Vengo reiterando que los problemas que tiene Ceuta son siempre los mismos, precisamente porque no se solucionan.
Desde hace mucho tiempo somos una arriesgada isla energética; tenemos problemas endémicos en la frontera; seguimos perdiendo el control de barrios enteros desde La Almadraba al Príncipe; carecemos de un Plan Estratégico para saber dónde vamos; desperdiciamos posibilidades de desarrollo con un paro galopante; disponemos de conexiones marítimas con precios disuasorios; tenemos frenado el desarrollo urbanístico; seguimos con un helipuerto a ninguna parte; soportamos continuas agresiones al Régimen económico-fiscal con tres aduanas, y otras muchas circunstancias que constan por escrito. El de la telefonía móvil es otro de estos problemas no resueltos.
En enero de 2008, hace más de ocho años, publiqué un artículo, después reproducido en el libro Predicando en el desierto, que bajo el título Moviestrellados, describía el calvario que pasamos a diario los clientes de Movistar, simplemente para hablar por el teléfono móvil. Después de tanto tiempo, no solo continúa el citado problema, sino que se ha agravado. Decía en el referido trabajo de 2008:
"Pero son los teléfonos móviles los que anuncian cada día la vergonzosa situación que atraviesa Ceuta porque, al tener una frontera tan cerca, el problema se traduce en claros perjuicios económicos. Lo cierto es que existen demasiadas zonas de sombra en que no hay cobertura o ésta resulta tan escasa que entran con facilidad las compañías de Marruecos. Los ceutíes deben acostumbrarse forzosamente a elegir el sistema manual en sus teléfonos, para que los operadores extranjeros no se impongan y recarguen todavía más la cifra a pagar cada mes por los consumidores. Pero los usuarios que no se anden listos, pueden caer en la trampa de roaming, sufriendo con ello importantes perjuicios económicos.
Hace un mes cursé una nueva reclamación a la Compañía Telefónica (hoy Movistar) porque en la calle Independencia no solo llegaba menos de la mitad de potencia que la operadora marroquí, sino que además las conversaciones de interrumpían constantemente. Tengo también un teléfono móvil con tarjeta de Marruecos y la operadora Maroc Telecom entra con toda la potencia, mientras que Movistar cubre en el teléfono una tercera parte de dicha potencia. El resultado es continuos cargos por roaming en cuanto hay un descuido, e interferencias de Marruecos que interrumpen las comunicaciones en curso.
Mi reclamación que está registrada con su número, generó una reacción de Telefónica que lleva teóricamente más de un mes de pruebas, sin resolver el problema. Pasaron de negar la evidencia al principio, a la intervención del departamento de Calidad de redes, reconociendo la existencia del problema y prometiendo hacer algo por resolverlo. Y hasta hoy. Pero la falta de potencia de Movistar no solo se circunscribe a la calle Independencia, sino que afecta igualmente a toda la zona sur de Ceuta, desde la frontera hasta el monte Hacho. Es sabido que en el primer tramo del Recinto, la conexión llega a interrumpirse y esto lo saben bien los usuarios de la zona y hasta los taxistas que observan a clientes enfadados por los cortes en una parte de la cuesta. Sin embargo, hay clientes de Orange que manifiestan no tener problemas en esta calle.
Y no cabe duda que también existe un negocio tras esta confusión de redes. Todas ellas, las marroquíes y la española facturan cada año importantes cifras por el roaming de los que se despistan, usuarios de Ceuta o Marruecos que caen en la trampa y deben pagar cantidades importantes en sus recibos. Porque otras personas que sucumben en esta trampa del rooaming involuntario son los visitantes de la Península que, al tener el teléfono en automático, se conectan con Marruecos sin saberlo, salvo que alguna alma caritativa les avise y ello con la consiguiente pérdida de imagen para Ceuta.
Tenemos representantes políticos en Ceuta y en Madrid que, aunque con tanto retraso, deberían tomar cartas en el asunto para exigir la calidad a que tienen derecho los consumidores locales o los visitantes. Y mientras, que todo el que se vea afectado reclame a Movistar y además publique su queja. Porque la telefonía móvil es esencial en nuestros días para la vida económica y social de una ciudad moderna.
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