Pocos recuerdan y algunos no habían nacido, cuando a poco de entrar en el período llamado de Transición tras la muerte de Franco en 1975, los sindicatos iniciaron sus reivindicaciones tanto tiemplo aplazadas. Con tradición, afiliados y experiencia acumulada de años, la Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO) superaron los llamados Sindicatos Verticales que desaparecieron enseguida. Había que negociar convenios colectivos y responder a las demandas, pero los empresarios no estaban organizados ni a nivel nacional y menos aún provincial o local.
Así nació en Madrid durante 1977 la Confederación Española de Organizaciones Empresariales de España (CEOE); en 1979 la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) y ese mismo año en Ceuta la Federación de Comercio, que era la actividad predominante por la llegada masiva de compradores de la Península, conocidos entonces cariñosamente como paraguayos, porque todos compraban los baratísimos paraguas de importación. Evidentemente, era necesario agrupar también las otras actividades empresariales de la ciudad por lo que en 1984 se constituyó la Confederación de Empresarios de Ceuta (CECE). Y algo parecido ocurrió en Melilla.
Enseguida los comerciantes y representantes de otros sectores económicos de las ciudades norteafricanas se dieron cuenta que no podían permanecer aislados. Eran tiempos en que la mayoría en el poder en Andalucía no había aceptado a Ceuta y Melilla y además tampoco se disponía de Estatuto propio, por lo que políticamente estaban aisladas. Sin embargo, en el ámbito empresarial no surgió este problema porque la CEA, gracias a las gestiones de su Secretario General Antonio Carrillo Alcalá, facilitó la asociación de los empresarios ceutíes a la patronal andaluza, apresurándose a visitar Ceuta con el Presidente de entonces que era Manuel Martín Almendro.
Y lo mismo sucedió con CEOE, ya que su Secretario General y el mismo Presidente, acogieron a la Confederación de Empresarios de Ceuta con el mismo afecto e interés que los andaluces.
Los empresarios en general disponían ya entonces de las Cámaras Oficiales de Comercio, Industria y Navegación, de afiliación obligatoria, pero su función se limitaba a defender los intereses generales de la empresa en sus circunscripciones, pero no podían hacer frente a la negociaciones con los sindicatos ni a la defensa de intereses sectoriales o incluso de alguna empresa concreta. Así, las organizaciones llamadas patronales aceptaron el reto de asumir las negociaciones en convenios colectivos, la reacción ante las huelgas, el asesoramiento de los gobiernos en temas concretos y otras tareas conflictivas.
Como han pasado los años
Parece que fue ayer cuando el 12 de julio de 2004 se celebró en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Torremolinos el 25 Aniversario de la constitución de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), cuya Asamblea constituyente tuvo lugar en ese mismo sitio el 11 de julio de 1979.
Cientos de empresarios llegados de todas las provincias andaluzas abarrotaban dos salas de dicho Palacio de Congresos y existía gran expectación por tratarse de un acto realmente entrañable para los representantes de las organizaciones empresariales que se dieron cita allí. De Ceuta acudió el Presidente de la Confederación de Empresarios (CECE) y una nutrida representación de miembros y simpatizantes que pudieron conocer la situación aquel 2004 a través de las palabras del Presidente de la CEA Santiago Herrero y del también Presidente de CEOE José María Cuevas que hizo una referencia a la importancia del acto que se celebraba y, a continuación, recalcó que en aquellos momentos la patronal española se enfrentaba a un nuevo reto al iniciar negociaciones con gobierno y sindicatos para afrontar debidamente las novedades del mercado laboral y económico que se avecinaban.
Pero es que, casi sin apreciarlo, transcurrieron otros 15 años y el pasado 21 de marzo ya de 2019, tuvo lugar el 40 aniversario de la patronal andaluza, esta vez en el Palacio Convento de la Magdalena en Antequera, donde se dieron cita más de 600 empresarios de todos los rincones de Andalucía. Fue un acto emocionante en el que, aparte de los contenidos, quedó claro que los asistentes valoraban la labor de las organizaciones empresariales por defender la libertad de empresa su trabajo a favor del bien común y del progreso que se aporta a los países en planos tan importantes como el empleo, la generación de fondos y el desarrollo de una clase media que, en muchos casos, significa la salida del subdesarrollo y la entrada en la esfera de los países desarrollados.
