Os saludo de todo corazón en estos días de Navidad y quiero haceros llegar la mejor de mis bendiciones para este año nuevo que próximamente comenzaremos.
El Santo Padre la pasada noche de Navidad en Roma abrió la Puerta Santa e inauguró el año Jubilar 2025. Un tiempo de gracia y de esperanza. El papa Francisco nos hace partícipes de este jubileo invitándonos a vivirlo como “Peregrinos de la Esperanza”. Un Año Santo caracterizado por la esperanza que no declina, la esperanza en Dios. Que nos ayudará también a recuperar la confianza necesaria —tanto en la Iglesia como en la sociedad— en los vínculos interpersonales, en las relaciones internacionales, en la promoción de la dignidad de toda persona y en el respeto de la creación. Que el testimonio creyente pueda ser en el mundo levadura de genuina esperanza, anuncio de cielos nuevos y tierra nueva (cf. 2 P 3,13), donde habite la justicia y la concordia entre los pueblos, orientados hacia el cumplimiento de la promesa del Señor.
Por ello quiero haceros partícipes de la Solemne apertura del Jubileo en Ceuta, que presidiré por delegación de nuestro Obispo, el próximo domingo 29 de Diciembre a las 12 horas. El Rito de apertura comenzará en el Pórtico de la Catedral y posteriormente en procesión nos desplazaremos a la Parroquia y Santuario de Santa Maria de África para continuar la celebración.
Durante todo este año, los fieles podrán beneficiarse de las gracias jubilares en este Templo, a su vez que por Decreto del Obispo, por las obras de piedad y misericordia, en el Centro de Inmigrantes de San Antonio. Las celebraciones litúrgicas tendrán lugar en la Parroquia de Santa Beatriz de Silva.
En esta nueva oportunidad que tengo de dirigirme a los Ceutíes hago mías las palabras del Papa Francisco en la Bula de convocatoria del jubileo del año 2025: “Dejémonos atraer desde ahora por la esperanza y permitamos que a través de nosotros sea contagiosa para cuantos la desean. Que nuestra vida pueda decirles: «Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor» (Sal 27,14). Que la fuerza de esa esperanza pueda colmar nuestro presente en la espera confiada de la venida de Nuestro Señor Jesucristo, a quien sea la alabanza y la gloria ahora y por los siglos futuros”.