Vi saltar a un perro una valla. Buscaba ser acariado por su dueño, después de estar casi un mes sin poderlo ver. Son esos episodios de la vida de nosotros. Pero hace reflexionar. Te pone la carne de gallina. Se te saltan las lágrimas. Aunque quieras ser un machote. Te acercas lentamente a tu mascota y después de acariciar la le das un fuerte achuchón. Es cuando piensas en alto. Esto será lo que hacen los redactores de nuestras publicaciones tanto escritas, como audiovisuales cuando quieren hacer el resumen del año. Espero que tengan la agudeza de pensar en algo bonito para este año marcado por una reseña muy especial. El coronavirus. El COVID19. Pero lo principal de todo es que ya se está acabando. Que los martirios aunque hayan dejado huella ya se ha puesto fuera. Ya hemos sufrido bastante. Ya hemos sacado la vajilla nueva para ir a la reunión familiar anual e ineludible.
Siempre en casa hay momentos bonitos. Ese día que le di un beso a mi madre. El otro que pude salir del trance de mi vida. Cuando el mal que me dijeron no existía. Yo creo que hay que ser positivo. Sino ver la clasificación del Madrid que nadie daba un duro por él. Observar cómo va en el primer bombo esquivando a los cocos de Europa. Y los demás están rezando para que no salga la fatídica. La del Bayer. Aunque en este mundo futbolero hasta los pequeños tiene piel de toro. Pero queda mucho tiempo para ese febrero que será más o menos como irá esa vacuna. La de la liberación del bozal. La de ir por la calle a la hora que nos de la gana. Y muy especialmente la de poder dar esos abrazos a las personas que quieres y que nos hayan quedado vivas después de esta trágica criba que hemos sufrido. Pero de todas formas os deseo unas Felices Navidades y un Próspero Año Nuevo. Lo deseo de corazón y os doy un abrazo. De momento virtual.