Conclusiones
Recientemente, un empresario de Ceuta proponía la necesidad de hacer un balance de lo conseguido por la organización empresarial local para solucionar los problemas de la ciudad. Ampliado este concepto a nivel nacional, queda claro que las confederaciones de empresarios y su unión a nivel estatal, presentan un balance muy positivo en cuanto a asesoramiento eficaz, cumplimiento de objetivos y defensa de los empresarios, junto a la consecución de un desarrollo sostenido de la economía del país y sus distintas regiones.
Es evidente que la unión de todos es otro factor positivo. En los 12 años que presidí la Cámara de Comercio, Industria y Navegación y la Confederación de Empresarios de Ceuta, pude asistir a varias reuniones del Consejo Superior de Cámaras de Comercio de España, donde se criticaba a otras organizaciones empresariales, poniendo de manifiesto en esa época, que había un enfrentamiento que, también a Melilla, nos parecía totalmente fuera de lugar. Todo esto quedó superado y actualmente la eficaz estructura existente garantiza una unidad de acción que resulta imprescindible. Las Cámaras de Comercio y las Confederaciones de Empresarios deben dialogar y marcarse objetivos comunes, lo que siempre fue defendido por la CEA, siendo una realidad en Andalucía.
En este orden de cosas, es preciso citar la unión de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), tanto a CEA como a CEOE con lo que la cohesión empresarial se ha fortalecido considerablemente.
Y en el acto denominado acertadamente Generando progreso para conmemorar el 40 aniversario de la CEA, quedó claro que existe una voluntad compartida por caminar todos juntos hacia el desarrollo sostenible de España.
Generando progreso
Tras la intervención del Secretario General de la CEA Luis Fernández-Palacios y del Alcalde de Antequera Manuel Barón, tomó la palabra el Presidente de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa de España (Cepyme) Gerardo Cuerva que, precisamente, pertenece a una familia granadina, vinculada a los primeros pasos del movimiento empresarial en Andalucía que representaba en el acto a miles de los más modestos negocios de nuestro país.
Y un video expuso gráficamente la historia de la CEA a través de los últimos 40 años. Pasaron en imágenes personajes tan destacados como los Presidentes Manuel Martín Almendro, Manuel Otero Luna, Rafael Álvarez Colunga, Santiago Herrero, Javier Ciezar y, desde luego, el Secretario General que acompañó a todos los citados Presidentes, el ceutí Antonio Carrillo Alcalá, que por cierto recibió un prolongado aplauso de los asistentes.
Tras la entrega de distinciones a los citados dirigentes o sus familiares, tomó la palabra el actual Presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA ) Javier González de Lara y Sarria, que explicó precisamente la labor desarrollada en la larga historia de la organización y los proyectos de futuro para seguir adaptando la clase empresarial andaluza a los nuevos tiempos.
Para cerrar el acto que se denominó precisamente Generando progreso, intervino Antonio Garamendi Lecanda, Presidente la de Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), que puso sobre el tapete la unión entre los empresarios de España y la franca colaboración existente entre las formaciones de todos los sectores unidos en una prestigiosa organización de ámbito nacional. La aprobación general a sus palabras dejó claro que los empresarios permanecen y permanecerán unidos.
En este caso, como en la celebración del 25 aniversario de la CEA, estuvo presente una nutrida representación de Ceuta y Melilla encabezada por los Presidentes de ambas Confederaciones, expresidentes de Ceuta y destacados empresarios de ambas ciudades que por cierto tuvieron un reconocimiento emocionado de la hasta hace poco responsable de Melilla, Margarita López Armendáriz.
Cuando se unen memoria e historia, agua y aceite, se da pábulo a la manipulación. La memoria es individual y subjetiva además de tendente a distorsionar lo sucedido, máxime cuando han pasado décadas de los sucesos. Basta realizar una simple prueba: grabar o escribir un relato pormenorizado de un hecho que nos haya sucedido recientemente; dejar pasar varias semanas e intentar recordarlo sin recurrir a la grabación o escrito. Seguro que hay cambios, añadidos y omisiones. Si pasan años o décadas el relato estará bastante distorsionado.
La historia es profesional e intenta ser objetiva, sustentándola en documentos y objetos de todo tipo: fotografías, vídeos, restos arqueológicos, cartas, documentos oficiales, manifestaciones de protagonistas (memoria), diario de sesiones de parlamentos, artículos de prensa, mítines, propaganda, etc. Siempre intentando acaparar el mayor número de datos y documentos para contrastar y verificar.
Dejemos la memoria en su sitio y a la historia, a los historiadores, en el suyo.