Hace más de cuatro años Óscar Gil Cena comenzó su propia aventura en Ceuta. No es fácil emprender un nuevo negocio desde cero, aunque era algo que llevaba tiempo imaginando porque su pasión ha sido la electrónica. Trabajaba en la hostelería, pero desde siempre quiso tener un negocio propio.
“Esta tienda ya vamos para nuestro quinto año, que lo hacemos en noviembre, y la idea fue un poquito huir de la hostelería, donde yo llevaba desde los 17 años. En esos momentos trabajo no me faltaba, pero yo quería tener algo mío propio y eso fue lo que me motivó”, explica Óscar Gil Cena, propietario de la tienda.
‘Mandrágora’ lleva ya desde aquel 22 de noviembre de 2017 emocionando a los más pequeños y adultos que disfrutan con el manga, el anime, series y películas míticas, pero empezó siendo una tienda muy pequeñita en la calle Agustina de Aragón y vendiendo solo algunas cosas relacionadas con personajes de animación y cómics.
“Ahí estuvimos tres años y medio más o menos abiertos, pero al tiempo, en los últimos meses, al estar en un callejón muy oscuro se nos empezó a complicar la cosa y estábamos pensando en cerrarla. Pero un día paseando por la calle Real, vimos este local que se alquilaba y le dimos una segunda oportunidad al proyecto”, cuenta.
Hoy en día encontramos todo tipo de productos frikis desde camisetas y ropa, tazas personalizadas, juegos de mesa, mascarillas, una gran variedad de funkos y todo el merchandising de los héroes y heroínas, villanos y villanas más populares.
“Cuando montamos la tienda es verdad que vendíamos solo tres o cuatro cositas. Teníamos lo básico: tazas, muñecos funkos, mochilas, peluches y una sección de llaveros, pero poco más. Con el paso de los años tú vas viendo lo que la gente te va pidiendo y lo que puedes ofrecerle. Fuimos viendo qué podríamos ampliar y empezamos a meter ya de todo. Ahora tenemos pegatinas, cojines, vasos que cambian de color, set de regalos y hemos añadido figuritas de más calidad para un público más adulto que también suele ser coleccionista”, detallaba.
Fue el 3 de diciembre de 2019 cuando pudieron trasladarse y abrir este nuevo local en el número 35 de la calle Real. Una pequeña tienda que duró solo un par de meses abierta debido a la pandemia. “Aquí apenas la pudimos disfrutar porque nos cambiamos en diciembre y en marzo empezó la pandemia. Nos vimos obligados a cerrar y no sabíamos muy bien qué iba a pasar. Teníamos que seguir con todos los gastos que implicaba mantener el negocio y sin poder generar nada. Entonces fue una situación un poquito complicada”.
Supieron adaptarse a la situación y aumentaron su oferta a través de redes sociales y servicio de reparto a domicilio, además de estar siempre dispuestos para traer cosas de la Península. Todo para sobrevivir en un momento difícil. “Tuvimos que remodelarnos un poquito y empezamos con las mascarillas. Vimos que era lo que la gente demandaba y que eran urgentes. Nos pusimos a hacer mascarillas con todos los filtros homologados y eso ha sido una ayuda fundamental ”, concluyó.