“Mi vida es el atletismo y no podría estar sin practicar este deporte”

El atletismo no ha sido muy agradecido con esta marroquí, a punto de obtener la nacionalidad española, que se ha entregado en cuerpo y alma a un deporte que le agradaba desde pequeña y al que la suerte le ha vuelto la espalda para poder alcanzar metas mayores.

Como otros cientos de jóvenes de su país, comenzó a correr en el colegio y, poco a poco, los entrenadores se dieron cuenta de que en Samira Mhamdi había buena madera. Se hizo fuerte en los 400 metros valla casi por casualidad y entró en la selección de Marruecos, pero una decisión de sus preparadores para favorecer a otra atleta hizo que optara por abandonar temporalmente el deporte.
Después de tres años volvió a correr en la ciudad de sus padres, Oujda, porque entendía que no podía estar sin practicar esta modalidad. Sin embargo, cuando mejor estaba sufrió una fractura de tobillo y ... vuelta a empezar.
A pesar de estos altibajos, el atletismo sigue muy presente en la vida de esta joven que lleva seis años residiendo en nuestra ciudad y donde, a partir de ahora, dirigirá la Escuela de Atletismo del ICD. Un nuevo reto para una atleta con letras mayúsculas.

–¿Dónde pasas tu infancia?
–Nací en Fez pero a los dos meses nos fuimos porque mi padre era militar y nos recorrimos muchos lugares hasta asentarnos definitivamente en Oujda. Me crié en una familia humilde y empecé a practicar el atletismo en el colegio.
–¿Por qué el atletismo?
–Porque es el deporte de pobres en Marruecos al contrario de otras disciplinas, ya que todo es gratis, sólo tienes que tener unas zapatillas. Además, me gustaba correr, de pequeña nadie me alcanzaba y los profesores se fijaron en mí, por lo que empezaron a llevarme a las carreras.
–¿Cuándo empieza a dejar de ser una afición para convertirse en algo más?
–Cuando tenía once años me inscribieron en un club y con quince me llevaron al equipo nacional de Oujda, donde participaba en carreras largas, principalmente de cross.
–¿Y por qué te especializas en las vallas?
–Por pura casualidad ya que no tenía ni idea. Sin embargo, estando en el equipo de Oujda cuando terminó un entrenamiento nos encontramos las vallas en la pista y comenzamos a saltar porque no teníamos nada que hacer. Entonces un entrenador me vio y con dieciséis años me dediqué a esta distancia.
–¿Qué supuso este cambio?
–Un mayor sacrificio porque después de dos años me llamaron para el equipo nacional de Rabat, que es el más importante, y empecé a preparar seriamente las vallas. Entrenaba dos veces al día, sólo descansaba los domingos y lo peor era que estaba a once horas de mi familia.
–¿Fue un momento duro a nivel familiar?
–Sí porque estaba sola y mis padres sólo me veían por la televisión cuando participaba en las pruebas ya que cada fin de semana había una competición para calibrar el nivel y no podía relajarme porque todas las semanas había controles.
–Y por el camino también dejas los estudios, ¿no?
–Sí porque ahora se pueden compatibilizar pero antes en Marruecos sólo se estudiaba o se entrenaba pero no las dos cosas, de ahí que los corredores más famosos del país empezaban a estudiar cuando dejaban el atletismo.
–¿Fue una decisión dura o compensaba?
–Mi sueño era ser una campeona del mundo porque tenía claro que quería ser atleta, de ahí que me compensaba. No obstante, cuando llegas a los veintisiete años ya empieza el declive y todo se acaba o te pasas a otras distancias como los 800 metros o los 1.500 metros.
–¿Era muy exigente la preparación?
–Sí, todas  las mañanas entrenaba la técnica y un poco de series y por las tardes una mezcla de fuerza y resistencia. Para ser una buena atleta de 400 metros valla debes estar fuerte, ser muy rápida y tener ganas de hacerlo porque cuesta mucho. Yo tenía la suerte de poder saltar las vallas con la derecha o con la izquierda.
–¿Te acuerdas de tu primera victoria?
–Fue en el año 1993 en una carrera en Sudáfrica y fue un grato recuerdo.
–¿Es cierto que a la vuelta de esta prueba se complicó tu situación en la selección?
–Sí, me cortaron la trayectoria para favorecer a la campeona olímpica y mundial a pesar de que yo tenía mejor marca e incluso le había ganado. En esos momentos quisieron proteger a su estrella y me relegaron a un grupo menor aunque con 18 años ya hacía tiempos de seniors, pero no fui la única a la que perjudicaron con estas decisiones.
–¿Te condujo este golpe al abandono?
–Decidí dejar el equipo nacional e irme a un club de Primera División de Casablanca porque me dijeron que no podía viajar a competir fuera de Marruecos, sin darme un motivo convincente.
