La gran mezquita del Príncipe Felipe, la de Al-Umma, fue, ayer, la última en reabrir sus puertas tras el estado de alarma decretado por la pandemia del coronavirus. Lo hizo aplicando las máximas medidas de precaución para evitar ser un foco de rebrote de la COVID-19, reduciendo su aforo al mínimo y tras una inversión notable sin apenas ayudas de la Administración.
Donde hace cuatro meses rezaban cada viernes después de mediodía alrededor de 400 personas lo hicieron ayer apenas una veintena. Podrían haber llegado al triple, pero no son cifras lo que guía a la comunidad del templo, que ha priorizado “la seguridad” sanitaria de sus fieles.
La mezquita se sumó ayer al resto de las otras 32 de Ceuta en recuperar su actividad, suspendida desde el 15 de marzo, después de acometer numerosas inversiones.
Cada fiel debe ir con su alfombrilla y cumplimentar las abluciones en su casa
No solo no es posible hacer las abluciones en sus instalaciones. Cada fiel debe acudir al templo con su propia alfombrilla, con mascarilla, con conciencia para respetar las distancias de seguridad y con una bolsa para guardar su calzado.
Antes de entrar se somete a las personas a un control de temperatura y, una vez dentro, en el espacio que se ha recubierto con un plástico duradero que se desinfecta tras cada oración, los fieles tienen un espacio asignado y marcado del que “no pueden moverse” para no generar un repunte de la pandemia, el objetivo que la comunidad de la mezquita se ha marcado como objetivo irrenunciable mientras no se encuentre una solución sanitaria definitiva a la pandemia.
“Nadie está obligado, religiosamente, a acudir a la mezquita, y se recomienda que los menores o las personas con patologías no lo hagan, pero quienes vengan tienen que hacerlo cumpliendo las reglas básicas establecidas de acuerdo con las autoridades sanitarias”, explica uno de los responsables del templo, Abselam Mohamed.
“Hemos tardado un poco más en reabrir, pero hemos intentado hacerlo de la manera más segura, con todo el suelo recubierto de un plástico resistente para cada desinfección”, indicó Mohamed.
La mezquita no estará abierta de momento para el rezo de los viernes a última hora de la mañana, el más multitudinario de la semana, y podrá albergar a hasta “60 ó 70 personas” en el mejor de los casos.
“Religiosamente los fieles no están obligados a venir porque seguimos en una situación de precaución y emergencia, por lo que hacemos un llamamiento a la responsabilidad”, indicó el responsable del templo.
Muy loables las medidas y con mucho sentido comun. Dios los guarde.