Opinión

Mena y la Legión (II)

1927-1931

“Ese cariño entre congregantes y legionarios no se circunscribe sólo a los intensos y emotivos actos que se viven en Málaga el Jueves Santo, desde que el buque de la Armada que trae a los legionarios atraca en el puerto, hasta que los tronos se encierran en Santo Domingo, ya en la madrugada del Viernes Santo. Eso sería quedarnos en las hojas, sin adentrarnos en el núcleo de una relación más profunda, en un sentimiento que se mantiene vivo y se acrecienta a lo largo del todo el año. La Congregación de Mena, La Legión y los malagueños. Su futuro está garantizado mientras haya un congregante y un legionario dispuesto a luchar por su pervivencia.”

La apoteósica participación de la legión en la procesión de 1930

Naturalmente la frustrada llegada de las fuerzas armadas legionarias a Málaga el Jueves Santo de 1929, dejó un mal sabor de boca tanto entre los mandos del Tercio como entre los cofrades de Mena. La ilusión y las expectativas creadas habían sido muchas.

Al Credo de Millán-Astray le faltaba algo, necesitaba el paso a lo trascendente, el salto litúrgico hacia lo divino.

Si en el aspecto humano, había alcanzado la cota más alta que imaginarse pueda con sus espíritus de compañerismo, sacrificio, dureza, trabajo, necesitaba el soplo de “espiritualidad” que superando lo puramente material llevase el consuelo en los momentos difíciles al alma atribulada… y sobre todo, el alimento del Padre en la hora suprema de la verdad.

“El morir en el combate es el mayor honor…..la muerte llega sin dolor….y a esa muerte le puso corona de gloria…el abrazo redentor del “Cristo de la Buena Muerte” .

El milagro se había producido, los legionarios tenían un Cristo, a quien no le importó la muerte, y la Congregación tuvo a sus hermanos predilectos, hermanados con la muerte.

Así pudo la voz cascada del legionario al romper la noche, con aquella saeta:

…dicen que a La Legión se ha alistado

Un Cristo crucificado…

Y así pudo decir nuestro General Pallás

“No somos mercenarios…somos monjes de una liturgia…

El Alto Comisario de España en Marruecos, Gómez -Jordana Sousa.

La Legión escolta al Cristo de la Buena Muerte 1930

Con la llegada del nuevo año 1930, a pesar de que el horizonte político y económico general de España comenzaba a ensombrecerse con la dimisión y posterior muerte prematura de Primo de Rivera, y la llegada de los ecos de la crisis económica mundial de 1929, desde el punto de vista de la participación de La Legión en la Semana Santa Malagueña, todo eran expectativas favorables. Las gestiones entre los altos mandos militares de nuestro Ejército acantonados en Marruecos, se redoblaron. Incluso el relevo en el mando legionario del coronel Sanz de Larín por el también coronel D. Juan José de Liniers Mugiro (28 de julio de 1929), al que la prensa malagueña nombraría (en numerosas ocasiones como “conde de Liniers”, confundiéndolo quizás con su hermano Santiago, segundo conde de esa casa, fallecido en noviembre de 1925) no supuso obstáculo alguno, antes al contrario, incluso una mejor acogida si ello era posible.

A mediados de marzo de 1930 todo estaba ultimado. Así afirmaba el día 20 de marzo el Hermano Mayor D. Joaquín Mañas a la Junta General reunidos en los locales de la Agrupación de Cofradías: “Seguidamente el Sr. Mañas dio cuenta de las gestiones realizadas con satisfactorios resultados, para conseguir que, la próxima Semana Santa, figure en la procesión una Bandera del Tercio, con escuadra de gastadores, cornetas y tambores”. A esta fuerza de La Legión, la acompañará su actual coronel, D. Juan José de Liniers y el Alto Comisario de España en Marruecos, el teniente general D. Francisco Gómez-Jordana Souza, Conde de Jordana.

