La Guardia Civil es una garantía de eficacia en la lucha contra el terrorismo. Un trabajo reconocido internacionalmente, porque el terrorismo es un fenómeno global que afecta a todos los países del mundo.
Pero la Guardia Civil no es sólo lucha contra el terrorismo, es lucha contra el crimen organizado y contra cualquier tipo de delincuencia: donde hay una pareja de la Guardia Civil, los ciudadanos se sienten seguros y tienen garantizados sus derechos constitucionales.
El pasado 11 de enero dieciséis miembros del entorno de ETA fueron detenidos por la Guardia Civil en Guipúzcoa, Vizcaya, Navarra y Madrid acusados de un presunto fraude, blanqueo de dinero y delitos contra la Hacienda Pública. Los delitos estaban relacionados con el entramado en torno a la financiación de presos por delitos de terrorismo. La operación dirigida por juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco finalizó con la detención de doce letrados habituales de ETA y cuatro miembros de Sostengu, la tesorería de la organización Herrira (de apoyo a presos).
El operativo denominado como ‘operación Mate’ ha sentado muy mal a Hasier Arraiz, quien manifestó “Estamos, sin lugar a dudas, frente a un Estado terrorista”, y opinó que es “el momento” de que el pueblo vasco “dé jaque mate a la Guardia Civil” porque es el momento de que se vayan de Euskal Herria. Estas declaraciones han provocado que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, trasladara a la Fiscalía las palabras de Hasier Arraiz por si fueran constitutivas de delito, lo que ha derivado en la apertura de diligencias de investigación por la Fiscalía de la Audiencia Nacional.
Desde la Asociación Española de Guardias Civiles nada más conocer las declaraciones mostramos nuestro rechazo a este tipo de declaraciones y a su vez agradecimos al ministro del Interior su rapidez en salir en nuestro apoyo. Asimismo, pedimos a la Fiscalía del Estado que aplique la Ley con todo su contenido. Nadie puede estar por encima de la Ley, y quien vulnere la misma debe atenerse a las consecuencias. No se puede permitir que en un país democrático, una formación política se dedique a difamar e incitar al odio gratuitamente. Si Sortu quiere que se le trate como al resto de los partidos democráticos debe aceptar las reglas de la democracia y cumplirlas en todos sus extremos, no sólo y únicamente en la parte que les favorece.