El fenómeno migratorio resulta de difícil tratamiento. Hablamos de personas, hablamos de fenómenos mundiales, hablamos de crisis entre países, entre ricos y pobres. Pero los Gobiernos gustan de atender esta situación con mera palabrería, con mensajes que más bien hacen daño, que no solucionan nada. Lo estamos viendo en Ceuta. La Delegación, que asoma el rostro más incapaz en años, tan solo sabe ofrecer intervenciones o enviar notas de prensa hablando de ATAQUES, ASALTOS, MAFIAS... Pero no soluciona nada, no resuelve la problemática que afecta de forma sangrante a los guardias civiles, solo, incongruentemente, exalta los ánimos entre aquellos que poco necesitan para hacerlo.
Lo que debe explicar la Delegación del Gobierno es cómo tiene el perímetro fronterizo, cuántos guardias civiles lo vigilan todas las noches y para qué está utilizando a los GRS, grupo que está preparado y destinado en Ceuta y Melilla para las vallas. Pero de esto no habla la Delegación. Habla de ATAQUES, ASALTOS y MAFIAS en vez de explicarnos por qué una noche de alerta solo hay 7 guardias en la valla, expuestos a controlar inicialmente una entrada de 600. ¿Esto qué nombre tiene?, ¿a qué se les está exponiendo?, ¿por qué no nos cuentan la verdad, por qué no explican la utilización de los GRS? No lo hacen. Prefieren hablar de drones que negaron hace unos años, prefieren vender un mensaje oficial que niega el real: casi 1.000 personas en menos de 72 horas, ¿y Rajoy nos habla de que la colaboración con Marruecos es magnífica?
Ya no es grave el desastre monumental de criterio y organización que tenemos en la plaza de los Reyes, sino la manera gratuita que se tiene de reducir el problema de la inmigración a un pueril asunto de buenos y malos, lo que a su vez genera una problemática mayor marcada por extremismos. Si no lo creen, echen un vistazo a las redes sociales y a los comentarios de más de uno. Demoledores.
AEGC lo dice claro: no quieren que llegue el momento en el que tengan que dar el pésame al familiar de un guardia civil. Yo tampoco, ni al de un guardia ni al de un inmigrante. Nadie en su sano juicio puede desear tragedias en una frontera abandonada, en la que ha pasado demasiado. Pero seamos claros, la actual situación es tan pésima que las exposiciones al peligro están a la orden del día. Se está avisando, no puede haber nada peor.