La VII Marcha por la Dignidad ha vuelto a recordar en Ceuta a las personas que fallecieron, en febrero de 2014, en su intento por cruzar a nado el espigón del Tarajal. Esa madrugada se escribió la tragedia del 6F que todavía hoy no ha tenido una resolución judicial firme. “Seis años han pasado desde aquel 6 de febrero de 2014, un día que marcó un antes y un después en nuestra frontera sur, por ello nos reunimos de nuevo en esta séptima marcha por la dignidad para pedir justicia y respeto a las víctimas y sus familias”, han denunciado en un manifiesto leído a pie de Tarajal.
La memoria de esas 15 personas sigue viva. Sobre lo que ocurrió aquella madrugada sigue habiendo múltiples versiones según quién cuente la historia. Los que murieron saben perfectamente lo que pasó. “Buscaban otra vida y encontraron la muerte”.
Cientos de personas se han unido en esta marcha que cada año cuenta con más participación de peninsulares y mayor eco fuera de España. Se sigue pidiendo lo mismo: justicia por los que ya no están y justicia para los que siguen intentando huir de África. “La maquinaria política, administrativa y judicial no hace más que poner trabas al derecho a un juicio justo porque las familias no pueden acudir como denunciantes ya que no se les concede un visado. Estas muertes siguen impunes. El pasado septiembre la Justicia reconoció que había indicios suficientes para continuar con el procedimiento, sin embargo el Fiscal recurrió y solicitó el archivo de la causa. Por ello la jueza tuvo que archivarlo, sin la acusación de la Fiscalía el resto de las acusaciones no podían ejercer acusación en solitario”, han expuesto ante cientos de oídos que seguían la lectura del manifiesto.
Más allá de Tarajal, durante toda la marcha que ha comenzado en la Plaza de África y ha terminado en el espigón, se han podido escuchar mensajes y ver multitud de leyendas en las pancartas. Se ha criticado a la “Europa que nos avergüenza” y se ha pedido una y mil veces justicia por quienes ya no pueden defenderse. “Esta Europa mira hacia otro lado ante la tragedia insoportable en el Mediterráneo, que se ha convertido en la mayor fosa común del mundo. Oficialmente en 2019 han muerto 1.319 personas, aunque sabemos que son más las víctimas directas de las políticas del cierre y externalización de fronteras. En este proceso además de ser testigos de maltrato y vulneración de los derechos fundamentales, somos también corresponsables y financiadores de dicho maltrato y fuerza ejercida sobre las personas migrantes en países terceros como Marruecos”.
Frente al espigón, el vecino país que aumenta su refuerzo con ubicación de cuarteles y colocación de más vallas y concertinas “con la ayuda económica de España y la Unión Europea. Se ha creado un nuevo vallado a escasos metros de España, repleto de concertinas y la represión por parte de la gendarmería marroquí no cesa”. Las devoluciones en caliente y las exprés siguen produciéndose tanto con gobiernos de la derecha como con el de las llamadas fuerzas progresistas: PSOE y Unidas Podemos, que han avalado que sigan produciéndose en la Frontera Sur de Europa.
Y a toda esta situación se suma una parte de la sociedad que acoge como válidos los mensajes falsos en contra de los inmigrantes, lo que “supone una importante victoria para aquellos que vienen escondiendo el racismo y la xenofobia detrás de la incorrección política. Continuamente vemos cómo, con la complicidad de políticos irresponsables, hoy se difunden bulos sobre quiénes salvan a gente de morir en el mar; se ha conseguido que el acrónimo ‘menor extranjero no acompañado’, que no es más que un niño que vaga solo por el mapa, sea casi un sinónimo de delincuente. ¿En qué momento dejamos de tener humanidad? No permitamos que esto envenene de odio y discriminación a la sociedad”.
En el Tarajal se ha pedido otra política migratoria “porque es posible”. “Seguiremos viniendo hasta que haya justicia y reparación para las víctimas y familiares del 6F, hasta que no dejemos de ver muerte, violencia, impunidad, vulneración de leyes y derechos humanos cada día en nuestras fronteras”.
A pie de espigón se ha vuelto a rendir homenaje a los muertos, se ha recordado sus nombres y sus últimas horas de vida justo en el arenal que fue testigo de lo sucedido aquella madrugada. Con la renovación de la placa colocada en su memoria, se ha cumplido con un acto que vino para quedarse y que viene a simbolizar que aquel 6 de febrero no se olvida, aunque sean muchas más las historias dramáticas vinculadas a la inmigración que han tenido a Ceuta, a sus costas y a sus vallas, como testigos de lo sucedido.
En el cementerio de Santa Catalina descansan cinco de aquellos muertos, el resto quedó en Marruecos. Sus familias conocieron la pérdida, todos menos uno fueron identificados. Hoy, seis años después, queda por conocer la decisión de la Audiencia Provincial de Cádiz con sede en Ceuta para saber si, finalmente, el ‘Caso Tarajal’ se verá en los tribunales o quedará por siempre en la memoria y en las crónicas periodísticas.
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