¿Será hoy el día?
Una sonrisa me invita a intentar buscar el instante, para sacarme de la cobardía y enfrentarme a una realidad. Un frasco de cristal, tan frágil, como útil, donde el hoy se junta con el futuro y aliñado con muchas cosas puede dar cobijo a un mañana sin marañas de interrogantes, sin pasar la vergüenza de una palabra que dará la felicidad, o un despropósito que estuvo en mi instinto de lealtad a no pasar por unos momentos de pérdida de mi sonrisa.
Y así día tras día, viéndola muy cerca de mí y mi boca no es utilizada como arma arrojadiza donde podría aventurarse a hablar una frase tan común hoy en día.
Pero sigo mi camino, solo y con un pensamiento fijo, de algún momento decir a los cuatro vientos: "te quiero", pero sigo con la cabeza baja y dándome golpes en el pecho intentando que el Señor valor salga de una vez de la guarida y se dé a conocer.
Me vienen escenas donde cogidos de la mano hacemos mi ruta habitual, y saltando de alegría nos enfrentamos nuestras caras con esa esencia del amor en nuestros rostros. Y juntos proclamamos a la sociedad que somos almas gemelas que por fin se han unido para la eternidad.
Pero me despierto en un desierto, sólo y con un complejo, que solo se puede achacar a mí falta de testiculina, escondida y con poco respeto a su función. Y con todo el calor reinante busco una sombra que se apiade de mi. Pero un flash me invade y me pone nuevamente en órbita.
¿Y aquella otra?
Pero mi respeto a mi corazón me hace darle largas a esta nueva idea y vuelvo al mundo de las dudas, de los achaques a mi desventura y así me mantengo día tras día, jornada tras jornada, con mis pensamientos puestos solo en esa muchacha.