en las redes sociales,
no solamente en los propios enfermos oncológicos que, hoy por hoy, se ven en la obligación de trasladarse hasta la vecina ciudad de Algeciras, sino también entre sus familiares. Es cierto que la voluntad política quedó plasmada en un papel y que por parte de la Consejería de Sanidad y Consumo de la Ciudad Autónoma se pueden matar en realizar gestiones, pero estamos hablado de una consecución que no es nada fácil y que no está en manos de la Ciudad Autónoma el ponerlo en marcha. No es una gestión directa que dependa del gobierno, sino que o está en manos de otra administración, en este caso la General del Estado a través del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria o de una empresa privada. Sabemos que esos contactos no vienen de ahora, aunque se hayan reforzado con posterioridad a la aprobación de esa voluntad política plasmada en el acuerdo plenario, pero tampoco se puede engañar a quienes esperan como agua de mayo no tener que desplazarse hasta Algeciras y contar con ese servicio en nuestra ciudad. Si alguna de esas gestiones cuajaran hablamos de una solución como mínimo a medio plazo. Lo que si está en manos de la Ciudad y que se demostró con la voluntad de firmar un convenio es que si se pone en marcha nuevamente el servicio de helicópteros firmar a la mayor urgencia posible ese acuerdo que permita a esas personas y a sus familiares volar a Algeciras y estar allí en 10 minutos.