“Ni me van a indemnizar ni lo espero, la verdad”

{jaimage crop="TC" /}El ceutí que estuvo preso en Guantánamo dos años ya no espera “nada de nadie” y cree que “Bush tiene impunidad”

Hmido pasó dos años enjaulado entre rejas en un espacio de dos metros de largo por uno de ancho. Diez minutos al día salía a un patio, ubicado en el centro de concentración de alta seguridad situado en una base naval que Estados Unidos posee en la bahía de Guantánamo, para caminar. Dos años de oscuridad quebrada tan sólo por esos diez minutos que convertían a sus ojos en presa fácil para los perjudiciales rayos de sol. “Perdí mucha vista y aunque me operé de un ojo tanto de miopía como de astigmatismo, nunca me he recuperado”, explica recordando que su campo de visión fue tan limitado durante su estancia en Guantánamo que su vista cada vez fue a menos.  “Es complicado de explicar, no tenía amplitud para mirar, tan sólo uno o dos metros a la celda de al lado y es como si la vista te rebotara, fuera incluso hacia dentro de tus ojos...  pero lejos de las secuelas físicas, las psicológicas son más graves”. Piensa tranquilo para transmitir de manera real lo que siente desde que recuperó una libertad que nunca volvió a ser como la que tuvo antes de que lo capturaran los americanos acusándole de pertenecer a Al Qaeda. “Desde entonces siento que me rodea la negatividad y parece que no encuentro salida por mucho que intente mirar hacia adelante. A veces vienen esos recuerdos, tienes pesadillas, pero el pasado ya pasó”. Eso es lo que parece que han hecho Estados Unidos y Reino Unido que no han dado ni un paso adelante en las investigaciones para aclarar lo sucedido y que ahora desde España se pide que rindan cuentas tanto en el caso del ceutí como de otros prisioneros de la base que cursaron diferentes querellas por las torturas sufridas durante el arresto americano en la base cubana. “Si te digo la verdad, ya no espero nada de nadie”.
Dice convencido que finalmente nadie se sentará en el banquillo por las torturas que sufrió a pesar de la intención del juez Pablo Ruz de la Audiencia Nacional de reactivar la investigación. “Bush tiene la impunidad, él  e incluso sus soldados, así que no creo que se consiga nada más que se rían de estas intenciones”. Aún así, una cosa tiene muy clara y es que “el que tenga que pagar por algo que ha hecho mal que pague y que esa persona fuera juzgada, sería un hecho de justicia, pero ya ni siquiera creo en ella”.
Si le preguntan por la condena que aplicaría a los que le hicieron pasar por aquellos dos años y las consecuencias que arrastraron en su vida, agacha la vista. Admite que no tiene rencor  y dice que “yo no deseo que nadie sufra pero al menos que un juicio dejara claros los hechos y dictara justicia sería lo mínimo”. Su entrada en Guantánamo se justificó por ser sospechoso de estar relacionado con Al Qaeda y haber participado en la red de la organización terrorista en Europa. Tras dos años allí se trasladó a España y en 2006 fue absuelto por el Tribunal Supremo después de que la Audiencia Nacional le condenara a seis años de prisión en octubre de 2005 por pertenencia a banda terrorista. Se anuló porque no había pruebas, pero desde entonces, es Hmido el que pide justicia pero ya ni siquiera le queda esperanza en obtenerla.

“Quiero salir adelante pero todo son trabas”

Hamed Abderrahamán, al que todos llaman Hmido, vive junto a varios hermanos y sus padres en pleno corazón de la barriada de Príncipe Alfonso intentando salir adelante haciendo pequeños trabajos y sin parar de instruirse. Lamenta las escasas o más bien nulas posibilidades de trabajar en la ciudad y estaría dispuesto a irse fuera si surgiera alguna oportunidad laboral por mucha pena que le diera a su madre. Ella, aún llora al recordar el sufrimiento que pasó su hijo del que apenas tenía noticias y recuerda el primer Ramadán que pasaron juntos tras recuperar la libertad. “No quiero que vuelva a irse”, admite mirando para él que entiende que ella quiere que permanezca a su lado para cuidarles ahora que se van haciendo mayores pero se desespera al ver el futuro nublado por el desempleo. “Aunque quiera mirar hacia adelante todo son trabas y eso te va hundiendo cada vez más”.