Hace un año, después de que en el Parque de San Amaro se robaran varios animales para venderlos en Marruecos ante la falta de control que sobre el lugar tenía la Ciudad Autónoma, se optó por adoptar una decisión que llevaba consigo la pertinente excusa.
Se cerró la puerta de acceso superior al Parque, que era usada por muchos ceutíes, con la excusa de que había nacido un cervatillo y, después del robo de algunos y la muerte por dejación de otros, se quería ganar en seguridad. Recuerdo que fue el propio consejero Gregorio García Castañeda el que confirmó que dicha puerta estaría cerrada, a lo sumo, dos o tres meses. Mentira. Una más.
Ha pasado un año y la puerta sigue cerrada y seguirá siendo así (este Gobierno es famoso ya en eso de incumplir lo que dice públicamente) porque nunca interesó salvaguardar la integridad de los animales y evitar su robo, sino impedir que fuera demasiado visible la dejación absoluta que se tiene con los animales en este Parque. Y lo escribo con fundamento. Allí murió un ciervo y nadie se dio cuenta de ello hasta que las personas que solían frecuentar el lugar lo denunciaron; allí robaron un cervatillo para venderlo en Marruecos y la Ciudad calló el asunto e incluso mintió diciendo que el animal estaba allí hasta que la evidencia dejó claro que no; allí han desaparecido todo tipo de pájaros porque entraban con impunidad y se los llevaban para revenderlos.
Todo esto lo denunciaban las personas que solían usar esa famosa puerta para ‘fiscalizar’ la labor que supuestamente debería llevarse a cabo perfectamente en el Parque. La cerraron para callar bocas, para fastidiar a los que, con su denuncia, querían un trato mejor para los animales. Las excusas ofrecidas son falsas. Se prefiere tapar que mejorar. El Seprona debería tomar buena cuenta de lo que está pasando, sin presiones, solo con verdades y hechos. De vergüenza.