La
Guardia Civil de Ceuta ha interceptado a 13
marroquíes que pretendían llegar a la Península a bordo de una pequeña embarcación. Una goma de reducidas dimensiones que habían elegido como vía para cruzar el Estrecho. Un pase arriesgado para sus vidas y protagonizado por 13 varones entre los que había varios
adolescentes. Y se da una coincidencia, algunos de los que han intentado este viaje a la desesperada son los mismos que la
Benemérita había interceptado pocas horas antes, en la tarde del martes, cuando esa vez emplearon una recreativa para conseguir el mismo fin. No lo han conseguido. De nuevo se han topado con los controles de un Servicio Marítimo que vigila las costas de forma permanente y cuyas salidas, en su amplia mayoría, se centran en evitar las fugas de marroquíes. No hay día en el que no se localice una de esas embarcaciones, no hay día en el que no se intercepte a un grupo de adultos o menores, de hombres o mujeres, intentando a la desesperada marchar de Ceuta.
En el caso de esta goma ha sido localizada a la altura de Calamocarro, a unas 4 millas al noroeste de Ceuta. La Guardia Civil avisó a la
Salvamar Atria, cuya unidad tiene su base en el muelle de España, que fue la que procedió al traslado de todo el grupo a tierra. La Policía Portuaria y la Benemérita esperaban en el puerto para tomar la filiación de los componentes del grupo que han sido reconocidos por la Cruz Roja para comprobar su estado de salud. La goma ha quedado intervenida. Una goma tan pequeña que podía haberse convertido en una auténtica trampa mortal para sus ocupantes, que iban completamente hacinados. Así se cuentan las travesías, día tras día. Así se cuentan en una autopista del Estrecho que en ocasiones es demasiado temeraria.