La
carretera de Martínez Catena a su paso por
Miramar Bajo ha normalizado ya el tráfico que estaba, hasta hace poco, controlado por un semáforo debido a que continuaban las obras en este lugar. Eterna parada de vehículos y eterno colapso que ahora termina. Allí fue donde,
en agosto de 2019, se presentó la pasarela de tránsito peatonal tan demandada por los vecinos. Y lo fue debido a la cantidad de accidentes gravísimos que se han producido en este lugar durante mucho tiempo. Esta pasarela, que bien podría tildarse de fantasma, no llevaba a ningún lugar, no tenía meta final ya que continuaban las obras en toda la zona al seguirse las actuaciones en la carretera, cuyo tráfico era regulado con un semáforo. Ahora, ya normalizado, la única queja la dan los peatones que protestan por el escaso espacio que queda para ellos. En el tramo próximo a la playa, aún permanece una valla que debe ser retirada por los que quieren realizar trayectos hasta el Tarajal y que encuentran, aquí, su primer obstáculo. La pasarela de Miramar fue construida para su encaje en las obras llevadas a cabo en la N352 uniendo este tránsito con el paseo de la Almadraba y la vía que comunica con la frontera, en donde continúan desarrollándose las actuaciones desarrolladas por el Área de Fomento de la administración central.
Tras la inauguración de la pasarela, ejecutada con fondos de la Ciudad Autónoma, seguían las obras en la vía estando el lugar ocupado por estas actuaciones urbanísticas. Ahora la conexión ya está conseguida con la propia playa, ganándose la seguridad tantas veces reclamada y durante demasiado tiempo perdida.
La Unidad de Carreteras tuvo que realizar un encofrado específico tras registrarse un desprendimiento del terreno a la altura de Miramar Bajo para evitar nuevas percances ante su apertura.
El desprendimiento del terreno obligó a los técnicos de Carreteras a ejecutar un encofrado específico para este área para sujetar el terreno y evitar nuevos desplazamientos que pudiese producirse en el mismo tramo de la red nacional.