“Estoy separado, no veo a mi hijo desde que me tuve que confinar por dar positivo en
Covid, y voy a seguir sin verlo porque no me voy a arriesgar hasta no tener la seguridad de que estoy curado”, comienza explicando un ceutí padre de un niño de 11 años al que no ve desde hace unas tres semanas.
Esta pandemia nos está haciendo vivir momentos difíciles. Muchos niños de padres separados preguntan a diario cuándo van a poder volver a ver sus padres o madres confinados y que evitan las visitas por su seguridad. Este es el caso de un
militar de Ceuta que el pasado 26 de agosto dio positivo en coronavirus.
Al otro lado del teléfono y a pesar de que quiere mantenerse en el anonimato, le cuesta hablar “porque me asfixio”, pero la indignación que siente le lleva a querer denunciar su situación. El 20 de agosto comenzó su calvario. “Empecé a tener síntomas, sobre todo la fiebre, la asfixia y así... malestar general. Al principio no le quise dar mucha importancia, pero empecé a estar malo malo y a los cuatro o cinco días llamé a
Ingesa y automáticamente me confinaron”, cuenta.
No sabe cómo se contagió. No ha tenido contacto estrecho con ningún positivo o, al menos, que él sepa. “Siempre tengo mucho cuidado y utilizo la mascarilla y el gel desinfectante y todo porque le tengo mucho respeto, pero empecé a tener síntomas y al final mira. No estamos libres nadie”, continuó.
No recuerda muy bien si fue el 26 o el 27, pero en uno de ellos le hicieron la
prueba PCR y a los dos días le llegó el resultado: positivo en coronavirus. “Me mandaron las medidas a seguir y al principio me llamaban casi todos los días para saber si me encontraba bien o mal y a los tres días se olvidaron de mí y ya no me han vuelto a llamar. Incluso, llamo y no lo cogen”.
Hasta ahí todo normal, pero pasan los días y continúan los síntomas. “Sigo teniendo síntomas, pero me dicen que después de diez días ya estamos curados y no podemos contagiarlo a más gente, así que ya podemos salir. Ni hablar de segunda pruebas porque dicen que no hacen falta ya. Tengo un compañero militar que está en las mismas circunstancias. Primero, denunciaría el olvido con el que nos tratan y segundo, que no nos quieran hacer la prueba. Cuando yo sé de conocidos míos que se han pegado un mes y medio con el virus y seguían dando positivo”, lamentó.
Otro problema añadido: su trabajo. Al darle el alta y permiso para poder hacer vida normal, este militar tendría que reincorporarse a su trabajo a pesar de continuar teniendo síntomas. “Al ser militar trabajo con mucha gente y compañeros con familias, embarazadas y personas mayores y ahora voy yo y pongo en riesgo a todo el mundo, cosa que no voy a hacer. Eso quedaría en mi conciencia porque en la de ellos no”, denunció.
Confinado en casa
“No podemos tener la seguridad de estar curados y que no vamos a contagiar a nadie”
Desde el 20 de agosto vive confinado en su cuarto sin salir o saliendo lo más mínimo. “Llevo encerrado en un cuarto desde el 20 y menos mal que mi madre y mi hermana han dado negativo y no tienen síntomas. Pero veo un poco de vergüenza lo que están haciendo con nosotros. Además de que uno lo esté pasando fatal, no podemos tener la seguridad de que no vamos a contagiar a nadie y que estamos curados. Sé de más conocidos míos a los que les dicen lo mismo. Ese es el control que quieren llevar de la pandemia y yo sigo sin poder ver a mi hijo ni cuidar de mis abuelos”, concluyó.
Al haber recibido el alta médica, podría ser un irresponsable y “salir a la calle, ir a la compra, ir a ver a mi hijo y a visitar a mis abuelos como si no pasara nada”, pero su conciencia no le dejaría tranquilo porque aún se asfixia al hablar y tiene mucho cansancio.
Lo mismo ocurre con su trabajo, al que se tendría que incorporar a finales de esta semana o a principios de la siguiente. La pregunta es si no lo hace: “¿Qué ocurriría?”, relató.