Una
porteadora ha fallecido esta madrugada cuando esperaba en el lado marroquí para acceder a Ceuta cruzando por
‘Tarajal II’, siguiendo así el mismo sendero que todos los días emprenden hombres y mujeres del vecino país en busca del bulto y de su sustento. El fallecimiento se habría producido, según fuentes marroquíes, cuando la mujer acudió a hacer sus necesidades a la playa, tropezó y se cayó, golpeándose con una piedra. Los hechos han ocurrido en torno a las cinco de la madrugada. Trasladada inmediatamente a un hospital tras su caída, no se pudo hacer nada por salvar su vida. La noticia ha corrido como la pólvora en la
frontera. Las mujeres que conocían a la fallecida han lamentado lo sucedido, poniendo de relieve otra vez las circunstancias que rodean a estas féminas capaces de esperar horas y horas solo por disponer de un hueco en el paso fronterizo y acceder por ‘Tarajal II’ con el tique, obligado para poder hacerse con el bulto. La fallecida, de 48 años, se llama Fatima B., vivía en Castillejos, pero es natural de Sidi Kacem, en la zona de Meknes. Esperan con sus carritos. Duermen a la intemperie sin atreverse a abandonar su puesto por temor a que otras porteadoras se lo quiten. Son unas condiciones tercermundistas e inhumanas, vistas por todos y que conforman esa imagen dramática anclada en la frontera sur de Europa. De la fallecida aún no han trascendido muchos datos de su ámbito personal, aunque, según fuentes marroquíes, podría tener cinco hijos. Estaba esperando el momento de poder cruzar a Ceuta con su carro para hacer la carga y cuando iba a hacer sus necesidades, se cayó hacia el lado que da al mar, por la zona rocosa, falleciendo por las contusiones sufridas. Ahora será
Marruecos quien tendrá que abrir la oportuna investigación sobre los hechos. Otra más relacionada con la muerte de una mujer dedicada al porteo, otra más que forma parte de la crónica negra de la frontera sur de Europa. El pasado fin de semana, FaroTV mostraba en un vídeo
las esperas y largas colas de estas mujeres desde el mismo sábado para poder acceder a Ceuta el lunes. 48 horas para poder coger un tique, 48 horas de dormir a la intemperie, aguantar el frío, las peleas y los intentos de robo o agresión. Algo que sucede a las mismas puertas de la frontera y que no termina de erradicarse a pesar de las quejas y denuncias de entidades sociales.