Las elecciones generales y locales se acercan y los aspirantes a conseguir un sillón que les reporte unos buenos beneficios económicos mensuales en forma de nómina se empiezan a poner nerviosos. Muchos de los que ya disfrutan de un “buen sillón”, acompañado de un buen sueldo, están aún más nerviosos todavía si cabe porque quieren seguir pegándose la “vida padre” durante cuatro años más. Nunca ven el momento de retirarse, como es el caso del actual alcalde de Ceuta y algunos consejeros, los cuales por mucho tiempo que lleven, y por más quemados que estén, sin contar lo mal que lo hacen muchos de ellos, no hay quien los despegue del sillón. En el caso de Juan Vivas se ve que le ha cogido bien el gusto al coche oficial, cobrar un pastón y llevar el séquito que lleva cada vez que se mueve a cualquier sitio, séquito que por cierto, le cuesta un dineral a las arcas municipales.
El alcalde de Ceuta, me supongo, será de los pocos que lleven un policía local al lado cada vez que van a cualquier sitio de forma oficial o no oficial, así como coche oficial, asesores, fotógrafo, etc.
Por poner un ejemplo, la delegada del gobierno en Ceuta, aún siendo la representante del gobierno central en la ciudad, es poco dada a malgastar recursos policiales para cosas innecesarias y solo lleva escolta de la policía nacional cuando es necesario.
Por otro lado, a los presidentes de las Audiencias Provinciales y jueces de la Audiencia Nacional, hace ya años que el Estado les quitó los escoltas. No creo que sea muy justo que un alcalde vaya acompañado de un policía local a todos los sitios, con el gasto que eso supone, y que jueces de la Audiencia Nacional que llevan casos de terrorismo y narcotráfico a nivel nacional e internacional no lleven escoltas.
En el caso en concreto de los jueces de las Audiencias Provinciales y Nacional creo que es un perjuicio para toda la ciudadanía que no esté garantizada totalmente su seguridad y su integridad ya que son los representantes y garantes de la justicia, los que tienen que dictar sentencias, las cuales a veces pueden poner en peligro sus vidas. Debe de ser difícil impartir justicia cuando no hay una máxima seguridad para las personas que tienen que impartir justicia y enjuiciar a terroristas, narcotraficantes y demás indeseables que quieren imponer su “leyes” corruptas y cargarse el estado de derecho que tanto trabajo costó ganarlo. Todo esto sin olvidarnos de los cientos de políticos corruptos dispuestos a hacer lo que sea con tal de librarse de la cárcel.
Los alcaldes y demás políticos deberían de estar más para gobernar y dejarse de tanto malgastar dinero en ir acompañados de séquitos innecesarios, personal que bien se podrían dedicar a otros menesteres más productivos para los ciudadanos.