El periodista Nicolás Castellano, más de veinte años especializado en la cobertura del fenómeno migratorio desde todas las perspectivas, y el activista antirracista y portavoz de la Asociación ExMENA, Ismail El Majdoubi, han pasado este martes por los estudios de FaroTV para presentar ‘M’, el documental del que el primero es guionista y el segundo coprotagonista, como los otros 13 jóvenes migrantes que migraron solos a España antes de alcanzar la mayoría de edad y cuyas historias narran en primera persona.
– ¿Qué es ‘M’?
– Nicolás Castellano: Un documental que refleja la realidad de los chavales que cruzan solos las fronteras. Aquí es un fenómeno conocido, pero quizá en el resto de España y creímos que podíamos contribuir a quitar un poco las gafas de los prejuicios y a que se les conozca mejor a través de 14 testimonios como el de Ismail.
– Ismail, ¿cómo tu paso por Ceuta?
– Ismail El Majdoubi: Tuve la suerte de pasar por Ceuta a los 18 años y ahora tengo 24. Estuve en la calle y logré llegar a Algeciras como polizón en un camión. Actualmente estoy establecido en Madrid con trabajo y proyectos. He aprendido mediación intercultural, entre otras cosas, y ahora estoy con menores no acompañados en centros y en la calle. Aporto mi granito de arena para intentar mejorar la situación por una sociedad mejor.
– N. C.: La mayoría son casos que demuestran que estos chicos y chicas son iguales que otros. La diferencia es que a ellos los seguimos tratando con gafas racistas. Hay varios terminando carreras universitarias, un cocinero con dos estrellas Michelín, un guineano en la plantilla del Cádiz, la estrella de la lucha canaria... Demuestran que a la mínima oportunidad de dejar volar sus proyectos vitales, lo consiguen. Vienen a aportar talento y conocimiento. Ismail es un generado de conciencia política y social en Madrid. Forman parte de nosotros y tenemos que empezar a tratarles como tal, sin otrorizarlos. Es difícil que el migrante se convierta en uno más, pero muchas veces es por las barreras que ponemos cuando salen del ojo mediático. En ‘M’ contamos qué pasa después.
"Incorporándolos a nuestra convivencia de igual a igual avanza-mos para derribar el peor muro, el mental"
– ¿Qué taras arrastra el sistema para no dar una acogida realmente integradora?
– N. C.: Ismail lo puede explicar muy bien porque lo ha vivido. A mí me parece que hemos aprendido cosas y que la última reforma legal les ha facilitado que tengan acceso a los mismos derechos que los chicos españoles. No nos imaginamos que a nuestros hijos o primos los dejásemos en la calle a los 18 contando con que tienen dinero, trabajo... bajo amenaza de perder la documentación. Además está el estigma a la hora de alquilar un piso, etcétera.
– I.E.M.: Yo he notado sobre todo la percepción de la sociedad española, el peso negativo y racista que cae por tener unos rasgos distintos sin referentes que los defienda. Esos jóvenes también tienen derecho a equivocarse y no los tenemos que percibir siempre como una carga. El sistema falla mucho porque responde solo por obligación y un tiempo limitado.
– Nicolás, con tu experiencia tratando el fenómeno, ¿nuestra evolución da más razones para el optimismo o el pesimismo?
– N. C.: Los periodistas somos muy dados al pesimismo porque se ha instalado un ‘fast food’ ideológico que terminas fomentando con chistecitos sobre los moros... No soy un optimista estúpido, sé que hay un globo racista creciente, que hay partidos que viven del miedo, la gasolina de buena parte de los conflictos, pero con la incorporación de estos chavales a nuestra convivencia de igual a igual, sin prejuicios, avanzamos para derribar el peor muro de todos, el mental.
– N. C.: Hicimos muchas cosas mal. Lo primero expulsar ilegalmente en directo a muchos niños mojados, a algunos a golpes. Se trató como una crisis militarista en la que Marruecos echó un pulso a España con personas. Con los menores vimos la expulsiones, que niños regresasen sin que nadie les dijese nada... Ceuta fue un buen ejemplo de reacción, pero después la Ciudad, la delegada y el ministro del Interior, que siempre se va de rositas, volvieron a expulsar a niños pese a la oposición del Área de Menores. El balance inicial fue una trituradora de derechos humanos en directo y buena parte de la sociedad lo asumió como normal ante lo que se vendió como una invasión. A las personas hay que tratarlas como dice la ley en todas las situaciones, aunque el resto de España no fuese solidario con la ciudad. Deberíamos aprendido en décadas recibiendo niños que las cosas no se hacen así, pero me temo que veríamos episodios iguales o peores si volviera a pasar.
"Reconozco la labor de la Ciudad, muy comprometida con la documentación y la escolarización"
– I.E.M.: Yo nací en Castillejos y conozco cómo era la situación allí. Siento decepción por cómo se usó políticamente a las personas que entraron. No se puede hablar solo de una parte ni de lo que sufrió solo una parte.
– I.E.M.: Yo reconozco la labor que hizo la Ciudad y el Área de Menores con los chicos que se quedaron porque ha sido incluso más comprometida que otras comunidades autónomas con la documentación o la escolarización. Cuando se hace un buen trabajo se ve y en Madrid, donde acompaño a algunos, chicos, compruebo que vienen con sus papeles, con sus cursos... Trabajar con estos jóvenes no es un reto, sino una gracia para España.
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