Sara y Beatríz son unas mellizas de Ceuta que desde el
inicio de curso acuden a colegios distintos. Este es su primer año de escolarización y las han separado negándoles la posibilidad de asistir al mismo centro educativo. Pertenecen a una familia monoparental y su madre lamenta el “grave perjuicio emocional” que está causando este hecho en las pequeñas.
Tienen tres años y, del mismo modo que el resto de niños de su edad, este curso han iniciado primer año de Infantil; una en el colegio Ciudad de Ceuta y otra en el
C.E.I.P. Mare Nostrum. “Solicité plaza para ambas
en el ‘San Daniel’, pero no las admitieron dándome la opción del ‘Mare Nostrum”, explicó su madre, Yolanda María Carrera. Pero al término de la adjudicación de vacantes, solo admitieron a una quedándose su hermana fuera por “falta de plazas”, remitiendo a la otra al ‘Ciudad de Ceuta’. Según contó Yolanda a El Faro de Ceuta, esos tres colegios eran los que le correspondían por cercanía ya que la familia vive en la zona del Polígono.
Esta situación repercute directamente en las escolares que, además de hacer frente al nuevo desafío de asistir al colegio y separarse de su madre, lo están haciendo lejos la una de la otra. “Mis hijas llevan toda su vida juntas, estar separadas en el colegio les está afectando”, indicó su madre. Según este testimonio, una de las hermanas que siempre ha sido “más extrovertida”, lleva un tiempo apesadumbrada y entra llorando al centro educativo preguntando “dónde está su hermana”.
“El Ministerio me dijo que renunciara a la plaza del ‘Mare Nostrum’, pero ese colegio es afín a mis principios y con un proyecto educativo que quiero para ellas”, narró esta madre, manifestando su derecho de poder escoger el centro de sus hijas. Contó que la solución que el Ministerio de Educación le ofreció fue esperar hasta el 31 de diciembre, coincidiendo con el final de primer trimestre lectivo, por si alguna plaza quedaba libre pero que “no podían asegurar” que las niñas completaran el curso juntas. En este punto, Yolanda solicitó la “reunificación familiar”, algo que se aplica en casos extraordinarios como este, que consiste en “hacer una excepción” en el ratio de alumnos para incluir a un niño o niña en un centro donde ya está cursando su hermano o hermana. Pero esta solicitud todavía no ha llegado a término a pesar de las insistentes quejas de Yolanda y de la presentada en el Defensor del Pueblo que tramitó a mediados de septiembre. “No entiendo por qué en otros colegios como el ‘Lope de Vega’ se supera el ratio de niños y en el ‘Mare Nostrum’ no pueden hacerlo”, instó.
Problemas para conciliar
Al daño emocional que causa la separación de las pequeñas se suma la dificultad de su madre para poder atender dos horarios distintos. Una niña entra al colegio a las 8.45 y la otra a las 8.50 horas, algo que obliga a su madre a correr, literalmente, para llegar a tiempo. “Encima me dicen que si llego tarde tres veces me enviarán a una trabajadora social”, expuso. Esta madre teme el momento de las reuniones en los centros, funciones escolares o demás citas en los colegios en los que se verá obligada a escoger entre una hija o la otra. Y a la hora de la salida del colegio “es mucho peor”, mentó esta ceutí que asegura que su hija “piensa que la han abandonado” al no acudir nadie a recogerla a la vez que el resto de niños, ya que su madre está en el colegio de la otra.
El único ingreso con el que subsiste esta familia ceutí es el de Yolanda, quien es autónoma y dueña de un negocio que está viéndose afectado por esta situación que le imposibilita cumplir la jornada laboral establecida y atender a sus clientes ya que “se pasa el día” intentando cumplir con los horarios.
“Yo estoy sola para todo, las niñas no tienen padre por elección y mi abuela de casi cien años también vive con nosotras. No tenemos la categoría de familia numerosa ni ninguna ayuda del Gobierno, se supone que mis hijas deben comer con mi sueldo pero esta situación me impide hacer mi turno de trabajo completo”, contó.
Además de la queja al Defensor del Pueblo, Yolanda se esta informando para presentar una denuncia incluyendo un informe psicológico que avale el perjuicio emocional de las niñas. Con todo, esta madre solo espera que la reunificación familiar se posibilite en su familia para poder atender a sus pequeñas como le gustaría sin verse obligada a escoger entre ellas y sin causarles problemas emocionales.