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Nacionalismo e imperialismo de verano: Gibraltar, Ceuta y Melilla

Cada verano viene siendo habitual que surja un conflicto en los territorios circundantes del Estrecho de Gibraltar. El primero del que tuve conciencia fue el de la famosa isla de Perejil. Su recuerdo es utilizado ahora para indicar un acto de nacionalismo exacerbado. A estos actos se les denomina perejiladas jocosamente. ¿Era la isla de Perejil  importante de defender? A toro pasado algunos autores sostienen que no. Es una isla o islote (nunca se ha aclarado la diferencia, supongo que se refiere a las dimensiones) extremadamente pequeño, estando relativamente lejos del territorio de la Ciudad Autónoma de Ceuta. Sin embargo,  el valor del conflicto no estribaba en la soberanía de la isla en sí, sino en la posición del Estado español ante la toma de un territorio y su interpretación como antesala de un asalto a Ceuta y Melilla. Esto no parecen entenderlo algunos analistas.
Lo de Gibraltar puede ser visto como una perejilada en el sentido descrito anteriormente y como se ha apuntado en diversos medios como una cortina de humo. Pero que nadie se lleve a engaños, existen una serie de conflictos reales. El primero y para mí más importante es que Gibraltar es un paraíso fiscal. Operan en el peñón más de 60.000 empresas para una población de 30.000 habitantes. Gibraltar forma parte, junto con otros territorios británicos de Ultramar como las Islas Caimán o las Bahamas, de un circuito financiero cuyo centro es la bolsa de Londres, donde grandes fortunas generadas mediante actividades criminales y las grandes empresas evaden impuestos. Esto no ha sido descubierto ahora, es sabido desde hace mucho tiempo. Dudo que el Gobierno de Mariano Rajoy sea capaz de acabar con el régimen fiscal de Gibraltar, si es ésa su verdadera intención. ¿Acaso Bárcenas tiene depositado allí el dinero de los sobres? El Gobierno de Rajoy  tampoco posee autoridad moral para atacar al régimen fiscal de Gibraltar cuando  los mismos dirigentes de su partido están acusados de recibir dinero en B.
Los otros contenciosos son los del contrabando de tabaco, la delimitación de las aguas, el negocio del bunkering en gasolineras flotantes o el entorpecimiento de la pesca a los pescadores de La Línea de la Concepción. Todo ellos son problemas reales, pero que no se han originado hace un mes, sino que llevan enquistados desde hace décadas. Ahora, ¿a qué aluden los tertulianos y demás comentaristas cuando hablan de Gibraltar? Al derecho de España de “recuperar” el Peñón. Y yo me pregunto, ¿para qué quieren los españoles Gibraltar? Sinceramente yo no considero a Gibraltar un territorio español a recuperar. Si esas 30.000 personas que habitan el Peñón quieren seguir siendo gibraltareñas, bien por ellas. A mí me importan mucha más los millones de parados que no encuentran trabajo en España, los recortes en sanidad y educación y el negro panorama que se nos avecina. Todo lo demás, son sueños de un nacionalismo caduco que se asemeja a un juego infantil de emular a Napoleón.
Lo que más nos debería interesar son las repercusiones que está teniendo este conflicto con respecto a Ceuta y Melilla. En Twitter y en diversos comentarios en internet de las noticias de los periódicos nacionales se producen comparaciones entre Gibraltar y Ceuta y Melilla (también hay alusiones a las islas Canarias). ¿Son comentarios banales? Sin duda, pero son el  reflejo de un estado de opinión preocupante entre los españoles peninsulares. Se hacen alusiones a que España no puede “mantener” a Ceuta y Melilla y reclamar Gibraltar. Este artículo no se circunscribe al reclamo de Gibraltar sino al argumento de que Ceuta y Melilla son contradicciones para España.  
La primera de las contradicciones que se mencionan es que las ciudades están situadas en África. Este argumento ya ha sido rebatido en muchas ocasiones, la crítica hacia esta argumentación no es mía, sino que han sido repetidas por muchos autores. Existen muchos países que tienen territorios en más de un continente como Egipto (Sinaí), Turquía (Estambul), Rusia (Siberia), Francia (Martinica y Guadalupe), Estados Unidos (Hawai y algunas isla de Alaska que están Asia), Chile (isla de Pascua), Yemen (isla de Socrota), Portugal (isla de Madeira), Italia (isla de Lampedusa). España es un Estado bicontinental, es decir está en dos continentes, en el norte de África y en el sur de Europa. Esta situación no supone ninguna contradicción, ni es antinatural.
