El cierre de la frontera ha provocado un aumento considerable de las muertes, sobre todo de jóvenes e incluso menores que vieron en ese bordear el espigón una forma sencilla de escapar de Marruecos. En ello se dejaron la vida. En Sidi Embarek descansan para siempre sus restos; un lugar que es el vivo reflejo de una gran tragedia que simboliza el gran drama de la frontera sur. Entre las tumbas hay quienes pudieron ser identificados, pero también los que no. Al otro lado de la frontera permanecen unas madres que nunca recibieron la llamada de su hijo, que no saben si está vivo o muerto. Es un duelo eterno, es una muerte en vida que arrastra esa incógnita permanente que impide superar este pesar.
En Ceuta hay personas que se dedican a intentar calmar esa agonía y lo hacen de corazón. Abdeselam, al frente de ‘Alas Protectoras’, acude a todos los entierros, los graba y envía un vídeo a la familia del fallecido. Además ayuda en todo lo que puede para intentar las identificaciones. Lo hace de corazón, siempre en la sombra, en una labor que resulta difícil de encontrar en otros lugares. Lo hace, simplemente, para que esa madre que llora al otro lado del Tarajal tenga un recuerdo y sepa que su hijo no fue enterrado solo, sino que hubo quienes, sin conocerlo, le dieron el último adiós.
Abdeselam es de esas personas nobles que sabe que en esta vida lo importante son estos detalles, son los que te hacen grande. Junto a Nabil, responsable de la Funeraria Al Qadar, hacen esa labor tan necesaria en la Frontera Sur, esa labor olvidada por las instituciones, esa labor que tanto bien provoca en unos padres, en unos hermanos o en unas viudas que se ven rotos de dolor y que encima no pueden cruzar la frontera ni pueden pedir que el cuerpo de su familia sea enterrado en su país.
Al drama del suceso en sí se suma el de no poder despedir físicamente a quien ya no va a volver. En esos momentos extremos de la vida es cuando más se aprecia lo que alguien hace por nosotros, esos gestos pequeños de personas grandes que nunca se olvidan. En Ceuta, ciudad testigo de tantísimas tragedias, tenemos la suerte de vivir con personas de corazón capaces de empatizar con un drama que nunca debemos ignorar.