La “reconstrucción histórica” de las ciudades autónomas “se ha convertido en prioridad política local a la búsqueda del arraigo de la soberanía española y de la mitificación del patriotismo”. Así lo cree al menos la doctora en Lengua y Civilización españolas de la Universidad de París-Nanterre Alicia Fernández, que en el último número de la revista ‘Crisol’ de esa institución ha publicado un extenso trabajo titulado ‘El nacionalismo español en las calles de Ceuta y Melilla’ en el que aprecia que “la instrumentalización de la toponimia urbana, cuyas calles alaban aún en la actualidad la victoria de los soldados españoles contra los marroquíes y la de las tropas franquistas contra los republicanos”, refleja “un desfase con respecto a una España que buscar rendir justicia memorial a las víctimas del Franquismo y de la Guerra Civil”.
Desde el punto de vista de la autora “una de las dificultades a las que hoy en día se afronta el nacionalismo español en Ceuta y Melilla es justamente el desprenderse de esta herencia a la vez colonial y dictatorial que alimenta un nacionalismo español militarizado y que confina estos dos enclaves africanos en ‘bastiones del franquismo”.
No obstante, ese “relato de una memoria nacional” no es “consensual” en las dos ciudades, lo que “engendra numerosos conflictos políticos y representaciones sociales divergentes en función de las comunidades, mostrando con ello que el proceso de creación y difusión de una memoria nacional da lugar a luchas de poder y constituye un desafío histórico, político y social contestado”.
Alicia Fernández, Doctora en Lengua y Civilización: "Los poderes locales han apostado por la identificación con la civilización occidental”
Fernández se pregunta “cuáles son las representaciones sociales del nacionalismo español en las calles de Ceuta y Melilla” y señala que “el nacionalismo español se mantiene vivo en estas dos ciudades” a través de “la creación de mitos originales, la invención de tradiciones, la celebración de ceremonias, la iconografía urbana y los lugares de memoria”, que “juegan un papel esencial en la reinvención y en la supervivencia de un imaginario colectivo nacionalista”.
Según sus conclusiones, el patrimonio ceutí y melillense es el resultado de “la apuesta de los poderes políticos locales por su identificación con la antigüedad greco-romana y con la civilización occidental”. En ese contexto, “la iconografía nacionalista presente en las esculturas, en el nombre de las calles y en las placas conmemorativas participa en el entretenimiento de un nacionalismo español basado en la transmisión de una memoria selectiva, es decir, la de los vencedores, y en un negacionismo histórico con respecto al aporte del vecino marroquí y del componente musulmán presente en estas ciudades”.
A lo largo de su trabajo, la autora analiza “la reconstrucción histórica del espacio urbano a través de la creación de mitos originales”, repasa la transmisión de “un ideal nacional” y se interesa por su calendario memorial para comprobar cómo “las fiestas, las ceremonias y las conmemoraciones perpetúan la memoria del nacionalismo español en Ceuta y Melilla”.
En su primer diagnóstico le llaman la atención los conjuntos arquitectónicos que “permiten mostrar cómo, desde un tiempo inmemorial, Ceuta y España han compartido la misma historia, lo que supone corroborar la ‘eterna hispanidad de la ciudad”. Su recorrido histórico por el espacio urbano de Ceuta culmina con “una serie de estatuas alegóricas cargadas de referencias morales” al trabajo, al comercio o a la paz en la Plaza de la Constitución.
La autora cree que se perpetúa la imagen de Ceuta y Melilla como ‘ciudades cuarteles’
En Ceuta, la arquitectura conmemorativa de los éxitos militares “tan apreciada en esta ciudad” encuentra “su mejor ejemplo” en el monumento consagrado a los héroes de la I Guerra de África.
“En la actualidad, a pesar de las recientes declaraciones de intención, los ayuntamientos de estas ciudades continúan sin respetar la Ley y por ello, Ceuta y Melilla siguen disponiendo de un número importante de símbolos franquistas en sus calles”, apunta la autora, que opina que “la omnipresencia de este legado perpetúa la imagen de Ceuta y Melilla como dos ‘ciudades cuarteles’, fuertemente impregnadas de pasado bélico y de herencia franquista, convirtiéndolas en el imaginario colectivo español en cuna del nacionalismo español”.
Las fiestas como soporte de un patriotismo “incluso guerrero”
La autora considera que “el calendario conmemorativo y festivo resulta ser un instrumento capital en la supervivencia del nacionalismo español en Ceuta y Melilla”. Así lo evidencia, desde su punto de vista, que las fiestas locales (2 y 17 de septiembre, respectivamente) expresan “un patriotismo partidario e incluso guerrero en la medida en que al conmemorar su ‘descubrimiento’ por parte de los portugueses (Ceuta, 1415) y de los españoles (Melilla, 1497), se rinde homenaje a los años de masacre, guerras y conflictos contra los vecinos marroquíes”. Para Fernández ese calendario “desborda igualmente de homenajes rendidos a los jefes militares, considerados como héroes locales y salvadores de la patria” y la prensa local participa en la salvaguardia de este nacionalismo español que en Ceuta y en Melilla posee un matiz militar” con textos exaltando hechos o personas “capaces de representar la defensa patriótica ante un enemigo secular: el vecino marroquí.