Hubo una época, finales de los años 90, en la que por la valla de Ceuta llegaron a arrojar a bebés recién nacidos con tal de conseguir su entrada. Hubo una época en la que incluso la Guardia Civil llegó a rescatar a embarazadas a punto de dar a luz sorteando un espacio que ha sido testigo de todo.
La historia de un perímetro con casi 30 años de vida da para mucho, pero nunca para ver cómo un subsahariano intentaba el pase usando un parapente. Sucedió en la tarde de este jueves en Melilla. Ahora la Guardia Civil valora hasta qué punto sus medios de control son infalibles cuando chocan con la miseria.
La Delegación del Gobierno de la ciudad hermana era la encargada de confirmar este pase mostrando incluso el parapente recuperado, pero sorpresivamente nada se sabe de la persona que empleó este método novedoso.
En la Guardia Civil de Ceuta guardan recuerdos curiosos pero todos ellos bien alejados de esta situación. Ha habido entradas masivas que han escenificado un estudiado reparto de papeles, pases empleando las alcantarillas, escaleras artesanales que en su día constituyeron una novedad... pero nunca se ha visto un modo de cruce de estas características.
Sí que ya se han dado varios casos de intentos de huida al revés, de Ceuta a Marruecos. Escapes desde la frontera sur por múltiples motivos. Es quizás lo que más ha sorprendido.
Un abanico de posibilidades
En una valla marcada por las presiones que oscilan según las épocas se toma el caso de Melilla como algo anecdótico y puntual. El empleo de drones detectaría su aproximación aunque la carestía de personal y los más que evidentes fallos de los sistemas de sensores ya denunciados por las asociaciones reportarían una reacción tardía.
La miseria que se produce al otro lado abre un abanico de posibilidades que rompe con cualquier previsión y que deja en evidencia la hilera de millones gastados en una valla que ha sido testigo de todo, también de dramas cuantiosos, de muertes que no trascienden a los medios de comunicación porque se producen al otro lado y ni siquiera los activistas que trabajan en la zona norte se dan cuenta.
Se elevan las vallas, se idean nuevos sistemas de control pero los deseos de escapada generan ideas originales que aún todavía sorprenden.
¿Existe la miseria en Marruecos? CLARO. Pero es que a este lado no tenemos el país para ferias. Tenemos más pobres de los que podemos mantener.
Solo hay que ver las puertas de los supermercados en toda España; pidiendo, si al menos vinieran a trabajar