"Así el Miércoles Santo del citado año 1930, el día 16 de abril, al menos dos periódicos malagueños (La Unión Mercantil y el Cronista) publican un llamamiento para que el público acudiese al puerto de Málaga a recibir a los 'legionarios' procedente de Ceuta"

En los días previos al Jueves Santo, los preparativos y los cultos revistieron el rigor y la devoción acostumbrada. El Domingo de Ramos, tras la misa de once y media en la Capilla ante los Sagrados Titulares y especialmente ante el “Cristo de Mena”, dispuesto sobre un catafalco para

la veneración masiva del pueblo creyente malagueño. Desde ese momento, quedó montada la entonces: “Tradicional guardia ante el Cristo de la Buena Muerte” por parte de cuatro congregantes que se prolongó como era habitual hasta las siete y media de la tarde del Miércoles Santo.

Así el Miércoles Santo del citado año 1930, el día 16 de abril, al menos dos periódicos malagueños (La Unión Mercantil y el Cronista) publican un llamamiento para que el público acudiese al puerto de Málaga a recibir a los “legionarios” procedente de Ceuta, y detallaban el itinerario por el que desfilarían hacia su alojamiento en el antiguo cuartel de Capuchinos. Por la similitud de ambos textos hace pensar en que fuese un comunicado enviado a la prensa por la Congregación de Mena. Reproducimos uno de esos textos:

“El Tercio, esa aguerrida tropa legionaria que es como un latido de España y que tan alto sabe poner nuestro buen nombre cuando estemos necesitados de su concurso, llegará a nuestra capital mañana a las cinco treinta de la tarde, en el vapor “Reina Victoria”, para hacer pública ofrenda de su fe, ante la milagrosa imagen de nuestro maravilloso “Cristo de Mena”.

Y por fin llegó el día tan esperado del Jueves Santo, el 17 de abril de 1.930. La Unidad expedicionaria de La Legión desembarcó puntualmente en el puerto de Málaga a las cinco y media de la tarde procedente de Ceuta, desfilando inmediatamente por la calle Larios hasta el entonces cuartel de Capuchinos, donde fue alojada entre el clamor y los vítores de los malagueños.

El desembarco de la Legión en el Puerto de Málaga 1930

Desembarco de La Legión: Málaga

“No en vano era la primera vez que, tras su brillante trayectoria en la Guerra de Marruecos, La Legión cruzaba el Estrecho, y desfilaba con toda su marcialidad y estilo inconfundible, por una ciudad de la península”.

La Compañía Transmediterránea dispuso un viaje extraordinario del vapor Reina Victoria.

Llegó una Compañía de legionarios con escuadra de gastadores, banda de cornetas y tambores, al mando de un capitán y cuatro oficiales. También llegó el coronel del Tercio, Sr. Liniers Mugiro. Al desfilar hacia el alojamiento llamó la atención el hermoso “carnero-mascota” de la Compañía por los adornos que lucía.

Ese mismo día, llegaba a Málaga, procedente de Granada el general Millán-Astray, según el corresponsal en Málaga del periódico “El Telegrama del Rif”, para pasar aquí las fiestas de Semana Santa; y según “El Cronista” para: “presenciar el desfile de nuestras cofradías” y presidir, en unión de las autoridades, la procesión del “Cristo de Mena”, en la que formarán sus legionarios”.

El Buque Reina Victoria trasladó a las primeras tropas de la Legión.

Primera procesión del Cristo de Mena, con la Legión 1930

Ya por la noche, a partir de las diez se inició desde la Iglesia de Santo Domingo la procesión en medio de una tremenda espectación. Como desde entonces ocurre siempre que La Legión desfila con su Cristo, en las calles malagueñas del recorrido procesional, no cabía un alfiler. La crónica periodística completa de aquella noche memorable, nos la proporciona, una vez más La Unión Mercantil: (la Unión Mercantil fue un periódico español de carácter vespertino editado en la ciudad de Málaga entre 1.886 y 1936. Durante su existencia contó con una buena situación económica y una sólida estructura, llegando a ser el diario más importante de Málaga y uno de los más importantes de la región andaluza durante el primer tercio del siglo XX).