El segundo argumento que se realiza es aquel referido a una supuesta localización de Ceuta y Melilla en territorio marroquí. Ni Ceuta ni Melilla están en territorio marroquí. Ceuta está en la península Tingitana y Melilla está en cabo de Tres Forcas. En la península Tingitana están dos países, Marruecos y España. Dicho de otro modo, en el cabo de Tres Forcas está en la provincia marroquí de Nador y la Ciudad Autónoma de Melilla y análogamente en la península Tingitana se hallan la provincia marroquí de Tánger-Tetuán y la Ciudad Autónoma de Ceuta. Nadie  argumentaría  que a España le pertenece Portugal porque están ambas en la Península Ibérica.
El tercer argumento que pulula por internet es la contradicción de España de atacar al régimen fiscal de Gibraltar al ser Ceuta y Melilla paraísos fiscales también. Cualquiera que compare los datos económicos de Ceuta y Melilla podrá verificar que la afirmación es completamente falsa. Ceuta y Melilla poseen, por desgracia, las mayores tasas de paro de toda España y la Unión Europea, mientras en Gibraltar hay prácticamente pleno empleo (la tasa de paro es del 1 por ciento). Todas las poblaciones de los paraísos fiscales tienen un nivel de renta per cápita y una tasa de desempleo muy similares ente sí. Al confrontar los datos del cualquier paraíso fiscal con los de Ceuta y Melilla se descubriría cuan falaz es esta argumentación.
El régimen fiscal de Ceuta y Melilla no corresponde al de los paraísos fiscales. Un paraíso fiscal (tax haven en inglés, literalmente refugio fiscal) es aquel sitio donde las grandes fortunas no pagan impuestos o éstos son insignificantes. A Gibraltar llegan todos los días ejecutivos de todas las partes del mundo, y en especial de Suiza, a través del aeropuerto gibraltareño para registrar nuevas empresas tapaderas cuyo objetivo es ocultar miles de millones a las haciendas públicas de los países donde se genera el dinero.
A Ceuta y Melilla no llegan grandes ejecutivos ni las grandes fortunas rivalizan por abrir una cuenta en las ciudades autónomas. A las empresas como Mercadona, Carrefour o Decathlon hay que ir a convencerlas para que se instalen en Ceuta, hay que ofrecerles ventajas (como suelo libre para su instalación) y aun así muchas se resisten a instalarse. Cuando se instalan no buscan una instalación ficticia como en Gibraltar, sino que su objetivo es explotar el negocio en Ceuta. Son instalaciones reales y no ficticias como las de Gibraltar. Es decir, ni remotamente son casos parecidos.
En diarios británico como en The Telegraph o en diarios digitales multilingüe como MBC Times  se han hecho comparaciones entre la “recuperación española” de Gibraltar y el imperialismo marroquí sobre Ceuta y Melilla. Los artículos de la MBC  Times son simplemente lamentables; en uno de ellos presentan a España como un país casi dictatorial, declara que Ceuta y Melilla son colonias donde la población es oprimida incesantemente, mientras Cataluña, el País Vasco y Gibraltar (que no es una colonia) son territorios acosado por España.
The Telegraph presenta un tono neutral, en el artículo titulado La batalla por Ceuta, el Gibraltar africano de España, disponible en internet  (http://www.telegraph.co.uk/news/worldnews/europe/spain/10235205/The-battle-over-Ceuta-Spains-African-Gibraltar.html), se combinan errores con aciertos. Califica a Ceuta de antiguo nido de contrabandistas que ahora es un Duty free, creo entender que se refiere a que es una zona libre de impuestos (como  las tiendas de los aeropuertos). No estoy del todo seguro de que está calificación sea correcta, pues aunque no hay IVA, sí hay impuestos, el IPSI.  Indica que Ceuta está totalmente rodeada de Marruecos, que es un enclave. Pero Ceuta no está totalmente rodeada por Marruecos, Ceuta no está enclavado en Marruecos (en todo caso lo estaría en la península tingitana) y sólo limita con Marruecos en el lado oeste, el territorio de Ceuta es más una península que un enclave.
