El Círculo del Silencio vuelve a reunirse para alzar su voz contra la injusticia. Como es habitual durante el segundo miércoles de cada mes, este movimiento por la solidaridad en Ceuta se ha encontrado para continuar la cadena de protestas que se desarrolla paralelamente en otros puntos del país. En esta ocasión, la triple discriminación sufrida por mujeres y niñas inmigrantes y refugiadas (por ser mujeres; por ser extrajeras y, en el caso de las subsaharianas, también por su color de piel) ha sido el centro de este nuevo círculo del mes de abril. "No nos cansamos de alzar la voz en nombre de tantas personas que sufren la injusticia" recordaban a través de un escrito.
"Las mujeres y las niñas son las grandes invisibles en las migraciones y cuando no se las invisibilizan, se las estereotipa y se las victimiza triplemente". Han dejado constancia de que la violencia que persiste en las rutas o en países de tránsito depende de las posibilidades que tengan las mujeres a la hora de migrar: "algunas pueden hacerlo en avión, y otras sin embargo tienen que emprender la ruta a través del desierto". Ponen el ejemplo de las mujeres africanas, que la sufren incluso a través de intentos de posesión sobre su propio cuerpo.
"Una vez en Marruecos las mujeres subsaharianas y marroquíes, siguen sufriendo las violencias, pero de una forma más cruel: la mendicidad, los trabajos mal considerados y mal pagados, la prohibición del uso del espacio público, la violencia hacia sus cuerpos, la violencia que ejerce el propio Marruecos a través de los controles y abusos policiales sigue siendo habitual y que en muchos casos esta represión está subvencionada por los países europeos que miran hacia otro lado", rezaba la nota.
En países europeos, y en especial España, cuando las mujeres llegan a territorio español y necesitan de protección se anteponen su condición de extranjera por encima de la protección y garantía de derechos; los gobiernos les prohíben el derecho a tener derechos.
La vivencia de "todas estas vulneraciones continuas las obliga a dedicarse a actividades no reconocidas y estigmatizadas" como son la prostitución y el servilismo en los hogares suponen para ellas "una situación de paso" mientras consiguen su objetivo de obtener una vida mejor.
Señalan a España como un país en el que la protección a mujeres inmigrantes y refugiadas "no es real": "se persigue el delito y no la protección de las que están en una situación de vulnerabilidad y de riesgo". "Se las empuja a vivir continuamente experiencias pasadas durante su ruta y las encorseta en un papel de víctima que anula su capacidad y ahogan sus propias voces: se las juzga desde una posición de no igualdad, asistencial y paternalista que lo que busca es mantener más tiempo la dependencia y no la autosuficiencia y el empoderamiento".
Las "calamidades" las viven como un proceso, explican, porque en el fondo saben que es algo temporal y en cuyo origen está en "la carencia de recursos materiales".
"Todo esto nos invita a la reflexión sobre como tendríamos que avanzar en buscar siempre la igualdad: la igualdad en derechos, en dignidad, en acceso a recursos entre hombres y mujeres, entre norte y sur, entre las propias mujeres… porque sabemos que mientras que sigamos considerando que existen personas inferiores a otras por racismo, clasismo, machismo y otras discriminaciones, no viviremos la experiencia de una vida llena de riqueza, diversidad y de intercambio", han concluido.
En consecuencia a todo lo anterior, desde el Círculo del Silencio lanzan una serie de demandas para dar una vuelta de tuerca a la situación que a diario padecen las mujeres inmigrantes. Pasamos a reproducirlas, de manera íntegra, a continuación:
- Exigimos cambiar la imagen de mujer víctima por mujeres valientes que, incluso habiendo estado expuestas a situaciones de violencia, salen adelante y transforman su vida, las de sus familias y las de la sociedad.
- Exigimos recursos que no estén atravesados por un asistencialismo que no se preocupa por conocer la verdadera realidad de las mujeres migrantes.
- Exigimos que el trabajo de hogar y los que tradicionalmente realizan las mujeres, sean reconocidos por las leyes y respeten en todo momento los convenios colectivos, para acabar con la explotación laboral y la clandestinidad.
- Exigimos que las actuaciones de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en relación a la Trata de personas con fines de explotación sexual, no sólo se queden en mera publicidad y controles de la ley de extranjería, sino que se tenga en cuenta la realidad de estas mujeres y se les posibilite el acompañamiento y la protección necesaria, tanto ellas como a sus familias.
- Exigimos que se reconozcan los derechos de las mujeres migrantes sin tener que tener un contrato para ser consideradas personas con derechos.
- Exigimos que en los protocolos para las mujeres refugiadas solicitantes de asilo se dispongan los medios necesarios para que las mujeres se sientan seguras y no juzgadas ni cuestionadas.
"De nuevo queremos que el silencio de hoy sea la voz de tantas mujeres que cada día, a pesar de su situación, luchan y siguen adelante en su proceso de buscar una vida mejor o cumplir un sueño", sentenciaban, a la vez que cuestionaban a la sociedad qué es lo que se entiende al hablar de la victimización continua de estas mujeres y cómo podemos contribuir a desarrollar una mayor la igualdad entre las mismas.
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