No es ciudad para ‘biciosos’

La Memoria del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) aprobado inicialmente por el Pleno el pasado 7 de agosto no incluye ninguna referencia a la posibilidad de implantar carriles-bici u otras medidas para el fomento de ese medio de desplazamiento a pesar de que sus objetivos pasan, en el ámbito de la movilidad,

por “una revisión sistemática de la red viaria a nivel de funcionalidad basada en tres líneas de actuación: refuncionalización de la red existente, proyecto de nuevas secciones e intersecciones y, a nivel formal, la configuración el espacio público en paseos, avenidas y plazas”.
Para encontrar una alusión a las dos ruedas sin motor en los seis tomos del documento es necesario bucear en sus Normas Urbanísticas, en las que se describe la vía ciclista como “aquella específicamente acondicionada para el tráfico de ciclos, con la señalización horizontal y vertical correspondiente, y cuyo ancho permite el paso seguro de estos vehículos”.
Se define “una dimensión mínima de 1,50 metros para vías ciclistas de un solo sentido y de 2,50 metros para las de dos sentidos”. El diseño de las vías para bicicletas en cualquiera de sus seis clases (carril‐bici, carril‐bici protegido, acera‐bici, pista‐bici o senda ciclable) atenderá, según la teoría, “a la seguridad de vehículos, ciclistas y peatones y a las disposiciones que se desarrollen en las Ordenanzas Municipales que regulen específicamente esta materia”.
“¿Qué red de transporte se propone como alternativa a los viarios rodados?”, se pregunta el arquitecto Carlos Pérez Marín, que recuerda que no se ha explorado ninguna vía “como los carriles para bicicletas, itinerarios alternativos peatonales dentro del área urbana, posibilidad de tranvía, conexión Universidad-Puerto...”.
Con las bicicletas lo único que se hace es contemplar la posibilidad de que “se podrán designar espacios exclusivos para estacionar bicicletas, incluyendo los soportes adecuados, a razón de un mínimo de una plaza por cada diez de aparcamientos en superficie”.
En los equipamientos también se establece que “se deberá disponer de una reserva mínima de 10 metros cuadrados para el aparcamiento de bicicletas”.
Ceuta apuesta así por un PGOU “anacrónico”, como tildó Ecologistas en Acción el de Salamanca por esta misma exclusión. Ciudades como Sevilla nos llevan, en este ámbito, más de una década de ventaja. El Ayuntamiento hispalense decidió en 2003 redactar un Plan Director de la Bicicleta para “considerarla efectivamente como un medio de transporte de ventajas evidentes, y para que la ciudadanía haga uso como tal de este medio”.
El Observatorio para la Sostenibilidad de Ceuta y Melilla alertó, en un dictamen fechado en 2008, de que “el abuso que hacemos hoy en día del vehículo privado, principalmente del coche”, se podía traducir en las dos ciudades autónomas en “una plaga que contribuye a enfermarlas”. Igualmente, lamentó que “hasta el momento, las políticas encaminadas a subsanar el problema no han hecho más que poner en un parche bajo la cual la plaga se extiende”.
“Es evidente la necesidad”, concluyó, “de conseguir una concienciación generalizada que ponga de manifiesto las ventajas de sustituir el coche por medios alternativos de transporte, realizando trayectos cortos a pie, usando la bicicleta o el transporte público”.
“Para que esto sea posible”, avisaron los autores del estudio, “se necesita la intervención y el apoyo responsable de las Administraciones Públicas, cuya obligación es proporcionar herramientas para que dichos cambios sean posibles”.

El modelo del PGOU de Sevilla de 2006

El PGOU de Sevilla de 2006 otorgó a la bicicleta un papel relevante en la movilidad urbana de la ciudad reconociendo la red de itinerarios diseñada en el documento de Bases como parte de la estructura general de la ciudad, confiriéndole así “una importancia capital” en el marco de un nuevo sistema de movilidad sostenible. El PGOU incorporó la red de vías ciclistas como elemento fundamental del Sistema General Viario de la ciudad y con ello la trama estructurante de la red de carriles bici quedó dotada “de una fundamental estabilidad administrativa y de un presupuesto”. El Plan también incluyó la obligatoriedad de dotar de plazas para bicicletas a los nuevos aparcamientos y garajes construidos en la ciudad andaluza.