Si concibes la Guardia Civil como un cajón de colocaciones pasa que ni resuelves sus problemas y además haces el ridículo. Es lo que le ocurre al Gobierno, que está pensando más en cómo afrontar estas elecciones sorpresa que en resolver y atender las peticiones de los guardias civiles.
Ya tenemos nuevo responsable. Hemos pasado de Mercedes a Leonardo, de directora a director, después de que los espabilados incluyeran a la primera en las listas del PSOE y hayan tenido que buscar a toda prisa el comodín.
Las asociaciones han salido a escena para criticar. Demasiado suaves han sido. Con la que está cayendo deberían haberse movilizado para plantar cara a una dirección que se ríe de todos. De los guardias los primeros y de sus familiares después. De paso ya también de los ciudadanos.
No hay interés en resolver los problemas que afectan al Instituto Armado y lo que de momento van haciendo son sólo experimentos.
Esperen a que se analice el bodrio de perímetro que se ha inventado el ministro Marlaska, tiempo al tiempo. Nos vamos a reír a base de bien.
No entiendo cómo un ministerio es capaz de mofarse de esta manera de toda una Guardia Civil. Lo hace. Ahora Leonardo si supera la prueba electoral visitará Ceuta, quizá a escondidas o a bordo de una patrullera. Los problemas seguirán siendo los mismos. Cuando no hay respeto ocurre lo que vemos.