Nadie esperaba un escenario que generara un sentimiento de empatía colectiva de los ciudadanos con las Fuerzas de Seguridad del Estado. Los españoles-as conocían que los guardias civiles y policías tenían salarios inferiores a las policías autónomas y locales. Sin embargo, no existía ese sentimiento de indignación que propició que periodistas, colectivos ciudadanos y sociales ajenos a las Fuerzas de Seguridad hicieran suyas las reivindicaciones históricas de las asociaciones profesionales de guardias civiles y sindicatos policiales. En todas las reuniones de las asociaciones profesionales de guardias civiles con los partidos políticos reivindicábamos la equiparación salarial con los Mossos.
Ningún político en este país desconocía la injusta diferencia salarial y, por supuesto, era una de las principales reivindicaciones de las asociaciones profesionales. Peticiones que eran oídas, compromisos que eran contraídos, pero jamás cumplidos. Esa era la situación hasta que se generó esa circunstancia especial a la que me refería. A partir de ese momento los medios de comunicación comenzaron a denunciar e informar la incomprensible diferencia salarial entre las policías autónomas y locales con los guardias civiles y policías. La continua visualización de la injusticia que estaban padeciendo las Fuerzas de Seguridad del Estado y el compromiso de los medios de comunicación allanaron un camino impensable sólo unos meses antes; insisto sólo unos meses antes, porque ni los más optimistas podían pensar que los medios de comunicación generarían una opinión social capaz de enervar las conciencias de ciudadanos y políticos para acabar con esta discriminación salarial.
En ese contexto social y político favorable sólo quedaba crear una plataforma que agrupara a guardias civiles y policías para reivindicar una equiparación salarial que había calado en la opinión pública de nuestro país. Esa plataforma tenía que tener una especial composición por la imposibilidad de que sindicatos y asociaciones profesionales pudieran convocar manifestaciones conjuntas.
Esa era la función de JUSAPOL, una plataforma que agrupara a policías y guardias civiles con un único fin: LA EQUIPARACIÓN SALARIAL. Una plataforma -NO SINDICAL- cuyos dirigentes repetían una y otra vez que JAMÁS SERÍAN SINDICATOS POLICIALES O ASOCIACIONES PROFESIONALES DE GUARDIAS CIVILES. Sin embargo, conforme se iban generando expectativas favorables y la marca JUSAPOL iba creciendo los sindicatos de policías detectaron que la marca les estaba haciendo competencia desleal, porque ellos hacían esfuerzos económicos y personales mientras JUSAPOL comenzaba a organizarse para formar un sindicato policial, además de tender la mano a una asociación de guardias civiles afín.
Por otro lado, las asociaciones profesionales de guardias civiles seguían apoyando a la plataforma económicamente, organizando traslado de asociados y dando difusión a las convocatoria de manifestaciones. JUSAPOL -nunca sería un sindicato de policía- porque los sindicatos se vendían, esa era alguna de las descalificaciones que pude oír. Hoy, JUSAPOL es un sindicato y JUCIL una asociación profesional con la intención de representar a policías y guardias civiles, pero ellos no engañarán a nadie, ni se venderán al mejor postor como denunciaban, porque ellos son de otro planeta, son puros y los miembros de los sindicatos de policía son impuros. JUSAPOL tiene todo el derecho del mundo a nacer como sindicato y JUCIL como asociación profesional, pero nacen de una mentira, insultando a compañeros y siguen mintiendo cuando mantienen que todo el esfuerzo económico y personal es de ellos; intentando desacreditar a los sindicatos y asociaciones profesionales que han participado en la lucha de la equiparación salarial. Los guardias civiles y policías hemos conseguido la equiparación salarial. Una equiparación lograda gracias a las asociaciones profesionales, sindicatos de Policía y la plataforma JUSAPOL, da igual el orden.
Una subida salarial para los funcionarios en activo, no para los retirados, una puntualización importante que lamento profundamente, pero más lamento que se trate de levantar falsas esperanzas a nuestros compañeros retirados. Ahora tendremos que luchar para conseguir que los compañeros que se retiren puedan tener las misma pensión que las policías autónomas.
Tendremos que trabajar duro y juntos todas las organizaciones, incluida JUSAPOL como nuevo sindicato y JUCIL como asociación profesional, pero cada uno con sus siglas, no sea que salga un JUSATRES y quiera apropiarse del trabajo y del esfuerzo de todos, incluido del trabajo de JUSAPOL. Seguro que las asociaciones profesionales, JUCIL incluida, habrá tomado nota y, por supuesto, los sindicatos de Policía y JUSAPOL. Caer en el mismo error sería imperdonable.
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