Me han preguntado muchos amigos y compañeros, como alguien, por ejemplo yo, puede ser republicano, después de las dos funestas experiencias de 1873 y 1931. Creo que frente a estas dos desgraciadas realidades, que además fueron de corta duración, no se debe responder solamente con la cantidad y calidad de los hechos bajo el dominio de la Corona, acaecidos desde los Reyes Católicos hasta hoy pasando por las épocas de los Austrias y las funestas de los Borbones , de los que solo se salvarían, además de los Reyes Católicos, de los Austrias, Carlos I y Felipe II, y de los Borbones, Carlos III, por no hablar de etapas ominosas a la caza de un Rey extranjero, como la de Amadeo I de Saboya, las traiciones de Carlos IV y Fernando VII o la huida de Alfonso XIII, porque ninguno de esos episodios son la razón de mi republicanismo. Considero que en la época actual, la sociedad debe elegir al mejor de entre sus miembros para dirigirla .Es un credo simple. Ni siquiera una dinastía castellana, como la de los Trastámara , que ya no existe y mucho menos una extranjera, como la Casa de Borbón, que fue ajena a la nuestra cultura e incluso repudiada en Francia su país de origen, porque no es cuestión de dinastías , sino del desarrollo del pensamiento liberal. Desde el siglo XIX el dirigente máximo de una sociedad debe ser elegido de entre los más capacitados y no el perteneciente a una dinastía perpetuándose de padres a hijos por muy capacitados que estos sean, sin haber sido elegido por esas sociedad.
Qué duda cabe que para que eso ocurra, el procedimiento de elección del “primus -interpares “tiene que basarse en una elección justa y democrática y el elegido debe permanecer en el poder solamente un corto periodo de tiempo, y ello requiere una sociedad cultivada y unos dirigentes preparados y elegidos entre los políticos más sobresalientes. También es necesario precisar que sea cual sea el sistema elegido, la excelencia al cien por cien nunca estará asegurada. Es necesario pues, proyectar una pirámide poblacional, cultivada desde la base, de manera que la clase media sea una franja muy ancha y en la cúspide solo puedan llegar los verdaderamente brillantes. Es, en cierto modo, el modelo francés, donde los dirigentes del poder ejecutivo de la República en general han pasado por la ENA, (Escuela Nacional de Administración) a la que solo se accede con historial académico sobresaliente, y después de superar un examen de entrada y varios cursos, de ahí los “enarcas”, de los que su Curriculum es bien conocido, que van escalando puestos en la Administración y los que se deciden por la política e ingresan en un partido, es difícil que no se les conozca, y por supuesto no dejarán chocar la nave del Estado contra los acantilados de babor o de estribor. Para ello desde la base se tiene que ponderar el mérito y el esfuerzo como principios fundamentales de educación de la sociedad.
Las monarquías no han tenido más remedio que adaptarse a los nuevos tiempos. El Rey gobernante ha sido sustituido por el Rey reinante. Gobiernan otros. En el caso del Reino Unido, son las Universidades de Oxford y Cambridge las que marcan la pauta. El sistema educativo, además de impulsar el amor a la nación , y la exigencia en el saber, mantiene el afecto basado en el conocimiento y aceptación de su pasado y de la monarquía , que a su vez no ha dejado el boato, porque ha considerado que su protocolo, es el símbolo de la grandeza de la Nación, y su Tradición, no de la Reina, por lo que hasta sus visitantes se despiden marcha atrás ,para no darle la espalda. Gobiernan otros, los más capacitados. En España, donde no existe en modo alguno ese afecto hacia a la Corona, hemos dejado el simbolismo, creyéndolo caduco y eso, que dudad cabe, aunque parezca algo menor, ha alejado al pueblo de la Corona, la boda con una plebeya a la que se le nombra Reina, lo que no sucede en el Reino Unido, donde el título de Rey es ostentado solamente por quien hereda el título, no por los consortes, se piensa que es el signo de los tiempos. Así no tenemos ni lo uno ni lo otro, ni la grandeza de la monarquía británica ni el acercamiento que produzca cierto calor a los ciudadanos.
