Una de las capacidades del ser humano es la observación. En ella llevamos implícito dos cuestiones. Una el querer saber y la otra es la curiosidad. Somos unas máquinas que quieren obtener datos para ser asimilados y meterlas en su base. Son gotas de agua bien recogidas y almacenadas. Pera también nos mueven otros elementos que son los sentimientos, nuestro corazón, y nuestro interior que quiere hacer una cosecha saludable a favor de nuestros congéneres.
Hace unos días vi en la calle contigua a nuestro Revellín, es decir, calle Real, a un antiguo jugador de fútbol que había estado conmigo en un equipo juvenil de esta localidad acompañado de un chaval de unos 20 años más o menos, en sillas de ruedas y con una discapacidad psíquica y física muy evidente. Le pregunté que si era un familiar y me respondió que no. Que el ya que en esos momentos sólo estaba estudiando para unas oposiciones de militar tenía mucho tiempo libre y que como él le gusta ayudar al prójimo pues estaba haciendo está labor social con Cruz roja.
La primera reacción que tuve fue la de darle las gracias por este gesto tan bonito que estaba haciendo que la verdad hoy en día no se estila a pesar de tener que recordar que nuestro Salvador Jesucristo dijo dad de comer al hambriento, de beber al sediento y en definitiva ayudad al prójimo. Aunque a este escrito nadie hace nada de caso hoy en día. Es una triste realidad, pero es nuestro Padre nuestro de cada día. Se dice que ya tenemos bastante con lo nuestro. Cuando intentamos corregir algún gesto sabemos que vamos a ir en contra de unos seres y esto nos hará ser criticados por el mismo o por sus familiares más directos.
Pero el gesto del chaval es un cóctel de positivismo de los elementos que hemos dicho antes. Son un camino que debemos de seguir todos aunque tengamos de entrar en algunos tabúes de hoy. Lo que hace unos días me dijo una señora: lo que Dios te dio que San Pedro te lo bendiga. Creo que estas palabras están rellenas de un espíritu antisocial evidente y que sólo trae un desprecio hacia nuestros semejantes y en este caso hacia unos desfavorecidos por el toque maquillador de un modelo social de individuo. Es decir el no ser guapo. ¿nos trae perjuicios a esta minoría?
Creo que si aunque respaldándome en mi intelecto me da igual ocho que ochenta y voy para adelante como los de Alicante. La actitud es la que vale. Y tengo que darte un diez amigo Mustafa o Musta como yo siempre te he dicho ya que con este gesto que haces durante tu tiempo libre tienes ganado el paraíso en el otro mundo. No debemos de dar de lado a las personas con alguna tara. Son ante todo eso un elemenento de nuestra sociedad que no debemos de olvidar y dar siempre nuestra mano más solidaria a ellos.
Unos minutos de tiempo libre de cada uno de nosotros sería la suma un mogollón de horas que sería fundamental para unos pocos de hombres y mujeres que esperan este gesto solidario para tener unos minutos de amor con alguien que quiera darles ese calor humano. A mí solo pensar en este gesto de desprendimiento me pone la vena melancólica y mis ojos se ven afectados por las lágrimas saladas de mis sentimientos.