Me levanto y al abrir los ojos veo un nuevo día. Con mucha devoción le doy las gracias por ofrecerme este nuevo episodio a nuestro Altísimo.
Pero todo cambia cuando un WhatsApp me anuncia el fallecimiento del padre de un amigo.
Rápido le mando unas condolencias que me parten de mis adentros, de mis sentimientos más profundos.
Y mi mente vuela libre y me da pistas de lo que somos realmente. Un ser humano puesto en este mundo para cumplir un “algo”, que no sabemos lo que nos ha tocado, pero seguro que ya hemos hecho algo positivo dentro de nuestra vida cotidiana.
Y eso es lo que nos espera, un cúmulo de cosas que debemos, o nos encontramos y gracias a nuestras ideas, experiencias, tener consejos, o múltiples cosas, nos hacen señalar un camino y ser recordado en el futuro.
Recuerdo de nuestras acciones, de no tener esa gallardía de acometer algo que deberíamos de haber hecho, o simplemente ser el elegido para ser el líder, o el simpático, el manitas, o multitud de funciones que cada uno está indicado para ese instante, ese momento, esa idea de estar dentro de una vía buena, o muerta.
Te vas y deseas continuar, pero la “llamada”, no se puede obviar, debemos de ser obedientes e irnos hacia ese lugar donde nadie regresa jamás.
Que bello fue nuestro peregrinaje, nuestro valle de lágrimas, nuestro mundo especial y ahora con esa incertidumbre nos vamos y seguro que seremos recordados, aunque sea unos instantes.
Miro a la familia y les encuentro en un limbo donde no asimilan lo que ha pasado. Serán muchas las jornadas que sentirán la presencia, e incluso lo escucharán, pero lo certero de todo es que ya está allí en ese cementerio que todos tenemos que ir algún día. Aunque no nos guste pensarlo, pero es nuestro destino.
“Polvo eres y en polvo te convertirás”.
Miro mis recuerdos y no son fiel reflejo de los últimos momentos, sino del pasado donde estaba más favorecido, joven y con las energías, que hoy se han ido con el.
Son tantos los recuerdos, que se irán poco a poco apagando, aunque de vez en cuando nos volverán cuando alguien se atreva a volver a sacar los retratos, las historias recogidas en instantes donde saben que van a ser inmortalizados para un futuro.
¡Que guapo estaba allí!. Y una sonrisa acaba de venir, donde seguro será el que con sus manos nos estarán agarrando con todo el cuidado posible y dándonos un beso de cariño, para que nunca falte ese calor que creemos que se nos ha ido. ¡Fueron muy felices los días que estuviste conmigo!.
Un gran beso papá y hasta siempre.
P.d. No importan las creencias ni las religiones, razas o etnias, lo unico importante en esta vida y que siempre quedará es: SER BUENA PERSONA.
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