“A la hora señalada oficialmente y con una organización singularísima y en extremo vistosa, inició su desfile este severo cortejo.

En la organización se destacaba la distribución de las fuerzas del “Tercio”, que prestaban al cortejo significada importancia y vistosidad.

Tras la escuadra de gastadores figuraba el “Guión” de mando de La Legión, transportado por un Oficial.

Daban escolta al coronel Sr. Liniers Mugiro, un grupo de Jefes y Oficiales legionarios.

El “trono” del Santísimo Cristo iba escoltado por una doble fila de legionarios y una sección al mando de su oficial.

Seguía al “Trono” la banda de cornetas y tambores de La Legión, qué con su insuperable ejecución de las marchas y la perfecta formación, llamaba la atención del público.

"La procesión regresó a su templo avanzada la madrugada, y durante su itinerario sólo elogios y alabanzas por doquier"

Al iniciar y terminar las marchas los legionarios accionaban con las cornetas, siendo ello causa de que el público prorrumpiera en murmullos de admiración y profundos aplausos.

Este espectáculo se intensificó más que en ninguna otra, en calle de Larios y plaza de la Constitución.

Las saetas se sucedían sin interrupción, y las exclamaciones y vítores no cesaron durante el desfile.

La presidencia se hallaba integrada por el marqués de Sotomayor (D. Juan Bautista de Nieulant y Villanueva; IV marqués de Sotomayor) que ostentaba la representación Real. La duquesa de Montpensier, el capitán Carranza y los directivos D. Eduardo Felipe y Fernández de Castro, D. Rafael Alcalá Chavero y D. Rafael Alonso en representación de la Hermandad.

El Almirante Carranza, el teniente alcalde Sr. Pogonoski, (en representación del alcalde), el teniente coronel Sr. Ballenilla, en representación del Gobernador Militar, el teniente coronel D. Joaquín Mañas, Hermano Mayor de la Congregación………cerraba la marcha procesional otra sección de legionarios y la banda de música del regimiento de Borbón.

La procesión regresó a su templo avanzada la madrugada, y durante su itinerario sólo elogios y alabanzas por doquier.

La experiencia resultó, según todos los testimonios única, inenarrable.

La Congregación por su parte, se volcó con sus invitados, obsequiando a Jefes y Oficiales con un banquete en los locales del Círculo Mercantil.

En la organización se destacaba la distribución de las fuerzas del Tercio, que prestaba al cortejo significada importancia y vistosidad.

El Hermano Mayor de Mena, algunas semanas más tarde, D. Joaquín Mañas dirigiéndose a los mandos de La Legión les aseguraba:

“Habéis sido la nota seria cumbre de la Semana Santa; habéis oscurecido todos los alardes de lujo de todas las Hermandades: para vosotros han sido todos aplausos, merecidísimos. Todavía, y a toda hora, sigue hablándose en Málaga de La Legión. Nuestra Hermandad es hoy la Hermandad de gran moda, la que se ha colocado en primera fila gracias a vosotros”

Después de la excelente experiencia del Jueves Santo de 1.930, con una Congregación de Mena y un pueblo malagueño volcados en aplausos, vítores y manifestaciones de cariño y atenciones hacia La Legión, esta va hacer gala, en los meses siguientes de su gratitud, hospitalidad y generosidad. En efecto, entre mayo y agosto de 1.930 se multiplican las visitas y los agasajos mutuos.

Los congregantes malagueños se desplazan por dos veces, a conocer en África los acuartelamientos legionarios. En concreto, en mayo llegan a Ceuta desde donde se desplazaron a Tetuán y “Riffien”, el primer cuartel de La Legión. En julio repiten de nuevo el viaje, pero esta vez con destino a Melilla, donde pasan una fraternal jornada con los legionarios de “Tauima”. Finalmente, en agosto es el coronel Jefe de La Legión, D. Juan José de Liniers, el que llega a Málaga donde es agasajado con todos los honores.

