Alrededor de 140 niños con entre 12 y 16 años
migrantes marroquíes solos que permanecen en Ceuta acogidos por la administración local en Piniers, Santa Amelia y La Esperanza desde mayo han disfrutado este miércoles de su primer día de instituto en los IES Almina, Abyla, Siete Colinas, Clara Campoamor y Luis de Camoens. Allí van a recibir mientras estén en Ceuta atención socioeducativa en horario vespertino hasta que puedan incorporarse a grupos ordinarios en función de su nivel de competencias en castellano y otras destrezas. Sólo tres horas después de recibirles, a las cuatro de la tarde, una profesora de uno de esos centros destacó a este periódico la “
educación” y el “respeto” con los que los chavales encararon su entrada en las aulas. “Qué maravilla”, valoró la docente frente a la corriente de opinión que no quiere verlos, aunque estén bajo la responsabilidad de España, ni en clase ni en calle, simplemente hacerlos desaparecer.
El Ministerio de Educación y Formación Profesional consiguió esta vez articular en tiempo récord un programa de atención pese a las reticencias de la Delegación acorde con la legislación vigente. Cada niño contará con un plan específico individualizado "que recogerá las medidas previstas para su progreso". En la atención educativa a este alumnado se deberán tener en cuenta "las causas que han dado origen a su incorporación tardía, las dificultades y los desajustes que conlleva la incorporación al contexto social, cultural y escolar, y la repercusión de todo ello en su desarrollo personal y en su aprendizaje". Aquellos que "por su conocimiento de la lengua castellana, sus circunstancias, historia escolar y nivel de competencia curricular" estén en condiciones de integrarse en un grupo ordinario, lo harán "de forma inmediata". Mientras eso pasa, el personal de SAMU que les acompañó en autobuses contratados por la Ciudad o a pie, se comportó como los progenitores de los que carecen. “Ahora, a portarse bien", se las oyó advertir ante las puertas del IES Siete Colinas, por ejemplo, mientras daban un caramelo al más pequeñajo que reclamaba algo de comer. “Aquí hay que cumplir las normas y hay un tiempo para cada cosa”, le advirtieron junto a las dos maestras que se harán cargo de cada uno de los dos grupos con 15 jóvenes adscrito al instituto de Puertas del Campo.
Los chicos llegaron a las aulas en las que fundamentalmente recibirán clases de castellano con ropa nueva formal y larga (el 'uniforme' en los centros de acogida consiste, en verano, en pantalones cortos y camiseta) y con mochilas de estreno. En cada una, dos cuadernos grandes por estrenar, bolígrafos en estuches todavía con etiqueta y merienda. "Vienen muy ilusionados y los que se han quedado en los centros lo han hecho 'enfadados' por no poder acompañarles", apuntó el personal que les acompañó, que lamentó que otros muchos de su misma edad se había quedado en los centros anhelando tener la misma oportunidad. Supuestamente la Ciudad sólo ha remitido al MEFP la lista de aquellos que ya están “reseñados”.
El plan de los maestros de la especialidad de Primaria asignados a uno por grupo es usar los primeros días de 'escolarización' de estos jóvenes para profundizar en el análisis de su nivel de competencias en castellano y otras destrezas. Las clases propiamente dichas se compaginarán con actividades deportivas. Al margen de los maestros, cada instituto contará con medio cupo de Pedagogía Terapéutica o Audición y Lenguaje, otro medio de profesor técnico de servicios a la comunidad, uno de orientación y medio de profesor de Secundaria para la coordinación (preferentemente, un jefe de Estudios del centro).