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Eloy Verdugo, el hasta ahora secretario de Acción Sindical de UGT, se jubila, aunque seguirá vinculado a la central dedicándose a los pensionistas. Eloy Verdugo, de UGT, repasa sus 40 años de lucha obrera.
Fue el histórico Manuel Fernández ‘Lito’ quien dijo que un sindicalista nunca se jubila. Eloy Verdugo, hasta ahora secretario de Acción Sindical de UGT y figura clave del sindicalismo en Ceuta durante los últimos 40 años, se ha retirado oficialmente de la primer línea de fuego, aunque adelanta que continuará ligado a la central.
Afiliado desde el 21 de agosto de 1977, no fue hasta 1984 y 1985 cuando asumió responsabilidades dentro de un sindicato que es como su familia. Verdugo se ha jubilado este mes de su puesto en sus dos empresas: en UGT y Amgevicesa, donde trabaja desde 2001. Tras 42 años cotizados, pasó por Casa Sunder entre 1977 y 1986; y también participó en la creación de una cooperativa para que, precisamente, les concedieran la gestión del aparcamiento de la Gran Vía. “No he parado de trabajar en todo este tiempo”, resumió el sindicalista.
Aunque los de Antonio Gil, Juan Luis Aróstegui o Verdugo son los rostros de una generación de sindicalistas en Ceuta, el recién retirado dice con humildad que ellos han sido la cara, “pero ha sido posible gracias a muchos currantes que nos han dado esa responsabilidad”. Para ellos, los militantes y simpatizantes de UGT Verdugo solo tuvo palabras de agradecimiento. Ahora dedica su tiempo a la familia, a caminar y a cocinar, su talento oculto.
–Después de 40 años, ¿va a poder desvincularse del sindicalismo?
–Voy a seguir dando la talla. Me voy a dedicar a los jubilados, además como yo también lo soy, pues a ver qué podemos hacer. Asumiría alguna responsabilidad para ello, pero bueno, ya con más tranquilidad y sin dedicarle tanto tiempo. Además ahora hay una campaña que lleva tanto UGT como CCOO para el tema de las pensiones precisamente. Nadie lo sabe pero a partir del año 2019 las pensiones de jubilación van a sufrir una importante modificación porque a partir de ese año aquellos que se jubilen tendrán un coeficiente reductor dependiendo de la salud que tenga el jubilado o jubilada.
–¿Cómo ha cambiado el sindicalismo en los últimos 40 años?
–La verdad es que ha cambiado porque es cierto que, cuando nosotros empezamos la acción sindical, fue en los momentos más difíciles. Estábamos en la Transición hacia la democracia y la verdad es que el empuje que teníamos aquellas personas por mejorar nuestra situación tanto social como económica nos hizo, quizás, ser ‘valientes’ y luchar por todos nuestros derechos. La gente sí sabía lo que quería. ¿Qué ha pasado desde entonces y hasta ahora? Pues que la juventud también ha mejorado sus condiciones de estudio, sociales y de todo. Quizás también nosotros como padres, a nuestros hijos, no les hemos inculcado esa lucha constante, les hemos dado todo porque no hemos querido que pasen por la misma situación que nosotros. Ahí creo que hemos cometido un fallo.
–¿Cuáles fueron sus inicios?
–Me acuerdo que fue por el conflicto de los panaderos, además mi padre lo era. Entonces se decía que los panaderos no podían permitirse comprar el pan y ocurre ahora lo mismo: hoy por hoy han vuelto a esa situación ya que con el salario que ganan, incluidas sus pagas extraordinarias, muchos de ellos no llegan ni a los 1000 euros. Esa fue la reivindicación que hizo que los trabajadores de panadería se echasen a la calle en aquellos años y luchasen por tener sus derechos. Es verdad que costó incluso detenciones y la huelga duró una semana. Al final se consiguió que la patronal se sentara y negociase un convenio con mejores condiciones.
De aquella años y posteriores guardo recuerdos de Manuel Muro, Pepe Masot Yborra, que fue secretario general de UGT; Alejandro Bodas que, además, fue un gran amigo; Antonio Gálvez, de CCOO, un buen sindicalista al que le tengo mucho aprecio; Juan Luis Aróstegui; José González, que también fue secretario general de CCOO; Alarcón, Pepe Mata, Antonio Ramírez, Juan Carlos Pérez… No quiero olvidarme de ningún nombre, pero la lista es larga.
–Es un veterano en las movilizaciones, ¿cuáles destacaría?
–De las más importantes fue por la defensa de la sanidad en la década de los 80. Una manifestación multitudinaria por las condiciones en las que estaba el hospital de la Cruz Roja, que hizo que toda la ciudadanía se movilizase. Aquella fue significativa, pero también estuvo la de la Autonomía, por supuesto, y la de rechazo al golpe de Estado del 23 de febrero de 1981.
–¿Por qué los ceutíes secundan tan poco las convocatorias de manifestación?
–De un tiempo a esta parte la verdad es que los trabajadores de Ceuta, debido a que ven que no han conseguido muchos de sus objetivos, quizás hayan desconfiado de los sindicatos. Hemos tenido muy mala prensa porque se ha hablado muy mal de los liberados, aunque no se lo merecen. El liberado o la liberada es una pieza fundamental del sindicato y, aunque se le esté desprestigiando de alguna forma, ellos se esfuerzan por los trabajadores y le dedican más tiempo a esas funciones que los que realmente se hallan en sus puestos de trabajo. De verdad que confío mucho en estos liberados porque les veo trabajar diariamente. Ahí está Paco Lobato, África Murcia, Trini… A Antonio Gil cuando estaba liberado, a Pepe Mata y muchos de ellos que día a día luchan para que los trabajadores gocen de más garantías sociales y económicas.
–¿Cree que estamos en el peor momento de la historia reciente para la clase obrera?
–Sí, es uno de los peores momentos. Todo por la reforma laboral del Gobierno del Partido Popular que ha endurecido mucho el diálogo y ha dado más facilidad a los empresarios para desengancharse de los convenios y hacer, en definitiva, lo que les dé la gana y los trabajadores tengan miedo. Por ejemplo, la empresa de seguridad privada Marsegur ha cambiado de nombre y se llama ahora Novo Segur. Una facilidad que le ha dado la reforma laboral. ¿Por qué ese cambio de denominación? Incluso sigue con la adjudicación del contrato, pero, ¿por qué, si ya lo has perdido y la adjudicataria no eres tú, pero continúa esta empresa? La reforma laboral ha traído cosas tan dañinas como esta.
–¿Cuál cree que es el futuro del mercado laboral en Ceuta?
–Aquí la verdad es que, por desgracia, no tenemos fábricas ni industria. Hemos querido exportar alguna mercancía a la península y se nos ha tachado de contrabandistas. Aquí han habido iniciativas importantes, incluso de una lechera que vino para exportar su producto, y fue imposible para ellos, se tuvo que ir. Sin embargo, te vas a Canarias o a cualquier sitio y ellos lo pueden hacer y nosotros no por el tema de las tablas de origen. Yo creo que no habrá futuro mientras que no haya fábricas en Ceuta, mientras no haya una industria.