–¿Por dónde conduces tus pasos a raíz de ese cambio?
–Estuve un año en los 400 metros valla pero luego lo dejé porque moralmente estaba un poco tocada, por lo que volví a Oujda para acabar los estudios en un colegio de pago y con 22 años hice un paréntesis de casi tres años.
–¿Por qué regresas?
–Porque estando en el colegio el profesor del club era un amigo mío con el que coincidí en el equipo nacional, ya que él saltaba la pértiga, y me dijo que volviera a correr sólo para ganar puntos para el club de Oujda y acepté.
–¿Cuándo llegas a España para competir?
–En el año 2006 estuve buscando a personas para que me ayudaran a correr y recuperar mi nivel. Estaba en Castillejos pero para venir a España necesitaba cumplir unos trámites burocráticos, a pesar de que mandé mis títulos a España y me dijeron que cuando resolviera los papeles podría competir, lo cual me dejó una espina clavada.
–Y llegas a Ceuta ...
–Sí, contacté ese mismo año 2006 con Susana Román y Mekki, quienes me recomendaron que me inscribiera en Los Delfines y así lo hice, por lo que agradezco mucho el apoyo de estas dos personas a las que no puedo olvidar. Empecé a correr distancias largas y a participar en todas las pruebas locales.
–¿Y inicias un palmarés exitoso de victorias?
–Sí, gané la San Silvestre de 2006 y me hizo mucha ilusión porque mi vida es el atletismo y no podía estar sin este deporte, ya que me faltaba algo. Soy feliz cuando estoy con un chándal y unas zapatillas corriendo.
–¿Y conoces a tu marido?
–Sí, fue otra casualidad porque lo conocí en las carreras ya que él trabaja en el 061. En el 2009 nos casamos tanto en Ceuta como en Tetuán y ahora estoy culminando todo el proceso para conseguir la nacionalidad española. Valga como dato que en un mes nos hicimos 5.000 kilómetros en Marruecos para resolver los trámites legales.
–¿Qué significa tener la nacionalidad española?
–Es algo de lo que me sentiré muy orgullosa para devolver lo que han hecho por mí, además de que ahora cuando corra diré que soy ceutí y no marroquí.
–¿Y cómo es que en tu palmarés figuran varios triunfos en Asturias?
–Porque mi marido tiene su familia en Gijón, pasamos allí las vacaciones y he ganado varias carreras, entre ellas dos San Silvestre el mismo día en el año 2010, además de otras pruebas de 5.000 metros y 10.000 metros en las que he participado en pueblos cercanos a Oviedo.
–¿Pista o carretera?
–Sin duda la pista.
–¿Es cierto que el infortunio te volvió a perseguir cuando preparabas el Campeonato de España de cross?
–Sí, firmé en el Club Ría Ferrol y cuando me estaba preparando para el Campeonato de España de clubes de cross una semana antes entrenando en Ceuta pisé una alcantarilla y tuve un esguince de grado 3 en el tobillo. Aún así, participé luego  en el Cross del Aceite en Torredonjimeno en Jaén y a cien metros de la meta, cuando iba destacada, me volví a torcer el tobillo y entré coja en la meta, acabando segunda. Tenía un nivel muy alto y estuve un año parada, por lo que en el 2011 no hice nada y he vuelto hace cuatro meses a competir y ganar los 1.500 Metros Urbanos.
–¿A qué aspiras ahora?
–Enseñar mis conocimientos a los jóvenes porque quiero centrarme en mi carrera como entrenadora. Actualmente soy secretaria técnica de la Federación de Atletismo y entrenadora de la escuela del ICD y espero tener muchos atletas de nivel, aunque lo principal es contar con niños con ganas porque el atletismo es algo del día a día.
–¿Qué esperas de la Escuela de Atletismo?
–Ser una madre para todos los niños que empiezan a correr. El atletismo es un deporte sano y cuando te enganchas te olvidas de muchas cosas malas, por lo que espero ayudar, en lo que pueda, a todos los que vengan.

Los 400 metros valla, su prueba

FICHA. Samira Mhamdi nació en la localidad marroquí de Fez (1977) pero se crió en la ciudad de Oujda, de donde son originarios sus padres. Es la tercera de una familia de seis hermanos que hace tres años contrajo matrimonio con el gijonés Pelayo Díaz.
Su especialidad siempre han sido los 400 metros valla, donde llegó a ser convocada con la selección nacional de Marruecos y estableció su mejor registro en un tiempo de 53’00”.
El paso de los años hizo que optara por otras disciplinas como el cross o la media maratón, destacando también en distancias cortas. Lleva seis años residiendo en nuestra ciudad, es entrenadora de club de atletismo y en el mes de julio afrontará en Madrid el tercer nivel para conseguir la titulación de entrenadora nacional.
Le gusta viajar, la música y el deporte en general.