El XVI Symposium Internacional de Historia de la Masonería Española ha vuelto este viernes a Ceuta después de que la jornada del día anterior se celebrase en la ciudad marroquí de Tetuán.
De este modo, el Conjunto Monumental de las Murallas Reales ha vuelto a acoger a expertos en masonería de diferentes puntos del territorio español para exponer sus estudios sobre masonería como los vinculados al ámbito norteafricano.
Aunque aún queda un día para que concluyan estas jornadas, José Leonardo Ruiz Sánchez, presidente del Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española, ha expresado que “los días de trabajo están yendo bastante bien, asistiendo casi todos los comunicantes. Verdaderamente se han preparado bien sus intervenciones y los avances que estamos teniendo en el tema de la historia de la masonería”.
Con todas estas ponencias lo que pretenden es “proyectar una historia de la masonería que nada tiene que ver con lo que se viene diciendo muchas veces, eso de que son falsos o conspiraciones”, asegura Ruiz.
Una de las ponentes de este viernes ha sido María José Turrión, quien hablaría sobre la ‘Represión de la masonería femenina’. Concretamente sobre “el estudio de los expedientes de las masonas sumariadas en el Tribunal de Represión de la masonería y el comunismo. Un tribunal que nace el 1 de marzo 1940 y está vigente hasta 1963, cuando los delitos de masonería pasan a ser vistos desde el Tribunal de Orden Público”.
De los 64.000 expedientes que acogió ese Tribunal, dividido entre la sección masónica y la comunista, “yo me he preocupado de las sección masónica y de la mujeres exclusivamente, unas 300 masonas represaliadas”, detalla Turrión.
A raíz del análisis de esos expedientes, la ponente ha podido comprobar “que se represalia igual a hombres que mujeres masonas”. Aún así, indica que se puede apreciar “un punto de vista con un matiz de género en las propias declaraciones de las masonas. Y es que con el fin de paliar y minimizar los golpes de la represión, ellas se auto infligen una discapacidad por el mero hecho de ser mujeres”.
Esa visión la ha obtenido de los propios expedientes, donde se puede leer cómo algunas de ellas declararon frases del tipo “no, yo de eso no entiendo, yo soy mujer, yo solo me ocupo de las cosas de mi casa”. Algunas de estas mujeres que se acogieron a esa declaración fueron grandes masonas como Violeta, seudónimo que estaba detrás de Consuelo Álvarez.
Cabe destacar que el Tribunal de Represión de la masonería y el comunismo no imponía penas de muerte sino de presión y “de los 300 sumarios solo hay 3 condenadas a una pena de 30 años de reclusión y dos de ellas ni siquiera eran masonas”, concluye la investigadora.
Tras el éxito que están teniendo estas jornadas en la ciudad, no descartan volver a Ceuta para celebrar algún seminario.
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