Perdiguero, que fue expulsado también de la UFP, apuntó que el SIPE va a tratar de defender “al policía desde su puesto de trabajo” y realzó como valor propio el hecho de que sus miembros no van a ser liberados, ni se van a recibir subvenciones, ni se va a trabajar en connivencia con la administración. “Nosotros vamos a trabajar de uniforme, sin liberados, desde nuestros puestos de trabajo y con nuestro tiempo libre”, dijo. Perdiguero criticó a la UFP por quedarse más pegada a la dirección en vez de “preocuparse por la defensa de los policías” y recalcó que en Ceuta van a seguir trabajando por la formación de los policías llegando a donde “la dirección no llega”. Destacó además que reivindicarán los derechos que tienen los policías para que “los mandos” sepan la función que éstos tienen teniendo que ser respetados. “Vamos a seguir con una línea reivindicativa, sin casarnos con nadie”, añadió Ana Moya. Perdiguero le completó su promesa argumentando que “la gente quiere un cambio” porque se ha cansado de la situación y apuesta por un sindicato que defienda al policía y no esté vinculado al poder.
La marcha de la UFP, con polémica
Moya acusó a su ya anterior sindicato de hacerle un boicot en la asamblea celebrada ayer y que ella misma se había encargado de anunciar. Acusó a quien le ha relevado en el puesto, Fernando Guerrero (ver página 14) de injuriarla y de querer “dejar en evidencia mi integridad”. Le acusó de injuriarla en la asamblea de lo que, dijo, tengo testigos pero, aclaró, se marchó contenta por la “ovación”, que le habían brindado sus compañeros. Advirtió que no descarta presentar una demanda. Se criticó la ligazón de UFP con UGT y su lejanía del policía.