Lamina es una joven de 20 años con una discapacidad intelectual del 68 por ciento que pronto competirá en los Juegos Special Olympics de Berlín. Su madre, que estuvo acogida en el CETI de Ceuta, tuvo que esforzarse durante seis años para conseguir la reagrupación familiar.
La joven, sin futuro en Camerún, participará como atleta en las categorías de 100 y 200 metros y en salto de altura como la única representante de su país natal, como publica Servimedia.
“En mi país, a los niños como Lamina se les llama ‘niños serpiente’, porque se arrastran y babean”, detalla su madre, Alima Ngoutme. “No hay mucha esperanza para ellos”, añade.
La diferencia en la vida de Lamina la hicieron posible esos 5.000 kilómetros que recorrió su progenitora: la distancia que separa su ciudad natal, Duala, de la frontera española de Ceuta, en 2005.
Después de cruzar Nigeria, Benín y Mali, le esperaban tres meses en el desierto. Asimismo, Argelia y Marruecos. Además de 10 horas en el mar para entrar en Ceuta.
Tuvo que aguardar tres meses en el Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes (CETI) y de ahí a Madrid con la ayuda de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).
“Fue un viaje duro y pasé miedo", recuerda Alima Ngoutme, aunque lo peor estaba por llegar.
Esta madre coraje rememora que lo más complejo fueron los cerca de seis años que pasó en España alejada de su hija mientras trataba de traerla ya que seguía en Camerún a cargo de su madre y de sus hermanas.
Una vez consiguió la documentación, comenzó a formarse y a trabajar para hacer posible ese sueño que la trajo a España a través de Ceuta. Ella y su marido necesitaban un hogar, algunos ahorros y unos mínimos para reagrupar a Lamina, que llegó en 2011 a España tras volar previamente a París.
En aquel momento, la pequeña Lamina tenía solo ocho años. Ni podía andar ni hablar ni y apenas tenía control sobre su cuerpo. La llevaron al Hospital Severo Ochoa de Leganés y recibió asistencia de neurólogos y otros especialistas.
Aquella fue la primera ocasión que estos padres recibían un diagnóstico médico sobre lo que le pasaba a su hija.
Tras una primera etapa de rehabilitación, meses más tarde, matricularon a su hija en el centro público de educación especial Alfonso X el Sabio de Leganés.
Varias operaciones después y tras muchas sesiones de terapia, “su progreso ha sido increíble”. Lamina aprendió a comunicarse, a andar y más adelante empezó con el atletismo hasta la culminación de los Juegos Special Olympics de Berlín.
Ganadora de varios campeonatos locales, encontró muchos problemas para poder competir, pero al final pudieron regularizar su situación y ahora representa a Camerún en los Juegos Special Olympics, que arrancan en Berlín.
Alima Ngoutme habla con orgullo de su niña y sabe que en aquel momento. Tomó la decisión adecuada al cruzar la mitad de África hasta Ceuta y de ahí a la península para buscar un futuro a su hija. Era la oportunidad que Lamina necesitaba.
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