La primera de las masivas excursiones reseñadas fue una iniciativa personal del entonces Jefe de La Legión, para corresponder a la hospitalidad demostrada en la reciente Semana Santa por los congregantes de Mena:

Tantas demostraciones de agrado y hospitalidad no podían quedar desagradecidos por la hidalguía proverbial de La Legión, y a este fin invito a todos los cofrades en pleno para que vinieran a esta Plaza a ser nuestros huéspedes y a vivir unas horas en nuestro ambiente legionario.

Los congregantes visitan a la Legión en Ceuta

Los congregantes visitan Ceuta y Dar-Riffien.

La expedición de “menosos” partió de Málaga el 13 de mayo de .930 a bordo del vapor “General Fernández Silvestre” integrada por el Hermano Mayor D. Joaquín Mañas, con veintidós personas más. La recepción en el puerto de Ceuta a la caída de la tarde de ese mismo día fue entusiasta, con los muelles abarrotados de públicos, mientras lanchas y motoras rodeaban al barco disparando cohetes y bengalas.

Esperaban a los comisionados el coronel Sr. Liniers y todos los Jefes y Oficiales de La Legión con la escuadra de gastadores, banda de cornetas y tambores y música; esperaban también la banda de cornetas, tambores y la “nuba” del Grupo de Regulares de Ceuta.

sa noche se les ofreció a los invitados un vino de bienvenida en el “Casinillo” de La Legión. El 14 de mayo visitan el Cuartel de los Regulares de Ceuta, donde su Jefe, el teniente coronel Sr. Múgica les enseñó todas las dependencias, y posteriormente contemplar admirados los vistosos movimientos y ejercicios que llevaron a cabo dos Tabores.

Acuartelamiento de Dar-Riffien (a 6km de Ceuta).

Posteriormente, traslado a Tetuán donde cumplimentaron al Alto Comisario de España en Marruecos, Conde de Jordana, que es también devoto del Cristo de la Buena Muerte, prometió su presencia en Málaga durante la próxima Semana Santa. Al medio día los expedicionarios malagueños llegaron a Dar Riffien,casa solariega de La Legión, y modelo de acuartelamiento de la época con su ejemplar granja agrícola. Después de un almuerzo de hermandad de doscientos comensales, presidido por el Conde de Jordana. Al finalizar no faltaron los discursos entusiastas y patrióticos, del Hermano Mayor D. Joaquín Mañas y del coronel Sr. Liniers, que proclamó solemnemente al “Cristo de la Buena Muerte como Patrón de La Legión”. Y concluyó con la entrega al coronel D. Juan José Liniers y Mugiro, de un artístico pergamino del dibujante y congregante D. José María Revello y Cazar, “una magnífica ampliación del “Santísimo Cristo” y un valioso “Bastón de Mando” con que la Hermandad obsequia al prestigioso Jefe. Y por la tarde desfilaron por los directivos de Mena, dos banderas y un escuadrón de lanceros legionarios con un total de dos mil hombres. Cuartel de Dar-Riffien.

La intensa jornada concluyó de nuevo en Ceuta, donde en el Casinillofue servida una cena. En este acto llegó incluso a intervenir un representante de la tropa, el suboficial Francisco Canos Fernollosa.

La primera visita de un grupo de congregantes de Mena a Ceuta se completaría al día siguiente con una excursión en automóvil por varios poblados, fortificaciones legionarias, siendo despedidos finalmente en el muelle de Ceuta con el mismo ceremonial y concurrencia que a su llegada.

Primera guardia legionaria al Cristo de Mena.

Próxima colaboración

En el próximo y último capítulo de esta vinculación “Mena – La Legión”, desarrollaremos por este orden:

  • Los Congregantes visita a La Legión en Melilla.
  • La visita del Coronel Jefe de La Legión a Málaga.
  • La Legión en la Semana Santa de 1.931.
  • La ofrenda al Cristo de Mena de una urna que contenía tierra recogida durante la campaña de Marruecos, se había derramado la sangre de los legionarios.
  • Desembarco de La Legión en Málaga 1.931.
  • El cortejo procesional de Mena y La Legión.
  • Agasajos y homenajes.

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