Nuestra Monarquía, por sus continuos altibajos, no ha conseguido aunar un aprecio en la sociedad a lo largo del tiempo .Por no extendernos, dejaremos a un lado la Casa de Austria, que nos dio los mayores momentos de gloria y logró construir el imperio español, el mayor de los hasta ahora conocidos. Si repasamos someramente lo ocurrido desde el advenimiento de los Borbones en 1700 hasta 1975,muerte de Franco, donde se han sucedido en el poder, monarquías, regencias, repúblicas y dictaduras, junto a siete constituciones ,veremos errores y desgracias, a veces ajenas, como la invasión napoleónica, y sobre todo guerras y más guerras civiles como las dinásticas carlistas que poco importaban a la población pero que la han sufrido, y que han apartado a nuestra Nación del camino de la modernidad.
Comienza el siglo XVIII con el reinado de Felipe V, un rey ya algo demente, loco de atar según otros, que es obligado a abdicar en su hijo Luís I cuando este tenía 16 años, pero al morir unos meses después de viruela, y no poder subir al trono su hermano Fernando que solo tiene once años, tiene que volver a tomar el poder. Sufriremos la guerra de Sucesión (1702-1714) y la pérdida de Gibraltar. Al fallecimiento de Felipe V (1746) se sucederían dos periodos muy interesantes , el periodo más tranquilo con Fernando VI, hermano de Luís I, Rey desde los 13 años, periodo provechoso , sin guerras, por haber sido muy bien aconsejado gracias a los ministros que le acompañaron, pero en su vejez degeneró en locura como la de su padre, nos lleva a la guerra de los siete años, un desastre militar , muere sin hijos en 1759; y el periodo de Carlos III, hermanastro del Fernando VI, e hijo de Isabel de Farnesio, el “Rey albañil”, muy prudente que enseñoreó Madrid, intentó ilustrar al pueblo, aumentó la renta nacional, apoyó la libre empresa, fundó el Banco de San Carlos , antecesor del hoy Banco de España, finalmente no logró su propósito de progreso por la gran ignorancia del pueblo, hizo lo que pudo; falleció en 1788 y con él el primer intento de modernizar España. A partir de ahí, comienza el declive con Carlos IV, un Rey sin preparación ni autoridad, que abdicaría en su hijo y después cedería la corona a Napoleón que coronaría a su hermano José, no nos ayudan los franceses con sus dos invasiones, una en 1808 que ocasiona la Guerra de la independencia y otra veinte años más tarde para ayudar al maldito Fernando VII, con los cien mil hijos de San Luis. El felón fallece en 1833 y comienza el baile de las Regencias , primero la de su mujer María Cristina, que coincide con la primera guerra carlista y en el gobierno se suceden moderados y progresistas, cuando esta se vuelve a casar en secreto y se harta de robar, la apartan de la regencia; después llega Espartero; finalmente con 13 años se declara la mayoría de edad de Isabel II (1843) a la que enseguida se le busca un marido que resulta homosexual con quien se casa a los 16 años, y la señora se dedica al fornicio, el futuro Alfonso XII es hijo de un teniente de Ingenieros D. Enrique Puigmoltó. Llega una década moderada con cierto despegue económico.
