“Mi nieto no vale para hacer la guerra”

El día que Hamza se marchó a Siria, el pasado viernes, nació su segundo sobrino. Hijo de su única hermana, ambos criados por su abuela Fatima desde que nacieron, ya que su madre vivía en la casa familiar donde ahora todos se llevan las manos a la cabeza tratando de buscar explicación a por qué un chico de 19 años

estudiante de Bachiller en el Abyla y que soñaba con ser profesor, ha decidido ir “a hacer la guerra... Pero si es miope, si le rompen las gafas le matan porque no vería nada”, lamenta su abuela.  “Él no vale para hacer la guerra. Si es muy bueno, me enseñaba a rezar y era un niño tranquilo y cariñoso”.
La casa está a oscuras y mientras el recién nacido duerme sobre unas mantas en la catarba del salón, recibe las miradas de su bisabuela que aún no puede creerse que su nieto la llamara la noche antes para pedirle perdón y decirle que estaba ya en Siria. Unas callejuelas más arriba, en la misma calle Este del Príncipe, la mujer de Mohamed, uno de los tres compañeros de viaje de Hamza, aún espera escuchar su voz al otro lado del teléfono. Ya han llamado dos de los cuatro que se fueron. Hamza es uno de ellos. El más pequeño aunque no menor de edad. Tiene 19 años y su única hermana 17. Acompaña a sus abuelos y cuida a su bebé y a su primer hijo aunque ella vive en Benzú junto a su marido. “Estos días me quedó aquí con ellos... Estamos todos destrozados, no nos lo podemos creer porque nunca habló de Siria, alguna vez nos dijo que le gustaría irse de viaje a Bélgica a ver a un amigo suyo, pero nunca a Siria y menos a la guerra”, asegura.
Su abuela explica que a las cinco de la mañana entró en casa, porque él vivía en un cuartillo arriba, y rezó junto a ella “porque él me enseñaba y me explicaba cosas porque había estudiado el árabe”. Luego le dijo adiós “sin darme un beso ni nada y me dijo que se iba a la cama”. En realidad se fue al puerto junto a sus tres compañeros. “Era amigo de uno de ellos, los otros simplemente los trataba como vecinos, pero la madre de su amigo nos llamó el sábado al ver que no llegaba a casa y notamos que Hamza tampoco estaba”. Ese día, ya sábado, fueron al hospital a recoger a su hermana con el recién nacido. “Se fue el mismo día que nació, lo que es la vida”, la menta la abuela que ya no sabe qué decir. “Pusimos una denuncia y ya anoche recibimos su llamada muy breve, sólo pidiéndonos perdón al abuelo y a mí y diciendo que estaba allí”.
Desde el sábado su casa ha sido un entrar y salir de gente. “Yo me voy a volver loca, vienen a dar el pésame, como si hubiera muerto, a mostrar su tristeza... sigo sin creerlo... me fregaba el suelo de la casa, me ayudaba a tender, me abrazaba muy fuerte y me decía que me quería... yo le decía que estudiara, tenía cuatro cates y a veces faltaba a clases y me decía que el año que viene se esforzaría más”.
Desde hacía dos meses, su hermana explica que había roto todas las fotos en las que salía, que no le gustaban. La abuela dice que a lo mejor no fue a la guerra y se ampara en su falta de visión y dice unas palabras muy claras: “Somos pobres pero no le faltaba de nada. No sé por qué se ha ido, con su mejor amigo... su abuelo le daba siete euros al día, vestía bien, tenía nuestro cariño...”. Ella, junto a su nieta y a sus bisnietos, espera que vuelva a sonar el teléfono para escuchar su voz. “Ayer tan sólo pidió perdón, no me dio tiempo a nada ni siquiera a decirle que vuelva, que aquí tiene su casa... es un niño con 19 años”. Su hermana, Yusra, acuna al recién nacido y reconoce mirándolo que está “feliz por él, pero triste por mi hermano... no puedo explicarlo”. Como muchos familiares que sólo piden que regresen, que esperan sus llamadas desde Siria y que no quieren ni siquiera entrar en sus habitaciones vacías.

Algeciras-Málaga-Turquía-Siria

Las fuerzas de seguridad barajaban hace unos días la posibilidad de una nueva ruta para que los yihadistas viajaran a Siria. En este caso, los cuatro jóvenes que han partido, de entre 19 y 27 años, todos residentes en Príncipe Alfonso, cogieron el primer barco el viernes y a las 14:30 un avió en Málaga que les llevó hasta Turquía. Así lo reflejaban las cámaras del aeropuerto, donde se les vio por última vez, tal y como informaron a los familiares. Uno de los rumores que cobra cada vez más fuerza es la detención de uno de los ceutíes que viajó a Siria hace un par de meses. En la barriada, los vecinos prefieren no hablar del tema. Hay silencio aunque son muchos los que aseguran que va a haber más viajes y que esto no ha hecho más que comenzar. Dos de los que se han marchado ya han dado señales, mientras que las otras dos familias esperan las llamadas que les confirmen que están en territorio sirio.