La desaparición de cinco menores en el mar, después de haber partido desde Ceuta en una embarcación, debería causarnos dolor a todos. Es un drama, se mire por donde se mire. Desde hace una semana nada se sabe de su paradero desde que emprendieron ruta hacia la Península. Uno, al leer esta noticia puede sentir lástima, sobre todo si tiene algún familiar directo con la edad de esos chicos y empatiza con lo que deben estar pasando sus seres queridos. Lanzarse al mar es una decisión extrema que tiene como resultado tantísimas muertes y desapariciones como las que estamos ya, desgraciadamente, habituados a contarles. Al sentimiento de lástima le puede acompañar el dolor por todo lo que está sucediendo en la Frontera Sur, que tiene a Ceuta como principal testigo. Humanamente no debe caber otro sentimiento pero desgraciadamente lo hay, y cada vez más.
Están los que pierden sus minutos en dejar inmortalizado su comentario en redes sociales o páginas web mofándose de una desgracia, burlándose de la situación de las familias, metiéndose con unos menores de los que no sabemos ahora mismo absolutamente nada. Acepto el mirar hacia otro lado, acepto incluso la insensibilidad ante las desgracias que suceden a nuestro alrededor y la hipócrita empatía con los dramas lejanos que vemos desde el televisor de nuestros hogares que nos llevan incluso a hacer donaciones que luego buscamos que desgraven en la declaración de la renta. Acepto tantas y tantas posturas frías y alejadas... Pero ya, el dedicar unos minutos de tu tiempo a reírse de unos chicos desaparecidos, a desearles el mal, a echarles la culpa de todo... me parece tan bajuno, tan inhumano y tan cruel que solo debe causar rechazo.
Muy al contrario, cada vez más aumenta ese discurso del odio, ese borreguismo manejado por el menosprecio al diferente, esa carrera por ganar el premio a la descalificación más hiriente. La brutalidad se ha instalado como parte de nuestras vidas, antes tan solo había quienes normalizaban las desgracias pero ahora han dado un paso más burlándose de ellas, despreciándolas y culpabilizando a la víctima. Nuestro futuro como humanidad tiene cada vez menor sentido.
El Islamismo y el cristianismo, sobre todo en su versión nacional-católica son sistemas cerrados (timeo hominem unius libri), que aprisionan las mentes. Si estamos aterrorizados por los crímenes islamistas y los denunciamos sin embargo no decimos nada y no nos planteamos cuestiones con respecto al paganismo procesional, de dudoso gusto artístico. Los autodenominados “cristianos” se alegran de la desgracia ajena. El Santo Oficio por lo visto no ha desaparecido de sus mentes. Los que se alegran de las desgracias ajenas (que sean marroquíes, o lo que sea) contraviene al principio de humanidad que es lo que en principio nos distingue de las bestias (pero son bestias!!). La oposición entre razas y religiones es el esquema mental habitual en esos lares y el análisis sereno de la situación esta cruelmente ausente.
Francamente quisiera que alguien me explicase que es lo que tiene de cristiano todo eso.
El unico que se mofa y no tiene compasion ni misericordia ni pena ni las lastima ni de los mayores ni de los menores y los utiliza como arma chantajista contra europa es su amigo mohames 6 que tanto defiende usted .por favor no escriba chorradas escriba con fundamento e intente hablar del problema de fondo que tiene marruecos con su gente.