El alejamiento del ala progresista por parte de Isabel provoca la sublevación militar, Serrano derrota a las tropas isabelinas, es La Gloriosa Revolución de 1868 que expulsa a la Reina después de veinticinco años de reinado (“abajo la Isabelona”) . Hay que buscar un nuevo Rey y se le busca en Italia, otro Rey extranjero, Amadeo I de Saboya que solamente puede aguantar dos años (1870-1873), “España vive en constante lucha...” dijo cuándo se fue, y otra guerra carlista. Y y ya aparece la I Republica (1873) que apenas dura dos años. Tras su fracaso, se busca de nuevo un Rey, esta vez español, será la Restauración ideada por Cánovas en 1875, el Rey será Alfonso XII, hijo de Isabel. Se inicia un corto periodo de relativa tranquilidad donde se alternan en el gobierno, de nuevo, moderados y progresistas. El Rey fallece diez años más tarde y sin conocer a su hijo Alfonso XIII nacido meses después. De nuevo otra Regencia, la de la viuda María Cristina de Austria que jura la Constitución de 1876 y permanece en el trono hasta que le sucede su hijo al alcanzar la mayoría de edad en 1902. Este periodo es bastante conflictivo por los problemas internacionales que sufre el país (Marruecos, Cuba, EE.UU, Filipinas)y los internos que acaban en asesinatos de grandes líderes . Alfonso XIII será acusado de perjuro por facilitar el golpe de estado de Primo de Rivera en 1923, de suspender las garantías constitucionales y de intervencionismo político. Después de las elecciones municipales del 12 de Abril de 1931 y comprobar que la izquierda había ganado en las grandes ciudades y sin escrutar la totalidad de los votos que darían la victoria a la monarquía, los madrileños se echan a la calle y proclaman la II República dos días más tarde. El Rey se marcha al exilio. Después de la República, la guerra civil y la dictadura interminable de Franco , sin prácticamente ninguna oposición, dan paso a la Constitución de 1978. Durante todo el periodo reseñado han sido asesinados cinco Jefes de Gobierno: Prim, Cánovas, Canalejas, Dato y Carrero.
El mismo repaso somero a las Repúblicas nos revela que la I se encontró una España dividida que quiso serlo aún más. Unas provincias proclamaron el estado federal, otras se erigieron en cantones, los partidos divididos en facciones y familias, cundió la anarquía y el desorden por doquier. En enero de 1874 Castelar resulta derrotado, entra Pavía en el Congreso. Cuatro presidentes en un año, el primero Figueras se marchó rápidamente a Paris, y un desastre total. La II República, nacida en 1.931 ,nada más nacer se encuentra con el golpe de estado de Maciá, en el siguiente año el de Sanjurjo , y dos años más tarde con otro golpe del separatismo independentista catalán , esta vez liderado por Companys, y el golpe revolucionario a la democracia dado por Largo Caballero en 1.934 al no consentir que la derecha pudiera gobernar durante la República, por lo que inició la revolución que dos años más tarde nos llevaría a la guerra civil con el Alzamiento Nacional de Franco. Ese pecado del PSOE de no aceptar a la derecha en un régimen democrático es lo que le invalida como partido demócrata y mientras no haga rechazo expreso de ese acto, siempre le acechará su sombra. Es una de las páginas más execrables de nuestra historia reciente.
En la actualidad esa sombra está más alargada que nunca con el demente al mando. Por ello, ni para los monárquicos ni para los republicanos ahora el problema reside en la dicotomía Monarquía-República, sino en las de democracia -dictadura, democracia –comunismo, libertad – comunismo. Ese es el verdadero núcleo del debate.
Para ello hay que dejar a un lado el pasado, que ya hemos visto que tiene errores, pero aprendiendo de ellos. Y no podemos decir como Ortega que “España es el problema y Europa la solución”, en modo alguno. España tiene que solucionar el problema por sí mismo, nosotros hemos de solucionar nuestro problema, al resto de Europa le importamos en tanto nos tengan que ayudar económicamente , en caso contrario, una higa .
Hemos llegado a la “ineptocracia” que de acuerdo con el filósofo Jean D’ Omerson es el sistema en el que los menos preparados para gobernar son elegidos por los menos preparados para producir y los menos preparados para procurarse su sustento son regalados con bienes y servicios pagados por los impuestos confiscados sobre el trabajo y la riqueza de unos productores en número descendente y todo ello promovido por una izquierda populista y demagoga que predica teorías que sabe que ha fracasado allí donde se han aplicado, a unas personas que saben que son idiotas. No, no es el momento de Monarquía o República.
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