¿Cómo era la vida de las mayores que a día de hoy moran en la residencia de la Cruz Blanca de Ceuta cuando ser mujer resultaba todavía menos favorecedor? ¿Eran felices a pesar de todo? ¿Cuáles eran sus aspiraciones?
Estas y otras muchas preguntas son las que los alumnos del IES Almina han podido realizar a varias usuarias del hogar para la tercera edad regentado por los Hermanos Franciscanos de Cruz Blanca con motivo del Día de la Mujer.
En aquella época, recuerdan las protagonistas, sus aspiraciones chocaban frontalmente con las de sus padres, que "no tenían dinero" o no les permitían seguir su vocación: "Las mujeres tenían que casarse", "aprender a coser y a cocinar". Así, el mundo se perdió a maestras y artistas profesionales.
Otras lograron perseguir sus sueños, también fuertemente marcados por la figura paterna: "Mi padre era militar, me gustaba ver que todo el mundo le saludaba y dejaba el sitio, así que yo quería ser teniente coronel, al final me hice enfermera militar", cuenta una de las entrevistadas.
Suya fue la responsabilidad de la crianza. "Había que bregar con los críos" que tuvieron en la mayoría de ocasiones a temprana edad. "Conocí a mi marido con trece años, era el hombre más bueno", recuerda una de las protagonistas de la iniciativa. A los pequeños les dieron todo lo que ellas no tuvieron.
A pesar de los escollos coinciden: la suya ha sido y es "una buena vida" en la que "han disfrutado de la familia y los amigos". Ahora, aconsejan a las generaciones venideras ser resilientes y cimentar su futuro en una buena educación.
"No hemos sido lo que hemos querido, vosotros tenéis que luchar con el puño arriba para conseguirlo", animan a las generaciones venideras. Para ello recomiendan "tener mucha paciencia", "estudiar mucho" y "tirar p'alante". En resumen: "no rendirse nunca".