El último alcatraz recogido en las calles de Ceuta da negativo en la prueba de gripe aviar. Técnicos del departamento de Sanidad Animal de la Ciudad y Obimasa tomaron la decisión de realizar este examen tras la detección de una lesión ocular, efecto colateral de un antiguo episodio de influenza.
Los responsables a cargo del ejemplar han realizado este test con la intención de cerciorarse de que no sufre actualmente la gripe aviar. José Ruiz, técnico de Obimasa, ya advirtió de que las probabilidades de que no lo padeciera eran altas ya que el veterinario que atendió al ave no detectó ningún síntoma externo. Este negativo tras el análisis del ave ha confirmado las previsiones.
Actualmente, está a cargo de Obimasa y, de momento, se mantiene con vida. Sus otras dos compañeras no corrieron la misma suerte y, el mes pasado, fallecieron en las instalaciones a causa de un síndrome de debilitamiento.
Así, con esta prueba, se esclarece que los casos de los tres alcatraces desorientados no son fruto de esta enfermedad y que, en parte, se debe al debilitamiento que han sufrido en su viaje. Esta especie se reproduce principalmente en colonias en las islas Británicas y Escandinavia, hogar que abandonan para migrar hacia el golfo de Guinea.
El agotamiento es la principal afección que han sufrido estas aves. La falta de energía las desorienta y les quita la posibilidad de continuar al vuelo, razón por la que, finalmente, estos tres alcatraces han acabado en manos de los técnicos de Obimasa.
José Ruiz y Miguel Ángel Guirado, veterinario que atendió a las tres aves, coinciden en que parte de su estado se debe al temporal que azotó la ciudad en semanas anteriores. “Han estado tiempo sin comer”, expresó Ruiz en declaraciones al Faro de Ceuta. Guirado explicó que esta falta de energía no le permite ir en busca de fuentes de alimento ya que para ello requieren de unas fuerzas que no tienen.
El veterinario aseguró que el hecho de encontrar un ejemplar adulto varado es una situación “anormal” y que sería más plausible en alcatraces jóvenes que puedan llegar a desorientarse.
No es el primer caso y, seguramente, tampoco el último. Es habitual que todos los años algunos alcatraces lleguen exhaustos a Ceuta, tal y como trasladan desde Obimasa. Tienen anualmente, en época de invierno, casos de ejemplares que llegan hasta las instalaciones. El año pasado fueron dos los que se recogieron en la ciudad. El máximo número de ejemplares de los que se han hecho cargo han sido cuatro.
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