¿Cuánta comida tiramos? Bares, restaurantes, bautizos, comuniones o cumpleaños. En nuestra propia casa en la que adquirimos productos que serán vencidos por la caducidad: fruta echada a perder, pan endurecido de un día para otro, latas guardadas en lo más recóndito de la cocina, una docena de huevos intactos, verduras, carnes y pescados que compramos el sábado y por una cosa u otra, se nos olvidó cocinar o congelar.
Galletas, medio bizcocho, polvorones que rondan meses pues se escaparon de la epifanía.
Ya no digo nada en los bacanales de Navidad, pues estaría hablando de crímenes en primer grado.
Hace 14 días compré 5 kilos de naranjas contenidas en una red. Ahorraba un euro con esa cantidad, un kilo de plátanos, un kilo de mandarinas, 6 pimientos rojos, dos pepinos, 3 pimientos verdes, un cuarto de calabazas dos ramos de apio, 3 peras conferencia, 5 manzanas, medio kilo de fresas (muy caras, por cierto), un estuche con 4 cogollos de lechuga, tres piezas de fruta de la pasión, medio kilo de zanahorias y 2 berenjenas, 6 manzanas.
Para hacer un puchero gasté medio pollo, un muslo de pavo, un contramuslo de gallina, un trozo de ternera, huesos añejos, tocino garbanzos y la verdura correspondiente.
Hice la compra para dos semanas y así evitaría mercadear y aprovechar el tiempo.
No calculé, sabiéndolo de antemano que durante los 14 días venideros no comería en casa pues tenía previsto: una cena, una comida de trabajo, una excursión a la ‘Mujer muerta’, visita a Marruecos todo un día, celebración con almuerzo en el bar Las balsas por la jubilación de un compañero, degustación de productos asturianos y una invitación al Centro Gallego.
Total, que me puse a limpiar la nevera: salvé un plátano, medio pimiento rojo, 3 mandarinas, medio puchero a la basura, los cogollos con su estuche sin destapar pasaron a mejor vida, huevos caducados, la carne y el pescado que no congelé ya olían a gloria bendita (es una ironía), apio rancio a más mo poder, las fresas con moho, el bizcocho florecido,etc...
Calculé a ojo de buen cubero 125 euros. Si multiplico la cantidad por 26 quincenas son 3.250 euros. Sumo lo que me dejo en bares y restaurantes, festines, yantares de Navidad (todo lo que va a la basura directamente), estamos hablando de 400 euros. Total 3.650.
Multipliquemos estos pecados por todos los países del primer mundo.
¿Qué nos pasa cuando el hambre es una de las primeras enfermedades de la tierra?
Mi compañera Valle siempre me dice que "tenemos que enseñarnos a ser pobres para que no se nos caiga la cara de vergüenza".
Y, a todo esto, ando con un sobrepeso de 35 kilos. Ahora gástate otros 1.500 euros en un nutricionista que te lleve una dieta.