‘El tiempo entre costuras’ es el título de una exitosa novela de María Dueñas, pero también puede dar título a la vida de Hortensia Cebey, una ceutí que ha dedicado su vida a coser. Aunque al principio lo hacía desde casa, sin tener un local donde poder crecer y cosiendo para particulares, en 2005 decidió aventurarse y emprender el difícil camino del autónomo para seguir ofreciendo su servicio de forma más profesional.
‘Taller de costura y mercería Horten’ se encuentra situada en Calle Jáudenes desde hace más de cinco años, pero este negocio ha recorrido varios puntos de la ciudad desde que se creó. “Esta son cinco años para seis. En la Gran Vía también he estado otros cinco o seis en otro local muy pequeñito. Luego he tenido la tintorería. Desde 2005 estoy en el negocio”, cuenta Hortensia Cebey, propietaria de ‘Taller de costura y mercería Horten’.
Esta modesta mercería, a la que su propietaria define incluso como ‘pequeña’, se dedica a los arreglos de ropa y a la venta de hilos y cintas, entre otros artículos de este ámbito. Sin embargo, su especialidad y lo que más busca su clientela son los arreglos, tanto de particulares como de dos firmas de ropa de Ceuta. Hortensia cambió a este local que ocupa ahora por su comodidad y por la localización. “Cambié de local porque me gusta más este sitio, mejor, más cómodo y seguí con mi costura y mi pequeña mercería”, comenta.
Gracias a su experiencia en el ámbito de la costura, los ceutíes acuden a Hortensia y a su taller cuando necesitan algún arreglo de ropa. Desde un dobladillo hasta el apaño de una camisa, pasando por arreglos más cuidadosos pensados para trajes de comunión, de flamenca o de gala. “Tengo una clientela muy buena. Lo único que no se ha trabajado este año igual, porque ni feria, ni Semana Santa, ni comuniones. Pero tengo una clientela muy fiel”, asegura.
La pandemia ha afectado a este modesto negocio ceutí como a muchos otros, ya que tuvo que cerrar durante cuatro meses, sin poder siquiera trabajar desde casa, puesto que su maquinaria se encontraba en su taller. Tras su apertura, pero con la cancelación de eventos destacados como Semana Santa, feria, comuniones y demás, Hortensia no ha podido realizar los arreglos que más se demandaban durante todas esas fechas. “Yo tengo tres meses malos que son enero, febrero y marzo. A finales de marzo empiezo a trabajar, porque se empieza a trabajar Semana Santa, Cruces de mayo, comuniones, feria, los colegios... la verdad es que esos meses son muy buenos, de marzo a diciembre, que tapa los tres meses malos. Pero en este caso ha sido todo el año malísimo, malísimo. Pero vamos tirando, poco a poco”, confiesa.
Aunque Hortensia sabe que la costura no está bien pagada, pese a ser un trabajo con mucha dedicación, esta ceutí seguirá con su mercería y cosiendo, que es lo que le gusta y que ha estado haciendo toda la vida. Toda la crisis que ha llegado después de los meses del confinamiento se ha dejado notar en este pequeño comercio. Las ayudas ofrecidas por la Ciudad han servido para apaliar un poco los estragos, pero no para sacarlos del pozo en el que muchos se han visto sumergidos. “Yo no coso igual que antes para las tiendas. A parte, la gente no es como antes, la costura no está bien pagada aquí en Ceuta. Pero bueno, vamos tirando”, señala.
Pese a que le quedan unos pocos años para jubilarse, ella continuará subiendo su persiana de su pequeño taller para atender a los ceutíes. “Creo que ya para jubilarme me quedan unos poquitos de años y creo que sí, que seguiré. Es un local con el que estoy muy contenta, es un sitio muy bueno y la gente me busca. Estoy contenta”, concluye.
Me encantan este tipo de negocios!! Mucha suerte!!
Que nunca se pierda la pasión por la costura