Llama la atención que el Gobierno no se haya pronunciado sobre la polémica suscitada este pasado fin de semana, después de que el líder de Ceuta Avanza, Javier Guerrero, dijera que en los centros de menores había presenciado cosas que a mucha gente no le gustaría. Llama la atención porque la institución municipal tiene el deber y la obligación de dejar de forma clara y transparente la gestión que se está haciendo en estos puntos de acogida, sin pasar por alto ninguna insinuación. Mucho menos cuando hablamos de menores, como es el caso. Y mucho menos cuando se señala a determinados funcionarios públicos.
Pero la Ciudad, que habla demasiado para valorar asuntos sin interés, calla en estos momentos cruciales. Equivocadamente considerará que no debe entrar en polémicas, pero es que en este caso patina porque no se trata de una polémica cualquiera, se trata de dejar clara la forma en que trabajan los que se dedican a atender a los menores extranjeros no acompañados que son acogidos cuando cruzan el Tarajal y que pasan a estar bajo la tutela de la Ciudad Autónoma para lo bueno y para lo malo.
Ayer Guerrero pedía disculpas a los miembros del Área de Menores, en otro paso más de esa estrategia que está siguiendo desde hace meses para airear determinados asuntos él solito, con detalles, entrando en un campo por mero interés político, digan lo que digan y ‘vendan’ lo que ‘vendan’.
La estrategia del exconsejero de Sanidad no me interesa, es interés suyo y de sus colegas de barco. En cambio sí que me interesa la callada por respuesta de la Ciudad porque mantenerla es una postura equivocada, todo un disparate cobarde. Me hubiera gustado leer también los distintos posicionamientos de los sindicatos representativos en el Área de Menores, rápidos cuando se trata de exigir mejoras económicas pero demasiado lentos cuando se trata de reaccionar ante consideraciones tan graves como las escuchadas este pasado viernes o que ahora se nos diga que hay una “manzana podrida” en este sector profesional.
La Ciudad está perdiendo el tiempo cuando no sale a defender un área tan sensible como la de menores, cuando no demuestra la valentía necesaria que se requiere ante un asunto tan grave, cuando ni siquiera se posiciona en un tema que supera límites.