Tras un recorrido por la ciudad, recoge la opinión de dos ceutíes: la de una señora de treinta años (Sra. León) y la de un vecino del príncipe (Mohammad). Ambos rechazan las aspiraciones marroquíes. El vecino del Príncipe no ve contradicción en ser musulmán (ser parte de la Umma) y ser español, mientras León mantiene que Ceuta es tan española como Madrid.
El artículo recoge las declaraciones de Samir Bennis, un asesor marroquí de la ONU, según él Marruecos no incluyó a Ceuta y Melilla en los territorios a descolonizar porque querían tratar el asunto de manera bilateral con España. Sin embargo en ninguna parte del artículo citado se habla de cuál es la teoría por la que se sustenta esta reivindicación. Esta teoría,  denomina Gran Marruecos, cuyo instigador más famoso fue Allal al-Fassi, se confeccionó entre los años previos y posteriores al fin del protectorado en Marruecos. Según esta teoría Marruecos tiene más de 1.300 años y su nacimiento se data en el año 788 después de cristo con Idris I. Todos las “dinastías” que reinaron en el actual Marruecos eran marroquíes. Los almorávides y los almohades eran marroquíes, así como los benimerines o los watásidas. Marruecos debería “recuperar” aquellos territorios que habrían formado parte de las distintas “dinastías marroquíes”. Entre esos territorios se encuentran la actual Mauritania, el Sahara Occidental, parte del territorio de Malí, parte del territorio de Argelia y por supuesto Ceuta y Melilla. El mapa del Gran Marruecos no sigue el patrón por el que dice regirse. Si la teoría afirma que todas aquellos territorios que estuvieron gobernados por “dinastías marroquíes” entrarían en el  concepto del Gran Marruecos, entre ellos debería encontrarse media España así como todo el norte de Argelia. La idea del Gran Marruecos ha perdido algunos territorios con el tiempo, así los nacionalistas  marroquíes  “han olvidado” que Mauritania y del norte de Malí están dentro del proyecto imperialista.  La historiografía marroquí sigue sustentando el relato del Gran Marruecos, no ha superado la fase historicista y esencialista semejante a la de la historiografía española franquista cuando se hablaba de la existencia de España con los visigodos. Identificar a Idris I como fundador de Marruecos es como hablar de Pelayo como el primer español, referirse a los pueblos germánicos del siglo IV como alemanes o hablar de la “existencia” de Italia en la edad Media.
Samir Bennis debería saber que la ONU declaró al Sahara occidental territorio a descolonizar, no territorio marroquí. Tampoco habla de que el Tribunal de la Haya falló en contra de las pretensiones marroquíes sobre el Sahara Occidental. Eso no le impidió a Marruecos invadir el territorio en 1975. Hassan II estaba pasando por unos graves momentos, habían intentado derrocarle dos veces e incluso matarle. La invasión del Sahara constituyó una ola de fervor nacionalista que acalló cualquier atisbo de rebelión interna. En mi opinión Marruecos no se atreve a llevar la cuestión de Ceuta y Melilla a la ONU o al Tribunal de la Haya porque sospecha que perdería.
El Gran Marruecos constituye el gran mito de los sucesivos gobiernos marroquíes. Es empleado para distraer la atención de otros problemas. Tal y como la España de Franco y el partido popular utilizan el “Gibraltar español” con el fin de hacer olvidar otros problemas. El uso de los  mitos para reforzar una determinada posición o despistar es una carta común, en Ceuta es usual emplear el mito de la “autodeterminación” de los ceutíes en 1640.
Recapitulando, se están vertiendo, por parte de algunos medios de lengua anglosajona, en Twitter y en otros medios, paralelismos entre Gibraltar y Ceuta y Melilla para amparar la posición británica y desacreditar la posición española. Parte de estrategia consiste en deslegitimar a los ceutíes y los melillenses señalándolos como colonos e indicando que España practica el imperialismo en Marruecos (empleo de la teoría imperialista del Gran Marruecos) mientras los gibraltareños son elevados a la categoría de inocentes mártires.
Parte de la ciudadanía española recibe estos artículos y opiniones, asimilando el mensaje de deslegitimación de los ceutíes y melillenses. Estos hechos constituyen un motivo de preocupación puesto que desvirtúan la imagen de Ceuta y Melilla y nos denigran a la categoría de ciudadanos de segunda.

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